Moody’s se ha pasado dos años queriendo subir el rating de la deuda española, pero cada vez que lo intentaba, siempre había algún factor que se oponía. Hoy le tocaba una nueva revisión de la deuda y el resultado ha sido mucho peor de lo que se podía estimar: ha mantenido sin cambios su calificación, en Baa2, pero ha rebajado su perspectiva, de positiva a estable.

La agencia advierte que la situación en España no es tan favorable como había estimado, lo que “limita la potencial mejoría de la posición fiscal de España y su trayectoria de crecimiento”. En otras palabras, que la agencia cree que había sobreestimado el impacto positivo de las medidas adoptadas en los últimos años.

Las reformas estructurales adicionales que apoyarían el crecimiento son poco probables en los próximos tres o cuatro años, sea cual sea el próximo gobierno

Por si fuera poco, la situación de inestabilidad política lleva a la agencia a pensar que “las reformas estructurales adicionales que apoyarían el crecimiento son poco probables en los próximos tres o cuatro años, sea cual sea el próximo gobierno”. La ausencia de un partido con fuerza en el Parlamento lleva a la agencia de calificación a temer que el próximo Ejecutivo no tendrá la fuerza suficiente como para adoptar las reformas estructurales que sirvan para apuntalar el crecimiento y mejorar el perfil de riesgo crediticio del país. "El entorno político seguirá fragmentado en los próximos 3 o 4 años y el momento reformista será lento o inexistente", alerta Moody's.

Como consecuencia, el perfil de riesgo del país se mantiene, pero con una perspectiva a futuro menos optimista. Y eso que España no está para muchas licencias, ya que su calificación está sólo dos pasos por encima del bono basura. Moody’s cree que la deuda pública escalará hasta el 100% en el corto plazo, después de que cerrara 2015 en el 99% del PIB.

Todavía puede ir peor

Después de retirar la perspectiva positiva, Moody's alerta que la situación podría ir a peor, por lo que no descarta futuras bajadas del rating. La agencia advierte a los partidos políticos que si deciden revertir las reformas aprobadas en los últimos años podrían acabar provocando un deterioro de la calificacion. Y estando tan cerca del bono basura, no parece el mejor momento para arriesgar.

El escenario en Cataluña también supone un desafío para el rating de España. Moody's reconoce que, aunque es "altamente improbable", la "creciente probabilidad" de que Cataluña se separe de España será "negativa para el rating", dado el tamaño y la importancia de esta comunidad autónoma para el país.

También podría deteriorar su nota si el país sufre un deterioro fiscal mayor, esto es, si no mantiene su déficit y su deuda pública a raya. Otro escenario potencial que podría empeorar la situación es un repunte del estrés en los mercados financieros que llevara a dispararse a la prima de riesgo.

Dos años queriendo subir el 'rating'

En febrero de 2014, España estaba al borde de caer en bono basura para Moody’s, después de años de recortes de su calificación crediticia. Fue entonces cuando la agencia de rating creyó que ya era hora de cambiar la tendencia y empezar a mejorar su nota, le subió un escalón al Estado, hasta Baa2, y le puso una perspectiva positiva. Todo hacía indicar que la mejoría de la economía se trasladaría en nuevas subidas del rating en los meses posteriores, pero esta mejora nunca llegó.

Durante estos dos años, Moody’s siempre ha mantenido la perspectiva de subir el rating a España, pero siempre había un pero. O varios. Al final, pese a todas las buenas intenciones, la nota que tiene el país sigue estando a sólo dos escalones del bono basura, la misma nota que Trinidad y Tobago, Islandia, Sudáfrica, Uruguay, Filipinas, Kazajstán, Bahamas, Bulgaria, Panamá o Colombia. Y la decisión de hoy aleja todavía más una posible subida del rating en el medio plazo.

España se queda con la misma nota que Trinidad y Tobago, Islandia, Sudáfrica, Uruguay, Filipinas, Kazajstán, Bahamas, Bulgaria, Panamá o Colombia

Esta noticia es muy negativa para las empresas del país, ya que el ‘rating’ del soberano supone un techo que es muy complicado que las compañías puedan superar. De este modo, empresas como Enagás o CaixaBank o Amadeus tienen muy complicado mejorar su nota mientras no suba la del Estado. Actualmente Moody’s sólo otorga una calificación superior a cinco empresas: Bankinter, Iberdrola y Aena, con Baa1 y BBVA y Santander, con A3 (uno y dos escalones más, respectivamente).

Las cuentas públicas no mejoran

Desde la última revisión positiva de Moody’s, la economía española se ha recuperado mucho, hasta ser en 2015 uno de los países de la Unión Europea que más ha crecido. Además, el Estado se financia a unos tipos de interés históricos en el mercado, tanto que hasta cobra a los inversores por emitir letras de corto plazo. Y una cuestión fundamental es que ha conseguido reducir el vínculo entre el riesgo soberano y el bancario gracias a la puesta en marcha de la unión bancaria.

Todas estas mejoras han sido muy importantes para la economía, pero la realidad es que el país ha hecho muy poco para mejorar su perfil de riesgo crediticio. La prima de riesgo tan baja que tiene España no tiene ninguna relevancia como indicador de la salud financiera, ya que está completamente intervenida por el Banco Central Europeo. El déficit ha caído, pero todavía crece por encima del Pacto de Estabilidad, por lo que el Estado sigue acumulando deuda. Al cierre de 2015, el pasivo de las Administraciones Públicas alcanzó los 1,07 billones de euros, la cifra más alta de la historia.

La realidad es que el país ha hecho muy poco para mejorar su perfil de riesgo crediticio

En octubre, cuando Moody’s hizo su última revisión del rating de España, advirtió que el déficit no estaba controlado y que cerraría el año en el 4,5% y no en el 4,2% que era el objetivo. No se equivocó en una sola décima: el Estado volvió a tener un desfase entre ingresos y gastos mayor que el pactado con Bruselas. ¿Cómo puede aumentar así la capacidad de pago del Estado?

La recuperación de la economía es el principal argumento de España para pedir una mejora del rating como lo hizo el Banco de España, pero la realidad es que el país ya ha pasado el punto álgido del ciclo económico y el crecimiento se ralentizará a partir de ahora.

Ay, la política

Pero si hay un motivo que ha cohibido a Moody’s ha sido la incertidumbre política. En octubre ya decidió esperar a que pasara el 20-D antes de tomar cualquier decisión ante el temor de que resultara un Parlamento muy fragmentado que resultase ingobernable. Sus temores son hoy la realidad y nada parece augurar que se vaya a solucionar pronto. Si hace seis meses, cuando la economía crecía más rápido y la deuda era inferior, no quiso subir la calificación de España, ahora que hay más incertidumbre política, tiene un motivo menos para hacerlo.

Por si fuera poco, los partidos políticos están haciendo un discurso muy proclive a mantener el déficit público por encima del Pacto de Estabilidad. El último ha sido Ciudadanos, que se ha paseado por Bruselas para sondear a los socios europeos si estarían dispuestos a permitir un ajuste más liviano del déficit. Con estos mimbres, la agencia tiene motivos para seguir esperando a subir el ‘rating’ de España.

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