Las últimas fotos en las que aparece Leonard Cohen muestran una sencillez de lo más terrenal. Lejos del glamour que rodea a la mayoría de los artistas de su generación, el recién fallecido poeta y compositor evidencia en sus instantáneas más recientes una vida que no difiere de la de cualquier abuelo convencional. Llano y absolutamente tangible, Cohen fue además de uno de los iconos de nuestro tiempo, un hombre muy apegado a su familia en el tramo final de su vida. Aunque no siempre fue así.



El ganador del Premio Príncipe de Asturias en 2011 vivió más cerca la crianza de sus nietos (Cassius y Viva) que las de sus propios hijos (Adam y Lorca). Suzanne Elrod fue una de sus musas y madre de su única descendencia. Ella fue la encargada de educarles casi exclusivamente ante la ausencia de un padre que además de viajar por el mundo entero, estuvo envuelto en diferentes relaciones sentimentales. A pesar de ello, Lorca no pareció echar de menos la figura paterna, o quizás sí, todo depende de cómo se interprete su realidad.



La hija de Cohen es madre soltera de Viva, quien en la actualidad tiene cinco años de edad y una de las genéticas más ligadas a la música que existen. Su padre biológico es el también compositor y cantante, Rufus Wainwright, quien en 2011 selló un vínculo con Lorca por medio de inseminación artificial que fue más allá de una amistad de infancia. Wainwright está casado con el alemán, Jörn Weisbrodt, por lo que Viva tiene técnicamente tres padres, seis brazos que se encargan de su crianza. Aunque de la teoría a la realidad hay un trecho.



Desde el nacimiento de la pequeña en 2011, algunos medios trataron la historia como si Lorca fuera una madre de alquiler dispuesta a ceder a su criatura. La fama de Wainwright y el hecho de ser homosexual hicieron que fuera sencillo relacionar este caso con el de Elton John y su marido, David Furnish, quienes sí pagaron una millonada para que sus dos hijos fueran concebidos. En el caso de Lorca, el deseo de tener a Viva salió de su instinto maternal; en el de Wainwright fue más para complacer a su madre, la cantante de folk Kate McGarrigle.

Según el propio Rufus afirmó en varias entrevistas, su condición de gay nunca fue vista con buenos ojos por su progenitora, que siempre deseó que su hijo tuviera descendencia. La salud de McGarribe empeoró en 2010 y en ese momento él prometió a su madre que le daría un nieto. Era la época en la que Lorca estaba deseando concebir.

Leonard Cohen y su hija Lorca

Las prisas fueron las mejores consejeras de los padres biológicos a pesar de que McGarribe acabó falleciendo antes del nacimiento de Viva. El cantante tuvo que desmentir en varias ocasiones el rol que insistían en poner a Lorca y defendió la crianza a tres bandas. Él se autonombró Daddy#1 y su esposo se convirtió en su padrastro de la pequeña. De hecho, Wainwright y Weisbrodt apresuraron su matrimonio con el fin de garantizar al bebé un tercer padre lo antes posible.



Lo cierto es que cinco años después, la sensación que queda es que Viva se está criando en un ambiente más monoparental que otra cosa. Wainwright explicó recientemente que visita a su hija cada dos meses aproximadamente, una realidad diferente a la idea que manifestó inicialmente. "Al principio los roles estaban muy mezclados, pero va a funcionar”, señaló a la prensa poco después del nacimientos de Viva. "Todos estaremos a su alrededor constantemente, aunque sé por la experiencia con mis padres que combinar niños y música puede ser difícil".



Los encuentros entre Viva y Leonard Cohen fueron mucho más frecuentes que con su padre biológico. Uno de los últimos se produjo en septiembre, cuando Cohen acudió a la casa de Lorca en Los Ángeles. Una foto publicada en la página de Facebook del artista muestra al Cohen más mundano poniendo las pinzas a un coche. Y es que hasta uno de los poetas y compositores más influyentes de la historia puede quedarse sin batería en el auto; incluso asumir que la mejor manera de pagar su ausencia como padre fue convirtiéndose en un abuelo ejemplar.

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