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“Libres y con compromiso” —frente a la popular expresión “libre y sin compromiso” referida a los solteros— debería ser “el lema de la sociabilidad moderna”, afirma Javier Gomá, subrayando la responsabilidad que lleva aparejada el ejercicio del preciado bien de la libertad.

El filósofo ha sido el encargado de pronunciar este martes la sexta conferencia del ciclo La libertad en el siglo XXI, que celebra el décimo aniversario de EL ESPAÑOL y el vigesimoquinto de la Universidad Camilo José Cela.

De plena actualidad por la publicación de su libro Fuera de carta —que recopila, entre otros, sus artículos en El Cultural— y por el estreno de una obra de teatro basada en otro de ellos, Filosofía mundana, Gomá ha comenzado su disertación señalando que “la libertad está en el corazón tanto de la docencia como de los medios de comunicación”, cuya misión es “fomentar ese bien tan precioso, practicarlo, cuidarlo y defenderlo de sus adversarios”.

La conferencia del filósofo y director de la Fundación Juan March, titulada Libertad y pensamiento, ha consistido en una verdadera clase magistral acerca del concepto de librepensador, originado en el siglo XVIII con la Ilustración, así como su actualización en las democracias liberales del siglo XXI.

Al comienzo de su intervención, Gomá ha advertido de que la relación entre libertad y pensamiento es “ambivalente” porque no existe ni puede existir un estado de libertad absoluta y sin condicionamientos en el pensar. “El pensador está por principio insertado en circunstancias naturales, biográficas, históricas y culturales que condicionan la práctica normal de su razonamiento”, ha afirmado.

También señaló las dos amenazas que entorpecen “el buen funcionamiento” del pensamiento. Una de ellas es externa: el poder —“los poderosos quieren ser obedecidos y para ese fin anhelan controlar la conciencia de la gente”, afirma Gomá—. La otra amenaza es interna: las propias pasiones del sujeto que piensa. Así, “quien sucumbe a los movimientos ciegos del ánimo” es “esclavo de sí mismo”.

Después el filósofo ha planteado la tesis de que la opinión pública no surgió realmente hasta la Ilustración, porque hasta ese momento “el sujeto individual no tenía conciencia de su individualidad, sino que se tenía a sí mismo como perteneciente a un Todo superior”.

En cambio, cuando surge la figura del librepensador, este forma sus ideas “con vigorosa autonomía” y las transmite después al público, donde se mezclan con las de los otros librepensadores “y juntas crean esa voz coral que llamamos opinión pública”.

Gomá ha repasado la conocida definición kantiana de la Ilustración —“la salida del hombre de su minoría de edad culpable, incapaz de servirse de su propio entendimiento sin la guía de otro”—, subrayando el famoso aforismo sapere aude (atrévete a saber). Pero puntualizó las limitaciones de Kant al restringir la libertad al “uso público de la razón”, dejando la esfera privada sujeta a obediencia.

Gomá ha destacado en su conferencia dos hitos fundamentales en la construcción del librepensamiento ilustrado. En primer lugar, la Enciclopedia impulsada por Diderot, “una obra magna de emancipación intelectual al margen del Rey y de la Iglesia, las dos instituciones autoritarias del siglo”.

Otro elemento clave fueron los salones parisinos donde las grandes damas organizaban veladas en las que los intelectuales “tenían la oportunidad de defender sus ideas oralmente, argumentarlas, leer en alto sus manuscritos o hacerlos circular en estos círculos selectos”. Los salones fueron no solo fábricas de opinión pública ilustrada, sino también una “escuela de costumbres”, donde el ejercicio de la libertad se acompañaba de elegancia y respeto.

Al final de su conferencia, el filósofo ha esbozado cómo se ha actualizado la figura del librepensador en los tiempos de la democracia liberal. Como en este sistema político rige el principio de igualdad, el librepensamiento no es solo cosa de una minoría selecta. “Ahora hombres y mujeres somos todos philosophes, todos estamos llamados a pensar en libertad”, señala Gomá.

“Ya no hay masas, como en el viejo elitismo, sino muchos ciudadanos y cada uno de ellos está invitado a formarse su propia opinión ilustrada”, insiste el filósofo. Esto tiene una contrapartida: la “minoría selecta” ha sido sustituida por la “mayoría vulgar”. Pero eso “no debe sumirnos en una resignación nostálgica ni llevarnos a ceder a la tentación de volver a la minoría selecta de antes”, sino a “corregir la vulgaridad de esta etapa intermedia y provisional” en dirección a una tercera y definitiva etapa: “la mayoría selecta”.

Javier Gomá 'Librepensador'

Hacia el final de la conferencia, Gomá ha elogiado el valor de la amistad como paradigma de la sociabilidad moderna. La amistad se construye libremente pero nos compromete con los demás. Este ideal lo traslada el autor al terreno político con el concepto de “república de la amistad” y “amistad cívica”, es decir, “tratar al otro como lo haría con un amigo, aunque no lo conozca”.

Gomá ha concluido alertando sobre las amenazas de censura y control ideológico sobre el pensamiento libre: “Los enemigos de la democracia liberal son hoy muchos y variados, pero todos comparten un mismo plan: el de someter el librepensamiento al control de la censura de las ideas y arruinar la delicada república de amigos, basada en la igualdad, para imponer en su lugar el anacronismo de alguna forma de elitismo autocrático”.

“Contra los enemigos de la democracia liberal —ha continuado el filósofo— se levantan individuos e instituciones para resistir sus embates. Entre ellos, la Universidad Camilo José Cela y EL ESPAÑOL, que trabajan para garantizar un espacio seguro al librepensador en este tiempo y contribuyen a la educación sentimental del ciudadano ilustrado de este país”.