La llegada del buen tiempo trae consigo el inicio de la temporada de los festivales de música. Desde hace unos años, ciudades de todo el país pujan por esta modalidad de música en vivo que arrastra a millones de asistentes, nacionales y extranjeros, genera cada vez más dinero y que ha enriquecido la oferta del entretenimiento, tal y como muestra el informe de ‘Los festivales de música en España’ de la escuela de negocio OBS.

Las cifras de 2018 confirman la consolidación del nuevo modelo de la música en vivo, que ya encadena cinco años consecutivos en los que sus números no paran de crecer. El pasado año facturó 334 millones en nuestro país, según la Asociación de Promotores Musicales (APM), un 24% más que en 2017. Una cantidad que solo cuenta con la venta de entradas y que se duplica si se incluyen la venta de artículos promocionales, las ayudas públicas y los ingresos de patrocinios. 

Los grandes festivales recaudan en taquilla más de la mitad de la facturación y suponen más del 20% de los asistentes a estos circuitos. Festivales como Sónar, el FIB de Benicasim, Bilbao BBK Live, Mad Cool Festival y Primavera Sound han conseguido colocarse entre los principales del mundo gracias a su organización y a los los artistas que año a año han sido subiendo a los escenarios. 

En España se celebran cerca de 1.000 encuentros musicales al año a los que acuden 27 millones de asistentes. Los festivaleros superan ya a los aficionados al futbol, tal y como indica OBS. La participación de artistas internacionales de reconocido prestigio ha favorecido el desarrollo del turismo musical. Nuestras ciudades se convierten así en un imán con gran impacto en el lugar donde se desarrollan. 

España ocupa el primer lugar como destino de viajes a festivales de música según la Asociación de Turismo Musical de España. El año pasado el número de estos visitantes tuvo un incremento espectacular de 116%, según Ticketmaster. Las previsiones mundiales para los festivales de música el próximo año acompañan al alza el fenómeno de la festivalización, con estimaciones que pueden llegar a superar los 4 billones de euros el próximo año, según Reason Why.

FINANCIACIÓN

Entramos en una nueva etapa de la industria musical en la que, de acuerdo a los expertos, es necesario profesionalizar el sector para seguir creciendo, mejorando la seguridad, buscando la sostenibilidad de los eventos, integrando el espectáculo en el entorno local y trabajando para seguir sorprendiendo al público. 

Algo relevante si se tiene en cuenta las cifras de este negocio. El impacto económico total fue 5.600 millones, el 44% concentrado en Cataluña. La evolución positiva en los últimos cinco años eleva su contribución socioeconómica, hasta representar un 0,5% del PIB. De hecho, sólo el Sonar podría estar generando más de 6 euros de PIB en la región por cada euro de gasto del organizador, según OBS. 

Sin embargo, los recortes del gasto público en Cultura ha obligado a los festivales a buscar otras formas de financiarse. Esto se pone de manifiesto con el incremento del precio de las entradas,  un 8,3%, según el European Festivals Report 2018. Un dato que preocupa ya que puede repercutir directamente en el número de asistentes, en especial entre los más jóvenes.

El presupuesto medio de festivales de música en España está en más de 639.000 euros. el 60% se lo llevan los cachés desorbitados de los artistas. Una cifra que ya se lleva más de lo recaudado por la venta de entradas y abonos, que supone el 57% de los ingresos, según un estudio realizado por la escuela de negocios ESADE. Es necesario contar con otras formas de financiación que puedan hacer sostenibles estos espectáculos. Los patrocinios representan el 11% y las ayudas públicas el 7%, según APM. Otras dos fuentes importantes de ingresos son los consumos en las barras del propio festival y el ‘merchandising’.

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