En formato presencial o a través de Internet, las universidades españolas se preparan para retomar la enseñanza en septiembre. El panorama que ha dibujado la pandemia requiere de una gran capacidad por parte de las universidades para adaptarse a un entorno digital creciente y al surgimiento de nuevos perfiles profesionales

Surge la “necesidad de ir de la mano empresa-universidad para conformar un nuevo ecosistema”, tal y como ha subrayado Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo y directora de Universidades CEU, durante su intervención esta mañana en un debate organizado por El Español sobre nuevas herramientas formativas.

Una relación estrecha entre el ámbito empresarial y el educativo es clave para dar respuesta a las necesidades del mercado laboral tras las crisis sanitaria, como ha señalado el vicepresidente Ejecutivo de Fundación Universidad-Empresa (FUE), Fernando Martínez Gómez: “Hay que escuchar a la empresa, con lo que diga a la empresa hay que comunicar a la universidad cuáles son sus inquietudes y proponer programas que vinculen a la empresa con la universidad”.

Un tipo de relación que, el consejero de Ciencia, Universidades e Innovación de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia considera debe ser “bilateral”. De esta manera, ha analizado el consejero,  el conocimiento de la universidad puede servir para “orientar sobre qué cosas son de mucho valor y que se pueden aplicar en la propia empresa”.

Sobre esto, el presidente de Crue Universidades Españolas, José Carlos Gómez Villamandos, ha destacado el papel fundamental que juega la Administración para que el cambio pueda producirse de manera sostenible en el tiempo: “Tenemos todas las piezas del puzle, si somos capaces de encajarlas y mantenerlas unidas, será satisfactorio para todos. Esto no es un milagro de un día para otro, hace falta tiempo”. 

Un nuevo entorno de trabajo marcado por lo digital

La pandemia ha redefinido la manera de entender la enseñanza y el ámbito laboral. Parece que la docencia en línea y el teletrabajo han llegado para quedarse, aunque todos los ponentes coinciden en destacar la importancia de la presencialidad. “La formación de los estudiantes jóvenes requiere presencialidad, requiere del campus, de saber lo que pasa entre estudiantes y profesores”, ha señalado Visiedo. 

A pesar de que el acento se ponga sobre la experiencia física, las universidades ya se encuentran preparadas para adaptar sus aulas con herramientas tecnológicas que permitan enriquecer la docencia y potenciar su dimensión participativa. 

“Una cosa es que los jóvenes estén acostumbrados a lo digital y otra trabajar en el entorno digital”, ha comentado el vicepresidente de FUE, haciendo referencia a la importancia de que las universidades también impartan una formación que capacite a los estudiantes para trabajar en los nuevos entornos que ha marcado la pandemia. 

Las habilidades soft se vuelve imprescindibles para las empresas

Además de la importancia de los conocimientos teóricos y la relación con las empresas, los cuatro ponentes han convenido en la importancia de desarrollar en los jóvenes las denominadas soft skills o habilidades blandas. El conocimiento teórico y el manejo de los idiomas se sobreentienden en los recién graduados. Hay que dar un paso más en la formación que se imparte desde las instituciones educativas, como señala el consejero de la Comunidad de Madrid: “La labor que tenemos que hacer en las universidades es entrenar en este nuevo formato en el que todo es mucho más impredecible”.

La creatividad, el amor por el aprendizaje o el liderazgo son solo algunas de las competencias que ahora más demandan las empresas y que deben formar parte del nuevo perfil profesional. Sobre esto, Gómez ha indicado que el aprendizaje de este tipo de habilidades no debe limitarse al ámbito universitario: “Todo esto tiene que comenzar en la etapa preescolar. Desde ese momento hay que dar esas competencias a los estudiantes y luego ya, cuando entran en la universidad, es donde deben ser capaces de canalizarlo todo”. 

Las universidades españolas demuestran su capacidad para adaptarse a las exigencias pautadas por los nuevos tiempos y refuerzan su compromiso con el estudiante que será el motor del cambio para la recuperación social, cultural y económica