Uno de los últimos modelos de la china Huawei con las aplicaciones de Google instaladas.

Uno de los últimos modelos de la china Huawei con las aplicaciones de Google instaladas.

Tecnológicas

Google y las grandes tecnológicas de EEUU cortan sus suministros a Huawei

Huawei responde y recuerda su contribución al crecimiento mundial de Android y asegura los servicios de seguridad y posventa. La UE se posiciona: "Tenemos un mercado abierto. Todo el que cumpla con las normas puede acceder a él"

20 mayo, 2019 10:09

Las principales empresas tecnológicas de Estados Unidos, entre las que se encuentra Google, dejarán de vender componentes y software al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, en repuesta a la directiva del presidente del país, Donald Trump, según fuentes citadas por Bloomberg.

Alphabet, la empresa paraguas de Google, ha decidido cortar sus suministros de material informático y algunos servicios de programación al gigante chino de las comunicaciones, según el mismo medio, que cita fuentes que pidieron el anonimato.

Ante esta decisión del gigante tecnológico, Huawei se ha pronunciado de forma oficial, subrayando que su compañía "ha contribuido considerablemente al desarrollo y crecimiento de Android alrededor del mundo". De hecho, señalan que como partner "clave" de Android, "hemos trabajado conjuntamente con la plataforma de código abierto para desarrollar un ecosistema que ha beneficiado tanto a la industria como a los usuarios".

Por ello, han querido lanzar un llamamiento de tranquilidad a los usuarios: "Huawei seguirá proporcionando actualizaciones de seguridad y servicios postventa a todos los smartphones, tabletas y dispositivos Huawei y Honor, tanto a los que ya se hayan vendido como a los que siguen estando en stock en todo el mundo", porque su objetivo, inciden, es "seguir construyendo un ecosistema de software seguro y sostenible, para ofrecer la mejor experiencia a todos los usuarios del mundo".

Sin embargo, junto a Google, los principales fabricantes de procesadores, entre ellos Intel, Qualcomm, Xilinx Inc y Broadcom, también han informado a sus empleados que dejarán de facilitar componentes a Huawei hasta nuevo aviso.

Estas decisiones se preveían desde que la semana pasada el presidente Trump declarara una emergencia nacional para prohibir a las compañías estadounidenses hacer negocios con empresas que supuestamente intentan espiar al país ni tampoco usar los equipos de telecomunicaciones que fabrican. Dicha decisión, plasmada en una orden ejecutiva, se anticipaba que iba a perjudicar a compañías chinas como Huawei, considerada el segundo mayor vendedor de teléfonos inteligentes del mundo.

La orden ejecutiva no imponía automáticamente restricciones a la compra-venta de equipos de telecomunicaciones, sino que daba al secretario de Comercio de EEUU, Wilbur Ross, cinco meses para establecer qué compañías debían estar sujetas a las nuevas limitaciones por suponer un peligro para la seguridad del país. Sin embargo, en una decisión posterior, el Departamento de Comercio incluyó a Huawei en una lista de compañías y personas a las que se vetaba el acceso a tecnología estadounidense.

"La venta o transferencia de tecnología estadounidense a una compañía o personas de la lista requiere una licencia, y la licencia puede denegarse si la venta o transferencia perjudica la seguridad nacional de EEUU o sus intereses en política exterior", apuntó el Departamento.

Estas medidas se suman a la guerra comercial que Trump ha entablado con China, que ha llevado a la imposición de aranceles a la importación de numerosos productos y que ha sido respondida con medidas similares por las autoridades de Pekín, y al tiempo agudiza la batalla por el control y desarrollo de las redes 5G.

En el terreno tecnológico, EEUU lidera una campaña global para impedir que las compañías chinas, como Huawei, se hagan con el control de las redes 5G, que permiten navegar por internet con mucha más velocidad y podrían facilitar el desarrollo de vehículos autónomos y técnicas para hacer cirugía por control remoto.

Desde hace tiempo, EEUU insiste en la idea de que Huawei puede ser un instrumento del espionaje chino y hay instituciones, como el Pentágono, que tienen totalmente prohibido su empleo. De hecho, el Gobierno estadounidense ha presionado a la Unión Europea (UE) para que también imponga restricciones a Huawei, que se encuentra a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G. EEUU teme que China use las redes 5G de Huawei para espionaje, unas acusaciones que la compañía china ha negado.

Intel es el principal proveedor de procesadores de la empresa china, mientras que Qualcomm le abastece de los procesadores y módems con que equipa a muchos de sus teléfonos inteligentes. Por su lado, Xilinx vende chips programables y Broadcom es un proveedor de chips de conmutación, otro componente clave para algunos tipos de redes.

"El presidente (Trump) ha dejado claro que esta Administración hará lo que sea necesario para mantener a EEUU seguro y próspero, y para proteger a EEUU de los adversarios extranjeros que están explotando de manera activa y cada vez más las vulnerabilidades en la infraestructura y los servicios de tecnología de la información y las comunicaciones", aseguró el miércoles 15 de mayo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

La opinión de la UE

 Ante estas noticias de las últimas 24 horas, la Comisión Europea ha vuelto a insistir en que Europa es un "mercado abierto" y que corresponde a cada país decidir si pone restricciones a alguna empresa por razones de seguridad, tras el veto impuesto por Estados Unidos al gigante chino de telecomunicaciones Huawei. "Tenemos un mercado abierto. Todo el que cumpla con las normas puede acceder a él", han indicado a Efe fuentes comunitarias, preguntadas por la decisión de Google y otras grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos de dejar de vender componentes y software a Huawei, en respuesta a la directiva dada por el presidente del país, Donald Trump. La Comisión ha dejado claro que tiene en vigor normas de licitaciones públicas así como una ley para supervisar inversiones a fin de proteger intereses comunitarios.