Ya era hora: por fin, el casting de modelos ofrecido por la Semana de la Moda de Madrid va reconociendo la diversidad y apostando por la diferencia. En la última jornada, en la que Samsung EGO apuesta por el talento más joven y la unión entre moda y tecnología, el desfile del colectivo Existence Research Program contó con la participación especial de dos atletas paralímpicos, Sara Andrés (una madrileña de 30 años que representó a España, en atletismo, en los Juegos Paralímpicos de Rio 2016) y Alberto Avila (Campeón Europeo Sub 20 de 100 y 200m y que en la actualidad se prepara para Tokyo 2020). 

La Madrid Fashion Week imita así iniciativas similares llevadas a cabo por la pasarela de Nueva York en la que, en septiembre de 2016, el diseñador italiano Antonio Urzi presentó la primera colección de moda para personas con discapacidad y subió a la pasarela a Rebekah Marine, una modelo con prótesis en un brazo y a Leslie Irby, que iba en silla de ruedas. 
Los dos corredores llevaban prótesis de diseño, desarrolladas por el colectivo Existence Research Program y la empresa UNYQ (con sedes en Sevilla y San Francisco), un referente a nivel mundial en la fabricación de carcasas o covers para prótesis. Paras este desfile, han creado tres modelos de coberturas tibiales que siguen las líneas y estética futurista planteada en la colección Europa, presentada en el marco de la MBFWM.
Y fueron ellos, sin duda, los que más aplausos se llevaron, desfilando (sin nada que envidiar a los modelos profesionales)con sus prótesis en brillante color cobre
(en el caso de Sara) y en negro con toques dorados (en el caso de Alberto). Con ello, se ayuda a normalizar la situación de las personas que sufren una discapacidad física y abre un nuevo mundo de posibilidades para el futuro de los niños y adultos que han sufrido alguna amputación.
Según Existence Research Program, su colección toma como punto de partida el diseño de la indumentaria espacial para un hipotético viaje tripulado a Europa, la luna de Júpiter que da nombre a la colección. Los modelos, más al estilo cosmonauta ruso que astronauta de la NASA, salían con grandes mochilas y monos de color crudo, al estilo de los que llevan Jennifer Lawrence y Chris Pratt en la película Passengers, y cascos y cuellos de plásticos, más como los de Matt Damon en The Martian.
Hemos visto una colección de colores neutros, con dominio del beis y el arena, donde el progresivo degradado de claro a oscuro se rompe con el protagonismo de un vibrante mostaza o amarillo intenso. Muchos acabados deportivos, en los que los tejidos nobles y las fibras naturales se combinan con tejidos tecnológicos. 
Para ellos, bermudas (que a veces se superponen a pantalones largos o se combinan con gasas),  e incluso faldas; destacando los calcetines (la prenda que ha acaparado el protagonismo en muchos desfiles, como por ejemplo el de Ana Locking). 
Para ellas, prendas sueltas, vestidos, faldas y blusas asimétricas con mangas de volantes arquitectónicos y shorts con grandes bolsillos. Al final, unos cascos muy al estilo de Darth Vader cubren el rostro de los modelos y servirán después, durante las felicitaciones en el Kissing Room, para mantener en secreto la identidad del grupo de ingenieros y creativos que se esconde detrás de la firma.
Fieltros de lana, popelín, sargas y canvas en algodón se mezclan con tejidos sintéticos, tricomponentes, poliésteres, nylons de última generación, algodones con hilaturas metálicas y piezas creadas gracias a impresoras 3D que son, sin duda, el futuro hacia el que ahora mira la moda.