El verano de 2016 ha pulverizado todos los registros turísticos hasta la fecha. La datos en afluencia y pernoctaciones no dejan lugar a dudas. Se tratan de los mejores datos de toda la serie. No obstante, con motivo del día internacional del turismo que se celebra este martes 27 de septiembre, diversos colectivos alertan: tras estos buenos resultados se esconden unas condiciones no tan halagüeñas que ponen en peligro la buena rentabilidad económica del sector.

Pese a que en julio se han registrado los mayores datos de la historia por ingresos turísticos, un total de 10.257 millones de euros, el desembolso por visitante se redujo un 2,1%, hasta los 1.072 euros, según la última encuentra de Egatur del Instituto Nacional de Estadística (INE). A ello hay que unir la reducción de la estancia. La duración media de los viajes de los turistas internacionales es de 8,3 días, lo que supone un descenso de 0,6 días respecto a la media de julio del año pasado.

Evolución del gasto turístico. INE

Es decir, mientras que los principales indicadores (visitantes, afluencia, pernoctaciones…) no paran de crecer, otras variables como el desembolso o los ingresos no lo hacen en la misma proporción. El Banco de España refleja la ‘doble velocidad’ a la que crecen la llegada de turistas y cuánto se gastan. Los ingresos por turismo extranjero en España crecieron un 6,8% en el período enero-junio, hasta alcanzar un volumen de 22.651 millones de euros, según la balanza de pagos. Cabe recordar que durante ese mismo período, en los seis primeros meses del año, el número de turistas que visitaron España aumentó prácticamente el doble, un 11,9% en tasa interanual, superando los 32,7 millones de viajeros.

Unos datos que no son irrelevantes a la hora de generar riqueza. Los sindicatos CCOO y UGT advierten: “Tras el brillo de las cifras se esconde una cara “B” que pone en duda la sostenibilidad de un modelo profundamente injusto”, señalan. A su juicio, pese a los grandes datos de récord, el incremento salarial ha sido “tan sólo de un 1%, lo que evidencia que el crecimiento en este sector que no se está repercutiendo en los salarios de sus profesionales”.

Según datos de las organizaciones sindicales, “el bloqueo en la negociación colectiva sectorial ha dejado a un total de 431.532 trabajadores en un limbo laboral y con pérdida de poder adquisitivo”, a lo que hay que añadir los altos niveles de temporalidad en la contratación. “Se está consolidando un modelo de sector frágil, de gran volatilidad y con visión cortoplacista. Contratos parciales de corta duración y temporalidad con el acortamiento de las aperturas de hoteles de temporada”, explican.

¿Un turismo ‘low cost’?

El cambio de modelo parece evidente. Pese a todo, el índice de precios hoteleros ha registrado sus máximos niveles en toda la serie histórica. Los precios marcaron en julio su nivel más alto pero, por si fuera poco, el ritmo de subida también es el más elevado de toda la serie, que empezó en el año 2002. En concreto, los precios de los diferentes establecimientos hoteleros aumentaron un 7,47% respecto al mismo periodo del año anterior. No obstante, la subida parece que se ha moderado en agosto cuando los precios han caído 0,6 puntos respecto al mes anterior.

A ello hay que unir la aparición de alojamientos no regulados (como Airbnb), que han minado el crecimiento del sector. De los casi 65 millones de personas que viajaron a España hasta julio, más de 22,5 millones no pasaron ni una noche en nuestro país, lo que supone casi un 35% del total, según los datos de la estadística Frontur del INE. Un dato llamativo a primera vista que responde principalmente a la aparición de estos alojamientos. “Se está vendiendo la idea de que el sector turístico español se está reconvirtiendo hacia un modelo basado en el talento, la innovación, la calidad y la cualificación. No es cierto”, aseguran los colectivos sindicales.

Ello influye directamente en las pernoctaciones que, pese a que crecen ostensiblemente, no lo hacen en la misma medida que los viajeros. Durante los ocho primeros meses de 2016 las pernoctaciones crecieron un 7,8% respecto al mismo periodo del año anterior. El motivo que explica la masiva llegada de turistas es la inestabilidad social y política en los países competidores del Mediterráneo, como Turquía, Egipto o Túnez que permiten que ese turista que en condiciones normales no viajaría a España lo haga, por lo que el sector lo denomina como turista ‘prestado’.

Dependencia del mercado británico

Otro factor de éxito pero a la vez de incertidumbre lo marca la gran dependencia turística del mercado británico. En julio, uno de cada cuatro turistas que visitó España era residente en Reino Unido. Los británicos ya constituyen el 23% del total y no parece que este porcentaje decaiga ya que en este mes el incremento fue del 11,4% interanual.

No obstante, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, que ha conllevado una importante depreciación de la libra, puede ser un factor de riesgo importante a medio plazo. De momento, las consecuencias son inapreciables pero los expertos no descartan que para el último trimestre empiecen a notarse.

De hecho, los británicos son el principal país emisor en función del gasto (21,7% del total), muy lejos del segundo, Alemania (12,8%), según el INE, lo que podría traducirse en importantes pérdidas para el sector.

Atraer a otros potenciales mercados como el de los países nórdicos  -Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia- que son quienes más dinero desembolsan por turista 1.248 euros podría suponer una alternativa a la posible pérdida de ingresos procedente de las islas.

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