Mirada seria, sentenciadora, tozuda, atrevida, descarada, intrusiva, escéptica, asesina, vigilante, superior, también cómplice. Se ilusiona, se reivindica, se posiciona, da un paso hacia adelante y con su estilo propio, con su trabajado cuerpo de gimnasio y, como si no fuera con él, dispara sin contemplación.

Porque Nacho Alonso, business angel y cofundador de Pinama Inversiones, ya no se calla. Durante dos horas de una intensa videollamada es capaz de lanzar todo lo que en las últimas tres décadas ha guardado (soportado y aguantado) en esa inteligente mente que atesora. Un baúl de inversiones, un deck de recuerdos, fracasos felices, alegrías sin fiesta.

Desde los inicios, que con ojos lacrimosos rompen su hierático rostro de inversor cuando recuerda el derrame cerebral de su padre, que le convirtió en un adulto “con muchas deudas” a una edad temprana, hasta el día de hoy, donde desborda ilusiones y precauciones, donde defiende a pecho descubierto a uno de sus emprendedores fetiche al que hoy se le azota sin piedad, Eloi Gómez, CEO de Jeff, o donde quiere establecer un nuevo orden inversor en torno a su asiento, el del socio 6.816 del Real Madrid.

Zafarrancho tranquilo. Exquisita información en bruto. Comienza el éxtasis. “¿Tienes noticias, Nacho?”, pregunta ignorante de un servidor que ya conoce a su interlocutor. “Ahora no caigo”. Prende la mecha. “Pinama ya se encuentra preparando su tercer fondo, pero con otras reglas y otras condiciones que esperamos anunciar en el 2Q de 2022”. De la mano de su hijo David, “próximamente lanzaremos el vehículo DPM BKchain, un fondo intergeneracional para invertir padres e hijos en proyectos relacionados con blockchain”.

Para ser un buen inversor hay que comer muchos jalapeños. Premisa que Nacho Alonso se tomó al pie de la letra cuando sus inicios empresariales se enfocaban más a crear y gestionar que a invertir. Su primer intento fue con ‘Trueque 3’, donde “nos creímos Mario Conde” y tuvieron menos vida que una startup.

Luego, “me adelanté 30 años, hoy el modelo triunfa”, fundando Tako Wako, el primer fast-food con sabor mexicano que se establecía en Madrid, en uno de los locales más grandes del Centro Comercial La Vaguada. Lo intentó. Fracasó. Y como buen emprendedor, pivotó. El nuevo modelo, con los mismos compradres que en el anterior, se gestó en otra cantina, esta vez en forma de fábrica, donde aceleraron e innovaron en procesos para convertirse en líderes en la elaboración de tortillas mexicanas.

Con grandes datos de facturación para la época (28 millones de las antiguas pesetas el primer año en 1999), pero fuegos artificiales en pérdidas (más de 100 millones de antiguas pesetas los dos primeros años), Nacho Alonso siempre contó con el apoyo de sus socios que le juraron amor eterno (Pipe y Gonzalo). Tanto que “hasta un día, en nuestra tradicional copa de navidad, me sorprendieron regalándome las acciones de la empresa que me igualaban a ellos, yo me había diluido mucho”.

Y Alonso compensó el apoyo que siempre le brindaron, a lo grande, como él sabe hacer, con la venta que les convertiría en pinameros. “Vendimos la compañía a la multinacional número uno del sector, Mission Food, por 15 millones de dólares”, no sin sustos, ya que el primer intento se cayó en la notaría, “casi me muero, fue mi peor noticia, me tiré 24 horas sin hablar”. Pero hubo final feliz. Suspira. Transmite. Respira. Se desinhibe. A invertir.

En 2014, con una inversión inicial de 300.000 euros, crearon Pinama Inversiones, “queríamos ayudar a los jóvenes empresarios a cruzar la travesía del desierto, a ser su hermano mayor”. Kilómetros de Pizza fue la primera apuesta; pronto se sumaron SUOP y Glassy, y así hasta sumar las 19 inversiones con los 3 millones levantados finalmente para este Pinama 13. “Ahora estamos desinvirtiendo”, once todavía quedan vivas, entre ellas, Jeff, donde el club de inversión ha jugado su apuesta más fuerte.

Para Alonso, y para un servidor, su CEO, Eloi, “es una persona con una visión muy clara, adelantada, capaz de coger una mochila y recorrer el mundo para hacer realidad todos sus sueños”. Hoy, tras una pandemia que llenó de lavanderías todo el mundo, “está luchando por cerrar una gran ronda, no tenemos duda que lo hará".

Las inversiones de Pinama cuentan con un riguroso y democrático proceso que debe pasar varios filtros en distintos comités de sus propios socios siendo avaladas por la mayoría. Cada semana, analizan entre 5 y 7 proyectos, “invertimos en empresas sexis, siempre hemos querido ver emprendedores potentes”, con tickets que normalmente rondan los 80k.

Hasta el momento, dos exits parciales, Citibox, VoiceMod (X12) y uno total, el de Cuidum (X2,8) avalan sus tesis de inversión. “Ya hemos devuelto el dinero invertido en el primer fondo y la perspectiva es hacer un x3 en el total del fondo”, presume Alonso.

El porfolio de este primer fondo tiene muchos quilates. Como por ejemplo, Demium. Se declara fan incondicional de Jorge Dobón,”se espera que logre una IPO para 2023”. Nacho Alonso descubre otra de sus niñas bonitas, Playfilm, cuya CEO, Raquel Varelo Alcaide, “una persona que lucha, que tiene una perseverancia tremenda a pesar de haberlo tenido muy difícil”.

El segundo fondo, Pinama 17 (el número hace referencia al año de creación), también cercano a los 3 millones de euros, se cerró a finales de 2021 con la 24ª inversión. Dos ya han pasado a mejor vida. Un ‘follow on’ con Jeff (toca poner una vela) y destacadas del porfolio la valenciana Zeleros, la sostenible Closca, Fellow Funders, Innovamat, Urban Rooster, Singularu, Smartvel, PLD Space o Smileat.

‘33’, el musical sobre la vida de Jesús ha sido su mayor pecado. Amén. Un proyecto musical “que nos presentó un cura y que fue el único proyecto que pasó todas las fases de nuestro club de inversión por unanimidad”. Lo dieron todo por este proyecto, lo hicieron grande, “mi socio y yo hicimos de productores, nos metimos en el mundo del espectáculo y conseguimos levantar dos millones de euros”. En cuatro meses, en IFEMA, “construimos el teatro efímero más grande de Europa”.

La primera temporada fue un éxito, la segunda no tanto, y el proyectó decayó, y convirtió a sus socios en ateos de su fundador. La pandemia sentenció el show. Ahora, hay derechos para explotarlo y rezos para resucitarlo. Amén.

En total, 139 compañias invertidas, entre inversiones indirectas y directas con Pinama y con su patrimonial, en la que destaca MISCOTA y La Pinada, de Iker Marcaide, “una persona sumamente inteligente, que me superaba en cada conversación, hablando rápido y callando, volando con cada idea, un ser superior”, describe ojiplático. También se ha atrevido con la inversión en Search Funds a través de JB46 Investment Partners donde han invertido en 35 searchers y 16 compañias.

El camino empresarial (e inversor) de nuestro protagonista de hoy sería difícil de entender sin la presencia permanente en cada fregado de su socio Pipe García Quiros. con el que durante las últimas tres décadas ha compartido cada éxito y cada fracaso, cada guerra ganada y cada batalla perdida.

Uña y carne, “es mi hermano”, relata Alonso, “y aunque somos muy diferentes, nuestra relación se basa en la lealtad” remarca Pipe. Define a nuestro protagonista como “un negociador férreo, cabezón, exhaustivo y riguroso, un ganador de dinero, y pesado con sus ideas hasta la saciedad”.

Para Alonso “ Pipe tiene un pensamiento y unas ideas fantásticas. Yo soy el brazo ejecutor de esas ideas”. Una relación forjada desde los tacos millonarios que iniciaron el compadreo, al que se sumaron exbanqueros del Santander Jorge Maurtua Maortua y Miguel Ángel Casero Cestero, “que confiaron en nosotros y con los que ahora tengo una gran amistad”.

Ahora su mente pone rumbo fijo al tercer fondo de Pinama, ¿será Pinama 22? Lo que está claro “es que estoy algo cansado y las reglas del juego deben cambiar”, anuncia. Y también al mundo del blockchain donde de la mano de su hijo, junto con Pipe y su hijo, anuncia DPM Bkchain, para invertir en startups sobre cryptos, metaversos y NFT´s. “Tengo mucha ilusión de empezar con este proyecto, es un orgullo y una motivación trabajar junto con mi padre”, se emociona David Alonso.

Larga columna para una larga vida la del deportista e inversor Nacho Alonso, vicepresidente segundo de BIGBAN Inversores Privados, donde sus socios y en especial Victoria Majadas le han acogido con los brazos abiertos, “es un gran compañero y amigo” dice la presidenta de la asociación.

Es el madridista que se relaja viendo fútbol o pasando largos ratos en el gimnasio o jugando al golf, deporte que le apasiona. Nacho Alonso. Amén.