La cuarta revolución industrial, conocida como Industria 4.0, está marcando un antes y un después en los procesos productivos a través de la integración de tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA), la robótica, el Internet de las Cosas (IoT) y la impresión 3D.
Según un estudio de PwC, la digitalización de la industria podría aumentar los ingresos globales en 1,5 billones de dólares para 2030 (casi 1,3 billones de euros), mejorando la eficiencia y reduciendo los costes operativos.
En España, sectores clave como la automoción, la energía y la logística están adoptando soluciones de Industria 4.0, como fábricas inteligentes y sistemas predictivos basados en big data.
Revolución industrial digital: desafíos y oportunidades
“Vivimos un momento retador pero apasionante, con tecnologías como la IA, IoT, gemelos digitales o robótica por mencionar algunas y con habilitadores como el 5G al servicio de una industria más competitiva, eficiente y sostenible”, afirmaba en ese sentido Teresa Verdú, directora de IT&Digital para Transformación Industrial y Economía Circular en Repsol.
Un escenario que era valorado igual de ilusionante por Abelardo Oropeza, Regional Sales Manager en Fracttal.
Oropeza incluso calificaba esta época como “dorada” y afirmaba que “tras la transformación industrial hoy vivimos la transformación digital en un momento además en el que las tecnologías existen pero la combinación de muchas de ellas potencia aún más su valor”.
Eso sí, Oropeza ponía también sobre la mesa el primero de los “peros” del encuentro: “Las oportunidades son muchísimas pero si no entendemos dónde queremos ir, qué queremos conseguir y, a partir de ahí, qué tecnología nos puede ayudar, la transformación no será real”.
Abelardo Oropeza, Regional Sales Manager en Fracttal.
En la misma línea y de forma muy gráfica, se situaba Rosa Ortuño, vicepresidenta de Isaca Barcelona: “Estamos ante las llamadas fábricas inteligentes, un proceso en el que ha aparecido la IA y todos quieren usarla pero realmente pocos saben responder para qué”.
Junto a esa vuelta a los básicos, el porqué y para qué de cualquier proyecto, todos coincidían en que la base de cualquier proyecto es el dato, algo que no siempre las empresas abordan de la forma más correcta. “Con el descenso del coste de la tecnología de IoT, del almacenamiento, etc. hoy muchas recopilan datos y datos, sin saber cómo gestionarlos o qué les aportan realmente. Entran datos de todo tipo, no se organizan ni analizan y mucho menos se mide la información que aportan. Es necesario contar con datos de calidad y, sobre todo, tener una estrategia de gobernanza del dato”, explicaba Oropeza, de Fracttal.
Las personas, la clave del cambio
Otra de las principales conclusiones del encuentro es que esta transformación, si queremos que llegue a buen puerto, debe pivotar en torno a tres pilares: tecnología, procesos y personas y este último punto llevaba a los expertos participantes a abordar uno de sus grandes desafíos: la gestión del cambio y el talento.
Y es que en ese proceso de digitalización y el uso de tecnologías como la automatización o la IA provocan tanto rechazo como miedo, “a perder el empleo y a lo desconocido, tanto que a veces hay proyectos que no llegan a funcionar precisamente porque los empleados, digamos, los sabotean por ese temor”, apuntaba Isabel García, directora de Industria en Babel.
Isabel García, directora de Industria en Babel.
Algo que solo es posible combatir con una gestión del cambio correcta y que, reflexionaba, debe partir de la información.
“Debes informarles bien de en qué consiste el proyecto, qué beneficios aporta, qué rol van a tener los trabajadores, cómo vas a formarles, etc. antes de empezar; hacerles partícipes de ese cambio y formarles, de forma continua para adaptarse a la nueva realidad en la que van a desarrollar sus funciones”.
Vigilancia constante
La revolución digital de la industria y la integración de sistemas de IoT y tecnologías como la inteligencia artificial en los procesos productivos abren, como vemos, importantes retos como lo es también el de la ciberseguridad.
De hecho, la llegada de la inteligencia artificial dibuja una dicotomía en ese sentido, como explicaba desde Isaca Rosa Ortuño: “La IA nos permite mejorar la detección y predicción de amenazas pero es cierto que es un camino bidireccional porque a los atacantes también les permite sofisticar sus amenazas y ampliar su efecto”. Una compleja situación que hace necesaria “una vigilancia continua” y un enfoque transversal en la organización ya que “la ciberseguridad además de algo estratégico no es una cuestión solo de tecnología, es de personas, de concienciar a todos y cada uno de los que forman una compañía”, añadía.
Rosa Ortuño, vicepresidenta de Isaca Barcelona.
En el encuentro no podía faltar otro de los grandes retos a los que se enfrenta la industria, la sostenibilidad, y en el que la digitalización, de nuevo, puede ser de gran ayuda al tiempo que un desafío más.
Pero es cierto que tecnologías como la inteligencia artificial, IoT o la computación cuántica no hacen sino exigir más capacidad de cómputo y con ello más recursos a nivel energético. “Logramos certificaciones que avalan nuestra apuesta por la sostenibilidad y por reducir nuestro impacto medioambiental pero al mismo tiempo cada vez necesitamos consumir más energía al utilizar estas tecnologías”, expresaba Rosa Ortuño.
“El objetivo yo creo es precisamente lograr el equilibrio”, apuntaba desde Babel Isabel García que llevaba un paso más allá la sostenibilidad al afirmar que “no deberíamos reducirla al impacto que tiene lo que hacemos en el medio ambiente sino también en la sociedad, en la generación de riqueza, de oportunidades, etc.”.
Además apuntaba a que sigue siendo costoso ser sostenible y eso hace que haya gente que piense que “le sale más caro controlar lo que contamina que contaminar”.
Teresa Verdú, directora de IT&Digital para Transformación Industrial y Economía Circular en Repsol.
Dos caras de una misma moneda en la que la regulación está ayudando a que las empresas avancen en el camino de la sostenibilidad y también la tecnología, según afirmaba Teresa Verdú, de Repsol, que compartía que “el 65 por ciento de los proyectos de digitalización que tenemos en la compañía están relacionados con este propósito”.
Una cifra que, en su opinión, es una muestra de cómo “la digitalización y tecnología como la inteligencia artificial son palancas para integrar la sostenibilidad en los procesos industriales”.
En definitiva un encuentro en el que, como en todo cambio, se mostraron las oportunidades y retos que la digitalización del mundo industrial y en la que la tecnología se presenta como una gran habilitadora de eficiencia y competitividad.
