Cuando los sectores se cruzan

Más emocionante resulta conocer el paso de gigante que se ha dado en Andalucía. Dos sectores, que hasta ahora eran diametralmente opuestos, han firmado una alianza única en España. La agricultura y la aeronáutica unidos con un mismo fin. Más allá del propósito en sí (que realmente es muy adelantado), el acuerdo materializa una verdadera transformación económica y cultural. Las industrias se cruzan alentadas por la hiperconectividad y el poder de los datos. Las barreras se difuminan.

Otro ejemplo: la impresión 3D y la salud. La fabricación aditiva de una prótesis facial de silicona, simplemente tomando unas imágenes con un teléfono móvil, ha cambiado para siempre la vida de un paciente de cáncer. ¿Más? Biología y nanotecnología. El titular parece una broma, pero esconde una nueva área de investigación y desarrollo con posibilidades infinitas. La llamada nanobiónica permite dotar de nuevas cualidades a las plantas a través de la introducción de partículas nanométricas, en este caso, para convertir espinacas en detectores de explosivos. El mundo está por inventar, pero la mente del auténtico innovador tendrá que derribar las murallas mentales entre sectores tradicionalmente estancos.

Y este reto implica inevitablemente replantear la forma de invertir en I+D. Dice el jefe de Industrias Primarias y Energéticas del Foro Económico Mundial, Roberto Bocca, cree que las empresas privadas van a ralentizar su inversión en innovación en los próximos años. El problema, a su juicio, es la falta de claridad. Por un lado, la velocidad con la que se mueve el nuevo mundo dificulta la financiación de proyectos de investigación aplicada a largo plazo. Por otro, existe una pérdida de foco del negocio. ¿Quién sabe si en 10 años los beneficios de una compañía de petróleo vendrán más por los datos que por el crudo?

La solución pasa, de nuevo, por la colaboración. Ninguna empresa va a poder resolver los desafíos del futuro sola, menos aún en un escenario con sectores cruzados. En España, por ejemplo, Repsol trabaja codo con codo con IBM, especialmente con su súper cerebro de Inteligencia Artificial Watson. De momento, han conseguido optimizar a un nuevo nivel sus yacimientos petrolíferos, pero las posibilidades son aún inimaginables.