Buenas noticias para la capacidad innovadora del país. En 2020 ha aumentado el número de patentes solicitadas en España. Si entre enero y septiembre de 2019 se registraron 985, este año ya se han alcanzado 1.120. Este crecimiento se repite con las solicitudes de los modelos de utilidad: de 2.002 se ha pasado a 2.592.  

¿Qué ha ocurrido? De entrada, este año ha habido una pandemia mundial. Pero, como el contenido de las patentes tarda cerca de un año y medio en hacerse público, no se puede saber con seguridad si este ha sido el motivo de ese incremento. INNOVADORES ha hablado con cuatro expertos en patentes para conocer sus impresiones y su experiencia durante estos meses.

"Claramente han aumentado las solicitudes de patentes en España", arranca la directora de Patentes de Pons IP, Patricia Ramos. "Y hay que sumarle los modelos de utilidad, que son el hermano pequeño de la patente, pero también protegen una invención". Si pensamos en la Covid, no solo se trata de vacunas o tratamientos, también entran las pantallas de separación, mascarillas, los sistemas de desinfección, de protección... "Las patentes son el resultado de la innovación, los españoles nos volvemos creativos con las crisis", destaca.

En Pons IP trabajan con centros públicos, grandes y pequeñas compañías. "La tendencia ha sido distinta", explica Ramos. Por un lado, las instituciones públicas han incrementado su esfuerzo en patentar porque "ha habido recursos". Mientras que las grandes empresas han mantenido el ritmo de siempre, las pymes "se han visto perjudicadas", sobre todo, aquellas que "no tenían una relación directa con la Covid o que no han podido adaptar su fabricación".

Pero, para comprender el presente, hay que remontarse a las últimas décadas de la ciencia en España. "Estamos entre las 10 potencias en producción científica del mundo", comenta el subdirector de Evaluación y Fomento de la Investigación del Instituto de Salud Carlos III, Cristóbal Belda. "Somos unos científicos espectaculares y lo hacemos estupendamente, el problema surge cuando vamos al siguiente paso: cuál es la riqueza industrial que hemos generado alrededor del sistema nacional de salud".

Belda se refiere a una riqueza "poliédrica", no solo de patentes, sino de empleos cualificados, nuevas empresas de base tecnológica viables… "La gran pregunta es si esa patente se ha transformado en un producto de valor añadido".

La pandemia ha puesto de manifiesto que "necesitamos generar riqueza industrial alrededor del motor económico que supone nuestro sistema nacional de salud". El Instituto de Salud Carlos III, por ejemplo, gestiona el fondo Covid de 24 millones de euros y, en 15 días, recibió 1.600 proyectos. "Eso puede ser que se tradujese en el número de patentes", afirma. "Cuando nos enfocamos en resolver problemas concretos, somos muy buenos".

Cultura de la patente

La entidad que más patenta en España, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), también ha experimentado este crecimiento. "Somos el tuerto en el país de los ciegos", bromea la vicepresidenta adjunta de Transferencia de Conocimiento del CSIC, Ángela Ribeiro. "En España no hay una cultura de la patente", especifica.

Sin embargo, el CSIC apuesta por proteger sus desarrollos como mecanismo para supervisar que "realmente lo que se ha desarrollado con dinero público llega en las mejores condiciones a la sociedad". "Las instituciones públicas estamos obligadas a hacer esa labor porque nuestro interés es que el producto esté en el mercado, que genere riqueza".

Hasta septiembre de 2020, el CSIC ha solicitado 101 patentes, 10 de ellas relacionadas con material biológico. "Tenemos un gran grupo de patentes y protección contra la Covid". La agencia estatal ha aprovechado la creación de las Plataformas Temáticas Interdisciplinares (PTI) en 2018,  con grupos de investigación y empresas multidisciplinares que abarcan grandes retos. "Gracias a que esa estructura estaba formada, desde el minuto uno del confinamiento pusimos en marcha la iniciativa PTI de Salud Global que ha tenido una respuesta increíble", destaca Ribeiro. "Se consigue esa cohesión de grupos colaborando para resolver un mismo problema".

Aunque la experta destaca que el aumento de patentes este 2020 en el CSIC se lleva produciendo desde enero porque en 2019 quedaron "muchos expedientes abiertos" porque uno de los técnicos de la oficina estaba de baja y "no era fácil sustituirlo". "Cuando llegó la Covid, ya estábamos muy fuertes".

En la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) el fenómeno se ha repetido. El vicerrector de Investigación, José Capilla, matiza que, a nivel universitario, ya se había observado un incremento de patentes antes de la pandemia. Uno de los factores que ha generado esta situación a nivel nacional es que "los profesores deben someter a evaluación su actividad de transferencia de tecnología". Si hasta hace muy poco, solo se evaluaba la investigación del docente, ahora se reconoce su esfuerzo por patentar, algo que "ha elevado el interés por proteger la investigación". "Se trata de un cambio cultural muy positivo para el sistema universitario y para la industria", destaca Capilla.

En este escenario, llegó la Covid-19 y "el esfuerzo que se ha hecho en la comunidad académica ha sido enorme". "Yo he liderado algunos proyectos y la verdad es que la gente se ha volcado, cuando hay que arrimar el hombro, las personas lo hacemos", comenta. También destaca otra situación común en todas las universidades: al cancelarse las clases, muchos investigadores han tenido más tiempo y han podido plasmar en una patente el trabajo que ya tenían entre manos.

La pregunta ahora es, ¿hemos aprendido algo? ¿Será España capaz de mantener esta tónica? "Creo que esto es un reset que a lo mejor nos sirve para que las empresas sean más innovadoras", dice la vicepresidenta adjunta de Transferencia de Conocimiento del CSIC. "Todos hemos sido conscientes de ese gap entre la producción científica y la industria y quizás España esté recorriendo ese camino de forma mucho más rápida que otros países", añade el subdirector de Evaluación y Fomento de la Investigación del Instituto de Salud Carlos III.