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Luis Tosar, el maestro de la intensidad dramática en el cine español, es la prueba de que el talento no necesita un inicio de lujo.

Hoy, su rostro es sinónimo de grandes taquillazos y premios Goya, pero el viaje comenzó en una sencillez que él mismo ha recordado con asombrosa naturalidad.

Su infancia en Lugo estuvo marcada por una humildad que le dio una perspectiva única sobre la vida.

Sus primeros años en Lugo estuvieron ligados a un barrio obrero y, según las propias palabras del actor de 54 años, "marginal" en algunos momentos.

"El barrio donde vivíamos nosotros en Lugo era bastante marginal, de nueva construcción. Cuando nosotros fuimos a vivir allí todavía no había calles, estaba el solar, los bloques, pero no se había llegado a urbanizar. Caminos de tierra. Y había mucho quinqui", explicó en una entrevista en El País.

El detalle más impactante que revela la humildad de su cuna es la descripción de su primera casa en la ciudad amurallada. No era de su propiedad; de hecho, era una vivienda antigua que un amigo de su padre les prestó.

El actor ha recordado en entrevistas el carácter rústico de aquel hogar. "Era una casa vieja en la que, en aquella época, no había ni baño", ha explicado Tosar, sin dramatismo.

Esta carencia obligaba a su madre a ser ingeniosa para las rutinas más básicas de higiene.

La imagen que él evoca es enternecedora y poderosa: "Mi madre nos bañaba en una banqueta". Este recuerdo resume una infancia sin facilidades materiales, pero rica en afecto y en lazos familiares.

La vida se hacía entre paredes desnudas y la necesidad agudizaba el ingenio. Aunque Tosar irradia seguridad en la pantalla, el niño que crecía en Lugo era inesperadamente tímido.

Era una timidez profunda que se convirtió en el motor de su vocación. Necesitaba un lugar donde ser él mismo sin ser juzgado y lo encontró en el escenario.

Los orígenes de Tosar

El teatro se convirtió en una vía de escape, una terapia para el joven. "Yo era un chaval muy, muy, muy tímido... y la timidez me empujó al teatro. De repente, al ponerte una máscara, un personaje, te sientes mucho más libre. Era una manera de soltar lastre", confesó.

Con el tiempo, la familia abandonó la casa prestada y se trasladó al barrio de A Milagrosa en Lugo, una zona en expansión que, aunque más moderna, aún combinaba bloques de viviendas con huertas.

Tosar recuerda esa zona con un toque de aventura, bromeando sobre su proximidad a un matadero que, para él y sus amigos, era lo más parecido a un "Bronx es una ciudad como Lugo".

La universidad en Santiago de Compostela, a donde fue para estudiar Filología Hispánica, fue el trampolín. Allí se volcó en el teatro amateur, cimentando una experiencia que lo llevaría a la televisión gallega. Su papel en Mareas Vivas fue su gran escuela.

La infancia de Luis Tosar, marcada por la humildad de un barrio obrero y la falta de un baño en su primera casa, es el origen de su autenticidad.

Esta base le permitió desarrollar una profunda empatía por los personajes complejos que interpreta hoy. El actor de Xove es, ante todo, un narrador forjado en la realidad más sencilla y potente.