Desde hace un año, el tema omnipresente en cualquier conversación en los mentideros de la industria tecnológica es la inteligencia artificial. No es para menos: la revolución que ha suscitado su capa generativa ha hecho despertar a un sector que amenazaba tiempos convulsos, después de los ajustes vividos en 2022. Sin embargo, el hecho de que el debate público se centre en una tecnología concreta trae consigo un riesgo inherente: el olvido de otras tendencias que antaño eran sumamente relevantes.

Una de ellas es el paso a la nube, un movimiento que lleva acelerándose desde hace más de una década y que era el gran asunto en el imaginario colectivo de los CIO hasta que llegó la inteligencia artificial.

Habrá quienes aludan a que esta caída del interés se debe a que es algo ya maduro, consolidado. En parte es cierto: a nadie se le ocurre planear un nuevo despliegue TIC que no corra en una nube pública o, en menor medida, privada. Otros podrán refugiarse en que se sigue hablando de ello, pero que no se trata de un tema tan sexy como la IA. También es correcto, generalizando mucho la ecuación. Y un tercer bloque de contendientes podría argumentar que la mayoría de las cargas ya se han movido a la nube o están camino de ello, con lo que no tiene sentido hablar de algo ya consumado. En este caso, nada más lejos de la realidad.

Permítanme centrarme en una sola herramienta para ejemplificar lo erróneo de ese planteamiento: los ERP (Enterprise Resource Planning). Estas plataformas, esenciales para el funcionamiento de cualquier compañía en áreas que van desde la contabilidad o los recursos humanos a la operativa misma o la gestión de la cadena de suministro, son el corazón de las empresas y, por ende, las más complicadas de mover a la nube. Su movimiento, de hecho, ha sido más lento que el experimentado por otras capas como la de productividad y colaboración, que fueron las primeras en dar el salto. Y las cifras así lo corroboran.

Según Statista, el mercado de los ERP en la nube crecerá a un 13,6% anual hasta 2025, cuando alcanzará un valor de 40.500 millones de dólares. Primera prueba irrefutable de que este nicho de actividad está lejos de ser algo consumado. Pero no sólo los números reflejan el enorme potencial -y la indeterminación en muchos casos- de que estos sistemas se muevan a la nube: los analistas también recogen señales que indican que este terreno aún necesita de mucho abono para cosechar sus frutos.

Hago referencia aquí a las últimas perspectivas del mercado ofrecidas por la firma de análisis Penteo, en su caso, centradas en la evolución del ecosistema de la reina de esta industria, la alemana SAP. "La transición hacia versiones más recientes como SAP S/4HANA se está produciendo, aunque aún se mantiene una amplia presencia de versiones anteriores como ECC 6.0", introducen en dicho documento, pero con algo más relevante a renglón seguido: "Las estrategias de evolución hacia S/4HANA están desacopladas de las estrategias de evolución hacia la nube de otras plataformas no SAP".

En otras palabras: los planes para mover estas cargas tan críticas a la nube no van acompasadas con las estrategias generales de migración a los entornos de los hiperescalares. ¿Por qué? Simple y llanamente, porque no es tan sencillo: "La percepción general es que las versiones S/4HANA son más costosas que las versiones anteriores, también en la modalidad RISE, por lo que las organizaciones deben gestionar las expectativas presupuestarias para los próximos años".

Si el caso económico todavía no está claro, resulta evidente que estamos lejos de que se trate de una tendencia ya superada, consolidada o a la que no merezca la pena prestar atención. Máxime cuando hablamos de algo tan fundamental en el funcionamiento digital de todo el tejido productivo.

Pero los analistas de Penteo dicen algo más que resulta interesante. Mientras persisten estas dudas respecto a la solución dominante en el mercado, alguien podría pensar que es el abono perfecto para que rivales puedan asumir ese hueco. El gran contricante de la multinacional germana, Oracle, lleva anunciando a bombo y platillo desde hace años el robo de grandes clientes en estas lides... sin que se hayan producido jamás. En ese sentido, los expertos lo tienen claro: "La estrategia de sustituir SAP por otro ERP sigue siendo una opción relativamente poco compartida".

Traducido, de nuevo, a lenguaje llano: no se trata de un problema con el proveedor, con una marca específica. Los CIO tampoco ven una alternativa diametralmente superior en el mercado hacia la cuál irse. El problema es tan simple como entender dos variables y una consecuencia: se trata de una carga crítica que no puede moverse sin tenerlo todo atado y bien atado, hace falta consolidar un caso económico que sea claramente superior hacia los modelos en la nube y, hasta que estas dos cosas sucedan, seguiremos teniendo que prestar atención al crecimiento de este segmento en los próximos años. Haya inteligencia artificial o no de por medio.