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Santiago Segura vuelve a estar en el centro de todas las miradas. El actor, director y auténtico fenómeno del cine español ha confesado algo que ha sorprendido a todos.

Su nueva película, Torrente, presidente, será más corta de lo habitual. No por cuestión artística, ni por presupuesto, sino por miedo.

Miedo a los móviles. Miedo a TikTok. Miedo a que la gente, en mitad del cine, mire antes las pantallas de su teléfono que la de su película.

Segura, de 60 años, lo explica sin rodeos. Hoy los espectadores no aguantan ni 90 minutos sin mirar el móvil. "En películas con duración normal de unos 90-95 minutos y la gente tiene que sacar el móvil, me parece tan triste, macho", confesó en una reciente entrevista en el pódcast Las Historias del Mago More.

Por eso, ha decidido ajustar Torrente, presidente a unos ágiles 80 minutos, con ritmo acelerado y escenas que no den respiro. Él mismo lo describe como "pim pam pum, pim pum". "Para que esforzarme tanto si luego la gente se aburre", aclara sobre una mayor duración de la película.

Esta decisión, más que una concesión, es una estrategia. Segura siempre ha sido un "artista empresario", alguien que entiende que el cine no solo es arte, es producto, y que el público ya no consume como antes.

La batalla no es solo contra el aburrimiento. Es contra el scroll infinito. Contra TikTok. Contra las notificaciones. Contra esa necesidad constante de dopamina que hace que no podamos estar quietos ni cinco minutos sin tocar el teléfono.

Y esta decisión le duele, porque ama el cine. Pero también entiende que si quiere que la gente vuelva a las salas, tiene que adaptarse.

Lo hizo desde el principio. Un ejecutivo de Columbia llegó a decir que la primera entrega de Torrente generó publicidad valorada en 8 millones de euros. No fue casualidad. Fue instinto comercial.

Para dar el salto al cine familiar y limpiar esa imagen "tóxica" que podía tener el espectador tras las entregas de Torrente, el director se movió con astucia.

Participó en MasterChef Celebrity, se atrevió con Tu cara me suena e incluso participó dos temporadas en El Hormiguero. Y funcionó. Cambió su imagen, pero no su esencia.

La trayectoria de Segura

Y desde el principio, luchó por protagonizar su película Padre no hay más que uno porque el productor le sugirió que buscara otro actor para encarnar el papel de padre en el largometraje.

Ahora, regresa con Torrente, presidente. Más rápido y breve. No porque el personaje haya cambiado, sino porque el mundo sí lo ha ha hecho.

La ironía es deliciosa: el hombre que estudió Bellas Artes porque era "una carrera de mierda que no molestase a nadie si la hacía mal" es hoy quien dicta las nuevas reglas del cine comercial español. Y lo hace, paradójicamente, intentando que el público no mire el móvil.

La película más taquillera de toda la saga fue Torrente 2: Misión en Marbella (2001), que logró una impresionante recaudación de 22,1 millones de euros, llegando a ser en su momento la película española más vista de la historia.