Diego Sáez Gil, emprendedor argentino en Silicon Valley.

Diego Sáez Gil, emprendedor argentino en Silicon Valley.

Argentina

Pachama, la inteligencia artificial para reducir las emisiones de carbono

Diego Sáez Gil, emprendedor argentino en Silicon Valley, pasó del hardware con una maleta inteligente a la ecología con bonos verdes.

20 junio, 2021 03:01
Miami (EEUU)

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“La primera vez es suerte. La segunda eres bueno". Es una de las frases que más obsesionan a los emprendedores en Estados Unidos: demostrar que no ha sido fruto de la casualidad, que se puede cambiar el mundo una y otra vez. Eso es lo que mueve a muchos fundadores.

Y justo ese es el espíritu que ha llevado al argentino Diego Sáez Gil a crear dos empresas muy diferentes y pasar por Y Combinator con ambas. Primero apostó por el hardware, pero de manera especial, con una maleta inteligente que despertó gran interés entre los viajeros más techies. Servía como equipaje de mano, permitía saber en todo momento en dónde estaba, y también para cargar dispositivos como tablets y teléfonos.

Bastó un cambio en la regulación de viaje para llevar el proyecto a su fin. Entonces decidió tomarse un tiempo de reflexión, cuando arrancaba 2017. Se fue a vivir al campo, a las afueras de San Francisco. La conexión con la naturaleza le hizo pensar en cómo preservar el medio ambiente. Ese fue el germen de Pachama. La startup estaba lista para comenzar su misión: utilizar inteligencia artificial para medir la efectividad de los llamados bonos verdes.

A finales de 2018 ya estaba la empresa funcionando. Y pronto encontró un aliado importante: Mercado Libre le daba su apoyo. En Europa le ha seguido Glovo. El primer paso de Diego era poner un ojo en el Amazonas. “Hay que reforestar lo perdido, es la mayor superficie de bosque que nos queda, es valioso y está en América Latina”, insiste.

Equipo distribuido antes de la pandemia

Entonces estaba solo en el equipo. Ahora roza las 30 personas y sigue contratando. Tampoco sabía mucho de créditos de carbono. Antes de la pandemia, ya tenía claro que no hacía falta estar en el mismo lugar para hacer un buen trabajo. Los miembros del equipo están entre California, Argentina, Irlanda y Australia.

Tras probar que funcionaba su idea se decidió a postularse para entrar en Y Combinator, le aceptaron, pero ya había hecho el programa con Bluesmart. ¿Por qué repetir? “Por sus valores y porque te ayuda de muchas maneras. Te fuerza a hacer bien las cosas desde el comienzo. A fijarte en el problema a resolver, construir el producto, tener equipo sólido, cuidar las métricas adecuadas. No te distraes. Tiene un ADN único”, subraya. Y continúa: “La comunidad que se acompaña en tu mismo grupo te hace aprender con ellos”.

También, lógicamente, por la inversión. No tanto el ticket del programa, que es modesto, sino por lo que desbloquea. “Dan acceso a los mejores. Te dan esa exposición. Así tenemos a Chris Sacca, Ryan Graves y el propio Paul Graham”, relata.

El 22 de agosto de 2020 sufrió un golpe inesperado, casi poético: su casa ardió en los incendios que asolaron el norte de California. Su vivienda y muchas de sus posesiones se convirtieron en cenizas. Lejos de venirse abajo, lo sintió como una señal. “Soy víctima personal de lo que quiero evitar”, dice con resignación.

Su visión es hacer Pachama tan grande como lo son Uber o Airbnb. “Al principio pensaban que era una empresa sin ánimo de lucro. Y no. Pensamos que hay una oportunidad de hacer negocios de otra manera y cuidar del medio ambiente”, explica.

Con la llegada de la nueva Administración a la Casa Blanca cobra más fuerza el denominado Green New Deal, un cambio que percibe como una buena oportunidad, pero todavía lento y algo burocrático.

Tecnología para mejorar el medio ambiente

Pachama utiliza datos de satélites para proteger los bosques, recoge datos de diferentes fuentes y los combina para ver el progreso de dicha inversión en bonos verdes. De este modo se asegura que estos créditos son mucho más que buenas intenciones. “Hasta ahora los medía un auditor. Había poca confianza”, añade.

Por ahora los inversores le han brindado su apoyo. Tras una primera ronda de nueve millones de dólares en la que contó con el apoyo de Bill Gates y Social Capital entre muchos nombres relevantes, en abril consiguió una inyección adicional de 15 millones.