Una décima en el PIB nunca puede ser mísera significando como significa algo más de 1.000 millones de euros. El Banco de España ha elevado en esta cantidad, una décima, su previsión de crecimiento de la economía española respecto a su proyección de septiembre, del 3,1% al 3,2%. Esta mejoría se fundamenta en un inesperado avance del consumo público en la recta final del año que servirá para rematar al alza las cifras del último año de la legislatura de Mariano Rajoy y contrarrestar el peor desempeño del consumo privado, la inversión y la demanda externa.

El Banco de España cree que el consumo público cerrará el año con un avance del 2,4% frente a 2014, esto significa que el crecimiento del gasto de las Administraciones Públicas será de más del doble de lo que se esperaba en septiembre. Entonces, la entidad proyectaba un avance del consumo público del 1,1%.

Este avance del gasto público es suficiente para contrarrestar el peor desempeño del consumo privado, la formación bruta de capital fijo (FBCF) y de la demanda externa del esperado en septiembre, y además, consigue mejorar la previsión del PIB.

En concreto, el consumo privado pierde algo de dinamismo en la recta final del año, lo que deja la proyección de crecimiento en el 3,1% frente al 3,5% adelantado en septiembre. Por su parte, la FBCF aumentará un 6,2% este año frente al 6,5% que se esperaba hace tres meses y, por último, la contribución negativa de la demanda externa será peor de lo proyectado, ya que restará cuatro décimas al avance del PIB (-0,4 puntos del PIB) frente a las tres décimas que se esperaba en septiembre (-0,3 puntos).

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El crecimiento frena en 2016

El Banco de España también constata la ralentización del ritmo de crecimiento del PIB en 2016, aunque ha mejorado en una décima su estimación de septiembre. En concreto, la entidad prevé que la economía avance un 2,8% en el conjunto del ejercicio.

En cualquier caso, la institución advierte que la economía española tiene por delante “riesgos” que podrían desviar a la baja estas estimaciones. En primer lugar, por la volatilidad de los precios del petróleo y del euro, que podrían afectar de forma positiva, pero también negativa. Además, la debilidad de las economías emergentes podría afectar al crecimiento de las exportaciones del país.

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