En los últimos meses los ciudadanos hemos tomado conciencia de la vulnerabilidad de un mundo globalizado frente a crisis inesperadas, desencadenas por la 'naturaleza'. Atajar el cambio climático y transformar la economía son demandas de gobiernos de países del mundo, científicos, empresas y expertos. Sin embargo, el consenso alcanzado por la sociedad -y no solo la consecuencia de una revolución tecnológica- y esta es la mejor garantía de que la transformación energética es ya inevitable.

Es momento, por lo tanto, de sentar las bases de una economía descarbonizada y dar respuesta a los desafíos climáticos, productivos y sociales que demandan los ciudadanos.

La electricidad es la forma de energía que más renovables ha conseguido incorporar por el momento. En España, estas registran su mayor participación en el mix de generación desde que se cuenta con datos, en 2007, y produjeron durante el año el 43,5% de toda la electricidad del país.

Hoy somos capaces de producir electricidad renovable a un coste competitivo. En Europa las emisiones asociadas a la generación de electricidad no han parado de disminuir en los últimos años, un -36% desde 1990 y a nivel mundial se han estabilizado, ya que el aumento del consumo eléctrico global se compensa con el auge de las renovables. La electricidad verde, por lo tanto, es forma más eficiente de reducir las emisiones y mejorar la calidad de aire.

Sin embargo, las emisiones totales de CO2, con el transporte a la cabeza, parecen no tener freno y, según expertos, como el Global Carbon Project, alcanzaron un nuevo récord mundial en 2019. Esto es debido a que, en la mayor parte de los países industrializados, el peso de la electricidad en el consumo total de energía final es relativamente reducido, en torno al 25%. Por esta razón, descarbonizar la economía implica actuar sobre la totalidad de nuestras necesidades energéticas y, para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050, debemos transformar todos los sectores, incluidos el transporte, industria y la climatización de las viviendas y edificios.

Impulsar este proceso no solo es posible, sino que puede convertirse en una oportunidad para nuestro país. España cuenta con más recursos renovables que la mayoría de los países de su entorno y con una industria nacional de referencia mundial, preparada para descarbonizar el sector energético de forma acelerada, sirviendo de tractora de la recuperación de nuestra economía y empleo, tanto en el ámbito de las industrias asociadas a la descarbonización ya existentes, como en aquellas relacionadas con los medios de transporte terrestre, privados y públicos, y la automoción.

Infraestructura de recarga más rápida

Iberdrola es una de las compañías involucradas en impulsar la movilidad sostenible, con un ambicioso que representarán una inversión de 150 millones de euros, con el que intensificará el despliegue de infraestructura de recarga para vehículos eléctricos en los próximos años.

Su hoja de ruta prevé la instalación de cerca de 150.000 puntos de recarga en hogares, empresas, ciudades y en las principales autovías. Su plan prioriza el despliegue de la carga más rápida y por ello prevé estaciones ultra rápidas (350 kW) cada 200 kilómetros, súper rápidas (150 kW) cada 100 kilómetros y rápidas (50 kW), cada 50 kilómetros.

Iberdrola es consciente de la necesidad de impulsar la electromovilidad a través de una acción coordinada y eficaz con los principales agentes implicados. La compañía continúa identificando oportunidades para generar un ecosistema industrial, comercial y de innovación que permita consolidar el desarrollo de la movilidad sostenible. Por ello, ha completado ya más de 40 acuerdos de despliegue de infraestructura con administraciones, instituciones, empresas, estaciones de servicio, concesionarios y fabricantes de vehículos.

El compromiso de Iberdrola con la movilidad sostenible trasciende también la esfera nacional, al convertirse en la primera empresa española en suscribir la iniciativa EV100 de The Climate Group, con el objetivo de acelerar la transición hacia los vehículos eléctricos, comprometiéndose a electrificar toda su flota de vehículos y facilitar la recarga al personal en sus negocios en España y Reino Unido a 2030.

La movilidad no será sostenible si no es digital. Para ello, la compañía ha completado el primer mapeo que verifica la infraestructura de recarga pública eléctrica operativa en España. La información se encuentra disponible en su App de Recarga Pública, desde la que se puede geolocalizar, reservar un punto de recarga gestionado por la compañía y pagar a través del móvil, siendo o no cliente de la eléctrica.

Hidrógeno verde para el transporte pesado

Iberdrola ha ampliado también su acción en pro de la movilidad sostenible al transporte pesado, un sector difícil de descarbonizar.

La compañía será la encargada de proporcionar una solución sostenible, en base a hidrógeno verde, para suministrar energía limpia a la flota de autobuses urbanos de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) el próximo año.

Para ello, Iberdrola construirá y explotará una planta hidrogenera en una parcela del polígono industrial de la Zona Franca de 5.000 m2, que utilizarán los autobuses de TMB y, potencialmente, otras flotas e industrias del polígono que adopten el hidrógeno verde como solución energética. El contrato de este servicio se prolongará diez años.

La hidrogenera de la Zona Franca será la primera de carácter público en España y suministrará hidrógeno de origen renovable, producido por electrólisis. De esta forma, se promoverá la creación de un hub de hidrógeno verde en una de las principales zonas industriales de Cataluña y España.