El concepto de eficiencia energética es algo de uso común en la actualidad, más aún cuando, en los últimos años, a la necesidad del ahorro se le ha unido una conciencia medioambiental con la que todos nos identificamos. Y de la misma manera que hemos aprendido a interiorizar medidas que nos ayudan a reducir los consumos (y de paso, las facturas), este tipo de estrategias se han extrapolado, con notable éxito, a entornos más amplios, como una ciudad, una industria o una comunidad de vecinos.

Todos los ámbitos conceden un margen de mejora en cuanto a costes y en emisiones.

En casa tenemos formas de hacer lo de siempre con menos gasto energético, como usar bombillas LED de bajo consumo o apostar por electrodomésticos con una etiqueta ambiental más óptima, entre otras medidas. Los beneficios son inmediatos para nuestro bolsillo pero también para el planeta. Así pues, si en los hogares funciona, ¿por qué no aplicar los mismos principios a una ciudad, por ejemplo? ¿Por dónde empezar en ese caso?

La respuesta la tiene Endesa X, “una filial del grupo Endesa encargada de ayudar a nuestros clientes a alcanzar sus objetivos de descarbonización”, como explica su director de Administraciones Públicas, Juan Garrigosa. Y eso incluye todo tipo de clientes, desde el sector residencial, el sector empresas en su sentido más amplio, y las administraciones públicas”, enumera.

La apuesta por esta transformación energética es generalizada. Es cierto que las distintas legislaciones, incluidas las normas europeas, empujan a una reducción de emisiones, con objetivos tangibles y un horizonte temporal que anima a este cambio en numerosos frentes. Pero la existencia de ayudas para ello y, sobre todo, el cambio de mentalidad que se ha producido en la sociedad han hecho que, a juicio de Garrigosa, estemos en un momento dulce para abordar estas inversiones: “Se están haciendo cosas y hay mucha concienciación, no hay alcalde o responsable público con el que hablemos que no diga claramente que tienen un compromiso para descarbonizar su administración. Hay una mentalidad no solo de cumplir estas obligaciones sino de superarlas, y cada uno tiene su hoja de ruta”, explica.

Influencia real en nuestro día a día

Por otra parte, este paradigma ha cobrado una vigencia aún mayor en los últimos meses. Se trata de un asunto que se ha convertido en un tema de conversación recurrente en la calle porque la coyuntura económica y geopolítica, con la inflación y la guerra de Ucrania como fondo, tienen ya una influencia real en nuestros bolsillos. Por eso, el plan de ahorro energético impulsado por el Gobierno que acaba de entrar en vigor ha redundado la apuesta por estrategias que caminan de la mano de la eficiencia energética a todos los niveles.

El debate sobre la moderación de los aires acondicionados, la instalación de puertas de cierre automático o la iluminación nocturna de los comercios han sido algunas de las decisiones más comentadas que incluye la batería de medidas que afectan pricnipalmente a negocios de todo tipo y a edificios públicos.

La iluminación, clave en el esquema

En este esquema, lo más obvio para los ciudadanos son los cambios que se están introduciendo en sus municipios. Esa “hoja de ruta” de la que habla el responsable de Endesa X se plasma en un proceso en el que se elabora “un traje a medida” para cada cliente, algo vital dado que, según sus características, las necesidades y las soluciones pueden diferir sustancialmente: “Partimos siempre de una auditoría para ver cuál es la base y qué podemos mejorar en cuanto a climatización, iluminación, movilidad…”.

A partir de ahí, se presentan una serie de propuestas individualizadas que, en el caso de los ayuntamientos “se centran en aquello donde las ciudades generan más emisiones y tiene más impacto en la factura económica y en el consumo energético: el alumbrado, los edificios y el transporte”, explica Garrigosa.

El tema de la iluminación en las ciudades resulta clave en esta ecuación, ya que es la partida en la que más se consume y, por tanto, aquella que abre la puerta a un mayor ahorro si se apuesta por la eficiencia. El modelo que presenta la compañía implica “un acuerdo a largo plazo, donde Endesa X hace una inversión al principio para transformar el alumbrado con tecnologías eficientes de iluminación LED, con las que se obtiene un ahorro de un 60-65%”.

Son muchas las ciudades y ayuntamientos que ya han dado el paso hacia este nuevo paradigma que conlleva beneficios “desde el primer momento”, como apunta Garrigosa: “Primero, porque la administración no tiene que hacer esta inversión, la hace la empresa privada; el segundo es que tienen que hacer frente a una menor factura energética; el tercero es que, también desde el primer instante, se reducen las emisiones y alcanzan sus objetivos de descarbonización; y el cuarto, que debería ser el primero, es que los ciudadanos se benefician de unas mejoras que antes no tenían en materia de visibilidad, seguridad, etc.”. Además, Garrigosa también cita un beneficio adicional para los pueblos que dan este paso: el “impulso del empleo local porque siempre trabajamos con empresas locales para hacer el trabajo”.

Digitalización para impulsar la eficiencia

Otra de las características de los planes de eficiencia en la iluminación tiene que ver con la digitalización, un maridaje que se aplica en realidad a casi cualquier instalación de tecnología encaminada a impulsar la descarbonizaciónEn el caso de Endesa X se realiza una gestión digital remota de todas las luminarias que opera.

Este seguimiento se lleva a cabo mediante una plataforma digital cuya información permite dar un servicio mejor al ciudadano porque “nos aseguramos de que toda la instalación esté en servicio y como debe ser de acuerdo a la normativa”. Además, los datos también ayudan a los técnicos que se encargan de las tareas de prevención y mantenimiento, y son la base para ofrecer un informe periódico a los ayuntamientos en el que pueden ver el impacto positivo en las emisiones y el ahorro económico asociado.

Al margen de la iluminación, los otros dos frentes para mejorar la eficiencia en los ayuntamientos son la movilidad y los edificios. Los transportes pueden suponer hasta el 40% de las emisiones que se generan en una ciudad. En eso influye la orografía, las distancias, el número de pasajeros o incluso el clima, todos ellos factores que se tienen en cuenta para diseñar planes que apuestan “no solo por los puntos de recarga sino en apoyar a los operadores de transporte público a transformar su flota para que tengan autobuses eléctricos”.

Electrificar para una mayor calidad de vida

Juan Garrigosa, director de Administraciones Públicas de Endesa X

“Para nosotros, sostenibilidad quiere decir descarbonización y descarbonización quiere decir electrificación”,afirma Garrigosa. Por eso, buena parte de este ecosistema de soluciones para la mejora energética de los edificios pasa también por el uso de esta energía limpia, por ejemplo, para mejorar la iluminación o la climatización transformando “las calderas de gas por bombas de calor, con lo que disminuye muchísimo el consumo y ganas en eficiencia”.

En general, aunque buena parte de las ayudas de los Fondos Next Generation que atañen a los edificios “están dirigidas a la rehabilitación de las fachadas, más que a la rehabilitación energética en sentido amplio, lo que incluiría la modernización de los sistemas de climatización y agua caliente. Estas medidas supondrían poder repartir mucho más los Fondos para poder beneficiar a mayor número de edificios”, apunta Garrigosa.

Así pues, en casa, en nuestra ciudad o en nuestra empresa, la búsqueda de la eficiencia energética es una apuesta real que tiene de beneficios para el planeta, para nuestro bolsillo y para nuestra calidad de vida, presente y futura. Se trata de invertir en bienestar para tener un aire más limpio y unos recursos mejor aprovechados en ciudades más amables y sostenibles.