Mientras que en 2004 el peso de las energías renovables en la UE era del 9,6%, en 2018 ya alcanzaba el 18,9% del total del consumo bruto, y el objetivo es que esta cifra se eleve hasta el 30% en 2030. No solo eso, sino que el llamado Pacto Verde Europeo aspira a que la Unión sea climáticamente neutra en el año 2050 -es decir, que las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (las asociadas a los consumos energéticos y las que no lo están) sean inferiores a las emisiones que absorben los sumideros de carbono. Más en concreto, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE, organismo adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) nos informa que en 2019 la energía solar supuso un 3,5% de la energía generada en España y un un 6,5% durante el año 2020, una cifra que se prevé que continúen aumentando durante los próximos años.

Recordemos que en torno a 2015 se produjo una polémica en torno al autoconsumo: la clave residía en el llamado impuesto al sol, que consistía en la posibilidad de cobrar un cargo por la energía producida para consumo propio, una especie de peaje al autoconsumo energético. Así que en la actualidad muchos siguen pensando que dicha normativa sigue vigente, pese a que se abolió en 2018. Es decir, que ahora no existe esta traba para hacer uso de esta fuente de energía.

Como es natural, en un país que ha hecho de la luz solar una de sus señas de identidad resultaría incomprensible no aprovechar al máximo esta fuente de energía. En especial, las cinco regiones que cuentan con más horas de sol al año -Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura, Castilla y León y la Región de Murcia- son las más beneficiadas por su uso, si bien es viable su instalación en toda nuestra geografía. Con la disponibilidad de almacenamiento además se amplía el rango de uso de esta tecnología.

Pese a esto, en el momento presente, España ocupa la décima posición en el ranking de países productores de energía solar, por detrás de naciones como Alemania, Italia o Reino Unido, lo que deja un gran margen para el impulso de esta clase de energía limpia. Y, pese a que los datos macro puedan facilitarnos una buena panorámica, nos centraremos en una aplicación particular de esta energía, el autoconsumo.

Aspectos económicos y prácticos

Las tecnologías para el aprovechamiento de la luz solar han experimentado notables avances en los últimos años, de forma que instalar paneles solares para consumo propio es mucho más sencillo de lo que tendemos a imaginar. Los interesados pueden consultar esta completa guía disponible en la web del IDAE, o bien su versión más práctica y simplificada, ideal para neófitos. A grandes rasgos, sus ventajas son evidentes: ahorro en la factura de la luz, menor dependencia de los cambios en las tarifas eléctricas y el uso de una fuente de energía limpia y 100% renovable.

El ahorro resulta especialmente relevante, lo que convierte al autoconsumo en una buena opción en  casos de vulnerabilidad y pobreza energética, que podrán beneficiarse de una alternativa al suministro tradicional y de la reducción de costes en su  factura de la luz. Los gastos de mantenimiento de la instalación se han reducido progresivamente, y en la actualidad hacerlo resulta barato y sencillo. Por último, las desgravaciones existentes para las energías renovables nos permiten obtener interesantes beneficios fiscales.

Las condiciones que regulan el autoconsumo en España están contenidas en el Real Decreto 244/2019, en el que se simplifican los trámites y se facilita el ahorro económico. Por ejemplo, autoriza que los excedentes derivados del autoconsumo puedan verterse a la red y la compañía con la que el usuario tenga contratado el servicio lo compensará en forma de ahorro en la factura-siempre y cuando las instalaciones tengan una potencia inferior a 100 kW-. También permite que las instalaciones de potencia por debajo de 15 kW solo requieran de una notificación a la comunidad o ciudad autónoma y no precisen de trámites con la distribuidora. Y se promueve el autoconsumo colectivo (comunidades de vecinos, comercios de un centro comercial, hospitales, universidades, etc.), una alternativa que permite aprovechar al máximo los beneficios de la energía solar y hacerla más atractiva económicamente. 

Aunque, como hemos dicho, no es necesario disponer de tantas horas de luz solar como se suele pensar -en Reino Unido, un país famoso por su escasez de este bien natural, casi un millón de hogares cuentan con sistemas fotovoltaicos-, siempre es necesario hacer un estudio para conocer las posibilidades de nuestra vivienda: orientación para captar la luz solar, espacio disponible para los paneles, existencia de zonas elevadas como tejados para instalarlos, etc. Y, aunque la instalación en sí no suele requerir más de 3 o 4 días, conviene informarse bien sobre los trámites y las licencias precisas para ello. Dado que estas dependen de los ayuntamientos, variarán según la región de España en que nos encontremos, aunque el tiempo medio para su obtención oscila entre uno y tres meses.

"Construye tu futuro, aplica la eco lógica". Campaña de Comunicación y Publicidad Institucional “Energía y Ciudadano”. IDAE

Los objetivos del plan

Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, las energías renovables en España deberían alcanzar una penetración del 74% en 2030. Aunque la energía solar no es sino una de las opciones disponibles -otras son la energía eólica, la biomasa o la geotérmica-, se estima que en ese año existirán 30 GW de potencia solar fotovoltaica instalada. Para poner estos datos en contexto, en la actualidad España dispone de en torno a 50 GW de potencia renovable instalada (sumando todas las energías renovables), y el conjunto del sistema eléctrico consta de 110 GW de potencia instalada considerando todas las fuentes de energía.

El sector de las renovables siempre ha tenido a España como uno de sus países punteros, y el impulso del IDAE para el fomento del autoconsumo es clave para aumentar la implicación de la ciudadanía y hacerla partícipe de sus beneficios de forma palpable e inmediata, así como estimular el empleo y la actividad económica en el sector de la energía solar. El objetivo: que en 2030 se haya duplicado el consumo de energías renovables, y que hacia 2050 se haya logrado una transición completa hacia ese modelo.