Cuando se cumplen dos años de la liquidación del Banco Popular, el 7 de junio de 2017, y su posterior venta al Santander por un euro, sus antiguos gestores están envueltos en una maraña judicial tanto dentro como fuera de España.

Apenas tres meses después de que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) ejecutara, a instancias de la Junta Única de Resolución (JUR), la liquidación del banco, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu admitió a trámite las querellas contra los dos últimos presidentes del Popular, Ángel Ron y Emilio Saracho, sus respectivos consejos y la auditora PwC.

Desde entonces, Ángel Ron, que presidió la entidad durante una década, y su sucesor, Emilio Saracho, que estuvo al frente del Popular 108 días, se han enzarzado en un cruce de acusaciones cuyo tono ha ido subiendo a medida que más y más accionistas se han sumado a las querellas y demandas abiertas en juzgados de España, Europa y Estados Unidos.

Entre las declaraciones más duras y extravagantes de ambos exdirectivos, y de otros protagonistas del drama, destacan las siguientes:

Ángel Ron (presidente del Popular entre marzo de 2006 y febrero de 2017:

-"El Banco Santander hizo un 'excelente negocio' con la compra de la entidad por un euro, si se tiene en cuenta que el banco que preside Ana Botín obtuvo un retorno de más del 20 % tras la operación".

-"La adquisición -por parte del Santander- fue un atropello flagrante'.

-"Hubo claramente una confiscación del patrimonio de los accionistas, cuyo beneficiario fue el Santander".

-"Las cuentas del banco siempre reflejaron su imagen fiel, algo que avalan todas las autoridades implicadas pero también la propia JUR, que dijo no sólo que el banco era solvente sino que cumplía los mínimos regulatorios, pero había quien quería controlar el banco para hacerse con el inmenso botín que suponía".

-"Mi salida del banco ha sido 'atropellada' y Saracho estaba incluso dispuesto a montar una tómbola para vender la entidad".

-La llegada de Saracho al banco fue "como si se conduce un avión comercial como si fuera un caza; el avión llega al aeropuerto, pero la tripulación y los pasajeros se mueren, porque si se empiezan a hacer descensos en picado, al final, lo que ocurre, y ocurrió, es que se pierde la confianza".

-Saracho "me dijo que un principio básico en su labor de banca de inversión era infundir pánico", especialmente entre las autoridades, por lo que quería trasladar la idea de que estaba dispuesto a estrellar el avión en las puertas del Banco Central Europeo (BCE)".

-"El Banco fue siempre transparente".

Emilio Saracho, presidente del Popular entre febrero y junio de 2017:

-"La entidad engañaba, era un desastre, una caca, y con un valor muy cercano a cero".

-"La evolución de la acción nunca me quitó el sueño porque sabía que tendía a cero, ya que el Banco Popular era incapaz de dar una buena noticia".

-La reexpresión de cuentas del ejercicio 2016 "incluía algún ajuste que era una trampa, ilegal e irregular".

-A principios de 2017 fue "la tormenta perfecta, porque el banco ya había consumido todo el capital captado en su última ampliación y había probabilidades de que hubiera incumplido la ratio de liquidez, una situación grave, categoría 1 de terremoto".

-"La entidad era una bomba que podía haberse llevado por delante los ahorros de miles de depositantes y que, de no haber actuado como lo hizo, el desenlace hubiera sido mucho peor.

-"Ahora tengo que oír un día sí y otro también que yo venía a hundir el banco; algo increíble, es como decir que es el bombero el que quema la casa".

-"No soy tan imbécil como para ignorar que el banco podía ser vendido el mejor postor".

-Sobre su nombramiento al frente del banco, teniendo en cuenta que era un experto en banca de inversión que venía de JP Morgan: "Se interpretaría como ponerle un lazo rojo o el cartel de 'se vende' a la entidad".