Se acaba un año para arrancar de un calendario al que la pandemia deshojó la primavera y enfrió el verano. Y comienza otro durante el que habrá que navegar, entre olas y sacudidas, las consecuencias sociales y económicas de una crisis que paralizó el mundo y afecta con especial virulencia a España.

Un País que atraviesa una de las épocas más atípicas y complejas de su historia reciente. Un Estado en torno al que han saltado todas las alarmas. Una Nación que únicamente podremos reconstruir si permanecemos unidos, si trabajamos codo con codo, si dialogamos, si somos ecuánimes y abandonamos el conmigo o contra mí, si colaboramos… España, que nos necesita, y a la que nosotros necesitamos.

Y para reconstruirla es fundamental el consenso y el diálogo social -del que el CES es su máximo exponente-, que ha demostrado su utilidad y eficacia siempre que se le ha encomendado una misión. Porque permite tomar decisiones más ajustadas a la realidad y más permeables -al llegar directamente a empresarios y trabajadores- así como encontrar soluciones concretas a problemas específicos.

Desde el CES hemos querido poner nuestro granito de arena en la gran montaña a escalar para esa reconstrucción tras la pandemia. Ya en verano, en el marco de la presentación de la Memoria Anual 2019, este órgano consultivo del Gobierno planteó las líneas de recuperación de la economía española basándose en seis ámbitos fundamentales: educación, vivienda, medio ambiente, consumo, pensiones y sanidad.

Concretamente, el CES advirtió de que algunas características estructurales de la economía española, como el elevado peso de las actividades turísticas en el PIB, la ocupación y la balanza de pagos; la alta tasa de temporalidad del empleo y el predominio de pymes; intensificarían previsiblemente las consecuencias negativas y ralentizarían la recuperación.

El batacazo de la economía española rondará este año el 11%, una caída sin paliativos que lógicamente dejará su impronta en las principales variables macro

Frente a ello, el Consejo recomendó alternar las luces largas con las cortas para evitar posibles deslumbramientos y cegueras. Así, mientras que a corto plazo propuso planes específicos de recuperación para los sectores más afectados (turismo, automóvil, o bienes de equipo); a medio y largo plazo sugirió un plan de recuperación con un programa ambicioso de inversión pública, con alto componente en intangibles como la educación, la investigación o la digitalización, que cuente con el refuerzo de la colaboración público-privada y que actúe de palanca de una inversión privada, actualmente atenazada por altos niveles de incertidumbre.

En aras de contrarrestar los efectos de la pandemia, las decisiones de política económica se han orientado a evitar la pérdida de puestos de trabajo y el cese de actividad definitivo de empresas y autónomos. Sin embargo, el alto número de desempleados y los elevados volúmenes de deuda y déficit pondrán palos en las ruedas de la recuperación de España.

Por poner unos datos, el batacazo de la economía española rondará este año el 11%, una caída sin paliativos que lógicamente dejará su impronta en las principales variables macro. La tasa de paro, por ejemplo, podría dispararse en 2021 hasta el entorno del 18%; la deuda pública aumentar hasta el 117% del PIB; y el déficit, por su parte, desbocarse hasta el 7,7% del PIB.

De ahí que la estrategia de salida de la crisis deba contar con medidas proporcionadas pero ambiciosas y que su puesta en marcha exija de diálogo y amplio consenso frente a la confrontación y polarización del arco parlamentario.

Pues bien, con ese objetivo, el CES ha presentado tres Informes en esta recta final del año.

En primer lugar, en la búsqueda de antídotos contra la epidemia del paro juvenil, pidió usar los fondos europeos para evitar un “boom” de jóvenes parados de larga duración, incentivar la contratación indefinida de menores de 25 años y blindar el Plan de Choque por el Empleo Joven, a la vista de que la dotación presupuestaria prevista para el periodo 2019-2021 puede quedar comprometida como consecuencia de la crisis sanitaria.

Debemos actuar en la medida de nuestras posibilidades, con responsabilidad y valentía, mostrando un compromiso firme en la batalla contra el virus

Asimismo, teniendo en cuenta que cuanto mayor sea el peso de la industria sobre la economía mejor se resisten las embestidas de las crisis, este órgano consultivo del Gobierno urgió a alcanzar un Pacto de Estado para elaborar una Ley de Industria con la que acelerar la recuperación tras la pandemia e implantar una política industrial capaz de configurar un sector generador de empleo de calidad e impulsor de la innovación.

 

Finalmente, el CES defendió un relanzamiento de la inversión pública desligándola del escenario económico-político para aprovechar los fondos europeos, e instó a mejorar la colaboración público-privada para desarrollar proyectos que contribuyan a la recuperación de España.

Porque además de afectar de lleno al ámbito sanitario, la pandemia tiene múltiples efectos colaterales a nivel socioeconómico y laboral. Y si bien nuestro futuro parece estar hoy más que nunca en mano de médicos y científicos, también es verdad que los demás no podemos permanecer de brazos cruzados. Que debemos actuar en la medida de nuestras posibilidades, con responsabilidad y valentía, mostrando un compromiso firme en la batalla contra el virus. Porque ésa debe ser la gran Victoria a conquistar en el año 2021.



*** Pedro C. Fernández Alén es presidente en funciones del Consejo Económico y Social (CES)