“I feel the Earth move under my feet” Carole King



Lo que la mayoría no esperábamos, ocurrió. El 'brexit' -como comentábamos aquí– abre una enorme cantidad de incertidumbres que ya se manifiestan en los activos de riesgo y en la moneda. Es curioso que en este país, y ante unas elecciones cruciales como las de mañana, los líderes de Unidos Podemos -los mismos que votaron en Europa hace unos meses una resolución para que los países se salieran unilateralmente del euro- hayan aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid para decir, se lo juro, que “el Reino Unido se hubiera quedado en la Europa” por la que ellos” luchan”. Es, cuando menos hilarante, por no decir aterrador, que digan que el 'brexit' es la consecuencia de la Unión Europea “de los mercaderes”

Vamos, que según Unidos Quebremos, Boris Johnson (el de “necesitamos más ricos y más capitalismo”), Nigel Farage y los conservadores británicos euroescépticos estarían encantados de seguir unidos a una UE liderada por Podemos, Syriza y Grillo. Es impresionante como la máquina de propaganda del populismo comunista utiliza el resultado de un referéndum para sacar la conclusión contraria. Toda la campaña a favor del 'brexit' se ha basado en que la Unión Europea se está convirtiendo en un supraestado burocrático e intervencionista que reduce las posibilidades de crecimiento y de libre mercado, y nuestros populistas dicen que se van por ser demasiado capitalista. Es de broma.

Como explicaba John Muller, “más Europa” puede ser una mala estrategia cuando más Europa se equipara a mayor estatismo, burocracia e intervencionismo. Los votantes británicos no han decidido salir porque esperaban ansiosos la Europa de la glorificación del Estado, de las nacionalizaciones y la intervención política que vende Podemos en el catálogo de almacén. Los que piensan que el crecimiento y el empleo se consiguen haciendo comités. En reino Unido han votado contra la llegada de esas opciones. Como explicaba Allister Heath en The Daily Telegraph contra una Europa que deriva hacia “un conglomerado transnacional gestionado por políticos”.



Por eso hace falta un voto contundente anti soluciones mágicas en España. Un voto contra los que piensan que los impuestos a la cultura son malísimos para la industria cinematográfica pero los impuestos a las empresas y a ustedes son buenísimos. Un voto contra la mayor subida de impuestos de la historia y el gasto político desbocado que usa como “ejemplo” la época de la burbuja. Contra los que consideran que llegar a acuerdos bilaterales con la primera economía y más prospera del mundo es malísimo, pero consideran estupendo asesorar o defender algunas de las economías más corruptas del mundo.

Un voto contra los que quieren apropiarse de nuestra libertad y primero prometen la arcadia feliz del gasto sin control y el déficit “relajado” mientras asumen crecimientos chinos, y luego -vaya por Dios- cuando no llega le echan la culpa a otro, hunden las pensiones y la economía y después, como favor, aprovechan una crisis para salirse del euro y hundir seguridad social, ahorros y crear un corralito. Pero ellos son muy pro Europa. Siempre que pague otro. Y el objetivo final es el inflacionismo depresor (no es casualidad que pongan como ejemplo el desastre de política monetaria de Kirchner o Allende).



No existen las secesiones expansivas ni las salidas ordenadas. Ayer, la libra, con un sistema financiero y monetario con décadas de historia, se desplomaba contra sus monedas de referencia. ¿Pero se piensan que la Pableseta no lo iba a hacer un 60% o 70%? Adiós sus ahorros, adiós sus pensiones y adiós su gasto social. Porque esas decenas de miles de millones de gastos que “prometen” con su bolsillo -el de ustedes- se convierten en decenas de miles de millones de recortes.



Pero hombre, es que ellos han votado a favor de salir del euro en febrero de 2016 como quien vota para que salga la octava película de Star Wars. Sin intención. Para despistar. No había otra cosa que hacer. Su compromiso, por favor, con Europa y el Euro es incuestionable… Mientras sus veleidades de gasto las paguen los alemanes o usted. Hasta el lunes. Si ganan.



¿Por qué? Destruir la economía por parte de señores que confunden IPC con PIB, que equiparan capital con deuda o que dicen que el mayor coste laboral de una empresa es el alquiler del local tiene una ventaja. Ellos se quedan para “salvar” del desastre que crean. Y en el proceso hay mucho cliente, mucho rehén y muchos favores.



Para que la Unión Europea sea un referente mundial tenemos que votar por partidos que crean en la competitividad, el valor añadido, la creación de empresas y la atracción de capital. Partidos que ponen el empleo y el crecimiento como pilares fundamentales, no salvapatrias que luego las rompen y hunden, y le echan la culpa a otro. Con una sonrisa.



Mañana nos jugamos España. Es la única verdad que dijo Pablo Iglesias en el debate pre-electoral. Nos jugamos también Europa. Unirnos a los países líderes o hundirnos en la entelequia del club de los perdedores. Avanzar hacia el crecimiento y ser de los mejores o quejarnos con la excusa del estancamiento. Porque detrás de Reino Unido pueden caer otros países que no aceptan el intervencionismo como religión. Finlandia, Holanda, etc.. Y si pensamos que la prima de riesgo la va a contener un Banco Central rodeado de países deficitarios y de baja competitividad, piensen de nuevo.



Mañana tenemos que votar en masa. Por todos nosotros. Un voto por un país que valora sus empresas y autónomos y las apoya para crecer y crear empleo, no las usa como cajero. Un voto por un país que ha sorprendido en todo el mundo saliendo de la crisis creando empleo y exportando más que nunca. Un voto por un compromiso con la estabilidad presupuestaria real, no un cuento de estimaciones basadas en multiplicadores inexistentes. Un voto por una España que no busca revanchas de privilegiados del algodón público, sino concordia y facilitar las condiciones para que las empresas crezcan, se cree mayor valor añadido y con ello mejores condiciones y sueldos para todos.

No solo a favor de todo lo que hemos construido en nuestro país -con errores, claro- sino para evitar caer en los mismos errores de Grecia o Portugal. Para que España se una a los líderes y muestre a los que han votado 'brexit' que se equivocaron, que no nos unimos al Club de los Suspensos para justificarnos, sino que llevamos al país, y a la Unión Europea, a ser una potencia económica y de competitividad, no una bomba de burocracia y estancamiento.

Sí, se puede empeorar. Y mucho. Pero hemos sabido salir de una brutal recesión y también se puede mejorar, y hemos demostrado que, cuando lo hacemos bien, nos salimos. España no se merece nuestra indiferencia. Mañana, votemos a favor del crecimiento y contra los unicornios.



Votemos para crear riqueza, no para redistribuir la nada.