Desde que llegó a España el iPhone 3G hace una década, y con él toda la fiebre de los teléfonos inteligentes, el índice de precios al consumo (IPC) ha crecido un 11%, según datos del INE. Sin embargo, pocas veces se menciona cómo los móviles han hecho que nuestras vidas sean más baratas. Mucho más baratas.

En este artículo vamos a analizar hasta qué punto la existencia de los smartphones ha llevado a abaratar la vida de los españoles, contemplando distintas partidas que se han abaratado o que, directamente, han desaparecido.

¿Cuánto gastabas en taxi?

En EL ESPAÑOL creemos en algo tan poderoso como coger el teléfono y utilizar la app MyTaxi para pedir un coche. Pero reconozcamos que antes de la llegada de las aplicaciones las emisoras nos tangaban pero bien. ¿Cuántas veces pediste un taxi a una emisora y te encontraste que el taxímetro ya marcaba muchos euros? A eso hay que añadir la competencia en servicio y precio de las VTC como Cabify.

¿De verdad te hace falta un ordenador?

Muchos españoles utilizaban los ordenadores exclusivamente para realizar cuatro tareas básicas. ¿Cuántos señores mayores conoces que sólo los utilizaban para enviar y recibir correos electrónicos, imprimir una foto aquí o allá o jugar al buscaminas? Un smartphone moderno tiene más capacidad que muchos de los ordenadores que se vendían cuando salió a la calle el iPhone 3G.

Mucha gente de alta productividad sigue necesitando ordenadores, y los ‘gamers’ se han convertido en un nicho perfecto para los fabricantes. Pero los móviles y las tablets han hecho que muchos usuarios no los necesiten.

¿Mapas de carretera con guías de restaurantes?

Los mapas de carretera con recomendaciones de sitios donde comer se han visto superados por un millar de aplicaciones. Desde los mapas gratuitos con opciones de navegación incorporadas y gratuitas, hasta los recomendadores de restaurantes y actividades como Tripadvisor, basados en las experiencias de otros usuarios. 

¿Cámaras de foto o de vídeo?

Wim Wenders decía hace poco que la fotografía está más muerta que nunca. “El problema con las fotos del iPhones es que nadie las mira”, señalaba Wim Wenders en una exposición de sus Polaroids. “Incluso quienes las hacen no las miran, y desde luego no hacen copias”, afirmó.

Quizá el director exagere, dado que siguen vendiéndose cámaras digitales de alta gama a los aficionados y profesionales a la fotografía. Pero el mercado de cámaras pequeñas se ha desplomado. Aunque fueron las cámaras digitales las que mataron a las analógicas, los móviles han propinado un duro golpe a las anteriores. Según los datos de la patronal de las cámaras, la japonesa CIPA, si en 2010 el sector de las compactas digitales estaba en su apogeo, con más de 100 millones de unidades vendidas al año, en 2018 se venderán poco más de diez millones.

Revelado

Siguiendo la “doctrina Wenders”, parece que la gente imprime cada vez menos. Lo que desde luego ya no hace es revelar fotografías. Como ya hemos dicho, el final de la fotografía analógica tiene más que ver con la digital que con el móvil. Pero fueron los móviles quienes han desarrollado un ecosistema de imágenes y vídeos que pasa por Instagram, Pinterest o Tik Tok y no por enseñar álbumes a familiares u organizar pases de diapositivas para presumir de tus vacaciones.

Asimismo, Google Fotos no deja de recordarte tu vida pasada y enseñarte fotos de unas vacaciones de hace años o de tus hijos de bebés para que puedas hacer “ooooh” periódicamente.

Navegadores

Los fabricantes de navegadores para el coche han visto un gran declive en su negocio, desde el momento que un móvil con gran pantalla y un soporte hace lo mismo que ellos. Empresas como TomTom han reducido a su mínima expresión su oferta en las grandes superficies y han fiado su futuro a vender sus dispositivos a los grandes fabricantes de automóviles.

¿Siguen haciendo falta las calculadoras?

Pregunta a los estudiantes de ingeniería. Pero, más allá del mercado de las calculadoras científicas, está claro que el smartphone ha resuelto la necesidad de una pequeña calculadora para buena parte de los seres humanos. Los escolares que no pueden asistir al colegio con un teléfono tienen motivos para comprarse una, suponemos, pero está claro que ya no aspiran al mismo mercado masivo que antaño.

Politonos, imágenes y juegos para el móvil

Los más jóvenes no lo han vivido, pero hace no tanto los teléfonos menos inteligentes te obligaban a pagar para conseguir cosas como imágenes para adornar la pantalla, versiones simplificadas de canciones para utilizar como tono de llamada o juegos que costaban un riñón y ofrecían una experiencia jugable pésima, al menos para los estándares a los que nos hemos acostumbrado.

A eso había que sumar los productos de suscripción que ofrecían noticias en el móvil y otros contenidos, y que muchas veces eran verdaderos sacacuartos.

Comprar más barato

Con las aplicaciones reservas vuelos y hoteles con descuento, puedes conseguir mejores precios en un restaurante, tienes las tarjetas de fidelización en el móvil y eres capaz de aprovecharlas mejor.

Pero, además, tienes tiendas online realmente buenas que te permiten hacer la compra de forma más cómoda y, a menudo, rentable. ¿Cuántas veces has entrado en un establecimiento, has comprobado el precio y sólo lo has adquirido si no estaba a mejor precio en alguna tienda online?

Tiempo es dinero

Con la aplicación Cl@ve de la Administración es posible realizar trámites a través del móvil con mucha facilidad. Mucha más que la del DNI electrónico. ¿Pagar una multa con el descuento a través del móvil? Es cosa hecha.

Línea Directa y Bankinter están vendiendo de forma conjunta una tarjeta de crédito que te ofrece, a cambio de las compras, bonificaciones en el seguro. El proceso de contratación, aportación de la documentación incluida, es exclusivamente móvil.

¿Cuánto tiempo te ahorra la app móvil en viajes al banco para hacer transferencias, consultar saldos o realizar cualquier otro tipo de consulta y/u operación? Si tiempo es dinero, el smartphone es una mina de oro.

El aumento en la productividad

Gracias al móvil el teletrabajo es más que posible. Muchos trabajadores pueden lidiar con el día a día de la jornada mientras se toman un café en un bar, a través de herramientas de comunicación que hace unos años eran impensables, como Slack. Eso puede suponer importantes ahorros en infinidad de partidas. Puedes ahorrarte comer fuera, o la gasolina.

El tiempo que ganas gracias al móvil puedes reinvertirlo en el trabajo. ¿Un ejemplo muy obvio? "Tengo que ir al médico a pedir cita" se ha convertido en "coger cita al instante a través del smartphone". 

El teléfono

Nos olvidamos a menudo de cuánto dinero gastábamos en teléfono. Llamadas interprovinciales, llamadas desde cabinas, llamadas desde el hotel… El teléfono fijo es algo que en muchos hogares existe como reliquia y, salvo que iniciativas como Movistar Home lo resuciten, no parece que tenga un futuro muy brillante. Hace tiempo leíamos la anécdota de un niño que vio un teléfono fijo antiguo y pensaba que alguien había impreso en 3D el logotipo de WhatsApp. 

La voz móvil y el SMS

Si haces la cuenta de cuánto pagas por un servicio fijo-fibra-TV-móvil con datos y lo comparas con el precio de un Dúo teléfono-ADSL, más la cuenta del móvil y el precio del Canal+, te das cuenta de lo que es ahorro. Porque la voz móvil llegó a ser carísima en España.

Una de las mejores ofertas con independencia de la franja horaria que hubo en nuestro país estaba en 18 cént/minuto, era de la antigua Amena y suponía un descuento brutal. Hoy hablar por teléfono es, literalmente, gratis. A eso hay que sumar el desplome en la facturación de los SMS debida a WhatsApp, que se ha convertido en un nuevo estándar.

El fútbol

Hubo un momento en España que tener todo el fútbol obligaba a contratar varios servicios y costaba una verdadera locura cada mes. Hoy es todo mucho más sencillo y barato, por mucha guerra del fútbol de la que hablemos.

El vídeo

Cualquiera que haya comprado varios DVD al mes sabe cuánto cuesta, en comparación, tener Netflix, HBO o Amazon Prime Vídeo a tu disposición. Sin contar, claro, con Movistar+. Eso por no hablar de la caída de los videoclubs, de la eclosión de la pornografía gratuita en el móvil, o del auge de nuevas figuras mediáticas cultivadas en Youtube o potenciadas gracias a la web de vídeos de Google.

La música

Cambia “DVD” por “discos” y “Netflix” por “Spotify” y puedes utilizar casi sin cambios el párrafo anterior. Sólo que, además, tienes que aprovechar para matar el Walkman y los Discman.

La prensa

Salvo en prensa regional, donde el papel sigue siendo bastante importante, la circulación de los grandes rotativos se ha desplomado. No porque no interesen, sino porque los grandes medios se consumen a través de Internet.

La segunda mano

Comprar de segunda mano era un lío. Hoy es Wallapop, una aplicación que muchos usuarios utilizan de forma frenética para buena parte de sus compras. La posibilidad de elegir artículos cercanos y de elegir a los mejores compradores y vendedores hace más cómodo que nunca olvidar los artículos nuevos.

El coche particular

Muchos milenials jamás se comprarían un coche en Madrid, y muchos que no lo somos dejaremos de tenerlo gracias a que un buen transporte público se combina con servicios de compartición de coches, motos, bicis y hasta patinetes. Si sumas el taxi y las VTC, ir del punto A al punto B directamente y de forma multimodal en la ciudad no ha sido nunca más cómodo ni más barato.

La grabadora

Como periodista, no podemos comparar una grabadora con las maravillas de grabar con un Galaxy Note o un Huawei P20. Y, en general, los teléfonos actuales graban más que bien. ¿La mayor ventaja para nuestra profesión? Subir a Internet la grabación al terminarla. Hace años, un compañero tuvo que repetir una entrevista al presidente de una empresa, con el ceño subsiguiente, porque le habían robado la grabadora. Hoy, si eres listo, eso no te pasará.

Despertadores

No sabemos cuánta cuota de mercado le quedan a los despertadores por culpa del móvil. Y lo cierto es que la gente de Schneider nos dijo hace poco que los vendían bien. Pero nadie discute que, hace años, era mucho mayor. Los más mayores recordamos los tiempos en los que visitábamos los llamados “decomisos” para comprar electrónica de consumo. O pedíamos que nos la trajesen de Canarias. Hoy la gama se ha reducido drásticamente. Otra cosa es la recuperación de lo vintage. Pero lo vintage rara vez tiene que ver con el ahorro.

El odio

Hace unas cuantas décadas, para odiar en condiciones y que calase necesitabas una pequeña publicación, una emisora de radio, unos capuchones blancos, panfletos, muchas camisas del mismo color y unas antorchas. Hoy te basta con Twitter.

Odiar es tan cómodo gracias al móvil que Rorchach podría hacerlo desde el inodoro. Le bastaría con retuitear a Alex Jones o a Eduardo Inda, escuchar Infowars y apuntarse a algún gamersgate o comicsgate. Eso sí: es de justicia reconocer que ofenderse por cualquier cosa es ahora tan fácil y barato como odiar. 

Conclusión

Suma cuánto dinero te has ahorrado cada mes al no tener que utilizar servicios y productos que hoy te salen gratis o más baratos gracias al móvil. Si tienes más ejemplos de cómo ahorras gracias al móvil, escríbenos en los comentarios o a través de nuestra cuenta de Twitter, @empresas_ee, para contárnoslo.

Noticias relacionadas