Berlín

España cuenta con una flota de empresas del sector ferroviario que la sitúan como uno de los referentes internacionales. Prueba de ello es, por ejemplo, la implicación española en el conocido como “Ave de los peregrinos”, la línea de alta velocidad que unirá en 2017 las ciudades saudíes de La Meca y Medina. En ese proyecto participan las empresas españolas Renfe, Adif e Ineco.

También da cuenta de ese papel puntero español que compañías como la guipuzcoana Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) consiguiera este mes adjudicarse un contrato que le llevará a suministrar 63 tranvías a la empresa pública GVB Activa, responsable del transporte público en la metrópolis holandesa.

El producto ferroviario español se exporta, y parece hacerlo bien. Esto se observa en citas como InnoTrans, feria bianual celebrada esta semana en Berlín. Es la mayor reunión de actores del mundo del ferrocarril. Se espera que hayan participado en ella 130.000 profesionales del sector. Aquí exponen sus productos hasta 2.700 empresas de todo el planeta.

“La internacionalización de las empresas españolas ha sido un éxito en las últimas décadas”, dice a EL ESPAÑOL Pedro Fortea, director de la Asociación Ferroviaria Española (MAFEX). “Desde 2004, hemos observado que la presencia internacional del sector español ha crecido muchísimo y, según datos oficiales, las exportaciones de nuestras empresas representan más del 80% del total de las exportaciones ferroviarias españolas”, añade Fortea.

MAFEX agrupa a 70 empresas ferroviarias, capaces de facturar 4.800 millones de euros al año. Más de medio centenar de esas compañías tienen un stand en InnoTrans. Las más grandes, como CAF o Talgo, “ofrecen trenes competitivos en calidad y precio”, apunta a este periódico Xabier Arrona, ingeniero de IKUSI, una empresa del grupo industrial vasco Velatia que ofrece soluciones tecnológicas a compañías de un sector que emplea en España a 50.000 personas de forma directa y a otras 400.000 de modo indirecto.

Por su parte, CAF se reivindica como una empresa con vocación internacional. “El 80% de nuestra cartera de clientes es internacional”, afirma a este diario Javier Iribarnegaray, responsable de márquetin de esta compañía con sede en Beasáin. CAF cuenta con unos 7.000 empleados, distribuidos en fábricas y oficinas por en los cinco continentes. Sus locomotoras, trenes, metros y tranvías, entre otros, circulan en una treintena de países.

También son de éxito internacional las locomotoras de lo que ahora se llama Stadler Valencia. A mediados del siglo pasado, recibía el nombre de Macosa. Después de pasar por el control de la francesa Alstom y de la alemana Vossloh, ahora está controlada por el fabricante suizo Stadler Rail. Esta semana, Stadler ha presentado en Berlín varias máquinas. Una de ella es la Eurodual, una locomotora fabricada en Valencia que puede moverse a través de combustión de diésel o utilizando energía eléctrica. Los primeros pedidos han llegado procedentes del Reino Unido.

El éxito actual de productos como ese o de empresas como CAF son de alcance internacional. Éste ámbito también lo prioriza Adif de un tiempo a esta parte. Lo demuestra el acuerdo de cooperación alcanzado la semana pasada entre la entidad pública española y High Speed Railway Corp (HSRC), compañía estatal de ferrocarril de India. El país oriental se encuentra en proceso de renovación de sus infraestructuras ferroviarias valorado en 140.000 millones de dólares (unos 125.100 millones de euros). Ese escenario bien puede verse como una nueva oportunidad de negocio internacional.

MODELO ESPAÑOL DE ÉXITO

“Esperamos que en este tipo de colaboraciones con otros administradores de infraestructuras del mundo haya un efecto tractor por parte de Adif, para poner en valor la capacidad, no sólo de Adif, sino todo el sector ferroviario español tiene a la hora de explotar el ferrocarril y de construir e innovar”, expone a este periódico Mari Carmen Palau, responsable de comunicación Adif. “Nuestro modelo ferroviario es un modelo de éxito para muchos países”, agrega.

En este sentido, el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez-Pomar, decía a su paso por InnoTrans el jueves que el hecho “que España tenga este papel de liderazgo y que sea una industria puntera en el ámbito ferroviario es algo que se aprecia en el mundo”. Aprovecharse de la reputación del producto España en el sector es algo que ha podido experimentar recientemente Juan Carlos Rodríguez, director general de Eco-Compunter, una empresa asturiana de apenas una veintena de empleados.

A él le recibían en 2013 con los brazos abiertos en los primeros foros internacionales en los que presentaba las soluciones de software en los que su empresa se ha especializado. Antes de la crisis en España – que para él y los suyos se empezó a notar en 2012 – Rodríguez y compañía no habrían pensado en ofrecer a nivel internacional unos servicios que habían diseñado a medida para Renfe y Adif. Entre otras cosas, Eco-Computer ofrece de programas informáticos de billetería.

“El reto de la internacionalización vino con la crisis, no nos lo habríamos planteado sin una profunda crisis”, reconoce Rodríguez. Pero “2012 nos hizo plantearnos internacionalizarnos y hacer que nuestro producto se conociera más allá de nuestros clientes tradicionales”, agrega. Ahora su compañía está instalada en Polonia y también tiene como cliente a la compañía Ferrocarriles del Ecuador Empresa Pública, la principal firma ecuatoriana del sector.

EL SECTOR RECOGE SUS FRUTOS

Según Fortea, el sector ferroviario español “está recogiendo sus frutos”. Éstos, en buena medida, resultan de décadas de inversiones. Son consecuencias de esfuerzos que, en 1992, ya llevaron a buen puerto la inauguración de la primera línea de alta velocidad, 471 kilómetros entre Madrid y Sevilla. Actualmente, España es el primer país de Europa en kilómetros de alta velocidad gracias a sus más de 3.000 kilómetros en servicio. A nivel mundial, España es el segundo país en extensión.

En 2015, Renfe contó 19,4 millones de personas desplazándose en sus líneas de alta velocidad. Ese volumen de viajeros no ha parado de crecer en los últimos tres años, una tendencia que en la operadora de transportes pasajeros explican como “el resultado de las inversiones”. Sin embargo, esos números, del mismo modo que los frutos que recoge el sector ferroviario en la actualidad, pueden verse afectados por el contexto de crisis económica y la incertidumbre política.

La crisis, si bien no ha laminado las inversiones públicas, las ha reducido notablemente. La relevancia de este hecho viene dada por algo que señala el último informe de la comisión técnico-científica del Ministerio de Fomento – con fecha de junio de 2014. A saber, que el “sector industrial ferroviario en España tiene una dependencia prácticamente total de la financiación pública”, se lee en dicho documento.

INVERSIONES ESTANCADAS E INCERTIDUMBRE

Para 2016, el Ministerio de Fomento preveía el año pasado destinar a las inversiones en ferrocarril 5.460 millones de euros. En 2015, el montante era de 5.199 millones, mientras que en 2014 la cifra rondaba los 4.800 millones, superior en cien millones al destinado en 2013. En 2010 se destinaban a ferrocarril 8.758 millones de euros.

Pese a estas realidad, Gómez-Pormar defendía al ser preguntado por este diario la gestión del Gobierno, incluida en su actual fase de interinidad. Desde el Ministerio de Fomento “se han movido en cinco años más de 50.000 millones de euros de los que además más del 50% han ido a inversión ferroviaria”. “Tenemos que seguir invirtiendo en ferrocarril”, pero “sabiendo que tenemos un compromiso con Europa y que el presupuesto tiene que estar ordenado y bien gestionado”, señalaba, aludiendo a futuros escenarios presupuestarios.

Por su parte, Fortea estima que en España “se ha invertido mucho en los últimos años, un ritmo difícil de mantener”. Pero él no alude al último lustro, donde las inversiones también han sido víctima de los recortes. Para él, la actual situación no está lejos de crear “el peligro de que las referencias” industriales españolas “queden obsoletas al bajar la demanda interna en el país”. “Una de las mejores formas de vender al exterior es mostrar que se tienen esos servicios que se venden implementados en tu país”, adhiere el director de Mafex.

“En España salen pocos concursos, aunque en los que ha habido hemos estado activos”, comenta Javier Iribarnegaray, el responsable de márquetin de CAF. “Esperamos que se reactive el mercado”, comenta, al tiempo que reconoce también esperar “que se solucione la incertidumbre política que hay en España”. “La incertidumbre y la falta de decisiones y de las inversiones en materia ferroviaria afecta, y seguramente no de manera positiva”, apostilla Fortea.

“Lo lógico es pensar que nos irá mejor en una situación de estabilidad política, para saber qué tenemos, eso sería lo deseable”, sostiene Palau, desde Adif. “Pero tenemos la situación que tenemos”, agrega. La escasa demanda interna del mercado español y la incertidumbre son factores que empujan a las empresas a la exportación. En el presente contexto, “hay que apretar los dientes”, concluye Fortea.

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