La economía de Estados Unidos experimentó un crecimiento anualizado del 2,5% entre los meses de octubre y diciembre, una décima menos que el dato previamente divulgado y siete décimas por debajo de la expansión del 3,2% registrada en el trimestre inmediatamente precedente, según la primera estimación del dato publicada por la Oficina de Análisis del Gobierno, que sitúa así el ritmo de crecimiento en su tasa más lenta desde el comienzo de 2017.

No obstante, la desaceleración trimestral se debió a que estos aumentos se vieron compensados por las contribuciones negativas de la inversión en inventario del sector privado y por el aumento de las importaciones, que se deben restar en el cálculo del PIB.

En el conjunto del ejercicio, el PIB real de EEUU aumentó un 2,3%, ocho décimas más que el crecimiento registrado en 2016, cuando cerró el año en el 1,5%.

El impulso económico registrado en 2017 en relación al crecimiento de 2016 se debió principalmente al aumento del gasto del consumidor, de la inversión fija no residencial y al incremento de las exportaciones. De hecho, el gasto del consumidor, que representa más de dos tercios de la actividad económica de EEUU, creció al ritmo más rápido desde 2014, lo que impulsó las importaciones.