La exclusiva pactada entre Kiko Rivera, su ya esposa Irene Rosales y una de las revistas de referencia del papel cuché ha descafeinado la llamada a ser boda del año del famoseo patrio. Nadie, salvo los invitados a la ceremonia, ha visto a los contrayentes, tampoco a la madrina, Isabel Pantoja. Todos han evitado los flashes llegando a la finca que acoge el evento horas antes de que sonara la marcha nupcial. En juego, en torno a 250.000 euros, una cifra que recibirán sólo si no trascienden fotografías del enlace. EL ESPAÑOL, ha podido saber que el novio ha llegado del brazo de su madre, que ha elegido un vestido en tonos rosa claro y un recogido en el pelo. Cuando Irene ha llegado al altar, Kiko le ha cantado en vivo una balada. 

Así, sin los novios y la tonadillera en liza, las miradas se han centrado en los invitados, algunos de renombre, que han desfilado ante la atenta mirada de decenas de curiosos y esforzados periodistas. Ni unos ni otros se han planteado burlar las extremas medidas de seguridad que se han cernido en torno al enlace.

La finca Los Parrales, situada a las afueras de Sanlúcar la Mayor –un pequeño pueblo de la provincia de Sevilla–, se ha convertido en un búnker durante toda la jornada de hoy. Desde primera hora, un buen número de vigilantes han custodiado el perímetro de la hacienda para impedir el acceso de la prensa. La seguridad ha ido in crescendo a medida que se acercaba la hora de la boda hasta superar el medio centenar de efectivos.

Muchos se repartían a lo largo del camino de palmeras que separa la puerta de la finca con el interior de la hacienda, donde aguardaban los contrayentes a los más de 325 invitados. Tanto ellos como los trabajadores debían pasar un férreo control por parte de los vigilantes, que registraban el interior de los vehículos e incluso cacheaban a algunos convidados, para evitar la presencia de cámaras que reventaran la exclusiva.

Más allá de las inéditas medidas de seguridad, que se completaban por aire con la presencia de un dron, los asistentes al enlace han confirmado que ha sido una ceremonia "muy bonita". Según los hermanos Rivera, Cayetano y Fran –que han salido en torno a las ocho de la tarde a atender a los medios–, su hermano Kiko estaba "nerviosísimo". Lourdes Montes, esposa de Fran Rivera y diseñadora de moda, ha dado su visto bueno a los estilismos de ambos. “Iban guapísimos”, aseguraba. Ella vestía un diseño de St. Patrick, marca de Pronovias, y él, un chaqué hecho a medida.

Ambos diestros han restado importancia a los roces que han acompañado su relación con Isabel Pantoja. "Venimos a estar con mi hermano, hoy es su día y estamos por encima de todo", aseguraba Fran, que se recupera "poco a poco" de una intervención en la rodilla y llegaba a la finca apoyándose en unas muletas. "Es un día muy especial para todos", zanjaba Cayetano, que disculpaba a su esposa, la presentadora Eva González, que estaba inmersa en la grabación de un programa de televisión. "Está en camino", explicaba el diestro, que ha avisado que la celebración será "comedida" por la última corrida que le queda en Zaragoza, prevista para la semana que viene.

Los hermanos Rivera han sido los más aclamados en su entrada a la finca Los Parrales. Haciendo gala de buen humor incluso de paraban a atender a los periodistas y curiosos presentes en el lugar. Sus declaraciones han coincidido con la del resto de los invitados, que han deseado a los contrayentes mucha felicidad en el futuro.

A tenor de los invitados, la música será la protagonista en el enlace. No solo por la Pantoja o Kiko Rivera, que despunta como DJ y compositor de electrolatino, también por la presencia del dúo Andy y Lucas, que llegaban juntos aunque en coches separados; Falete, que lucía un traje de lentejuelas rojo; o el cantante dominicano Henry Méndez. Musical también ha sido la ceremonia. Primero por la actuación del grupo Macarines, amigos de la pareja y, segundo, cuando, según han filtrado los asistentes, el novio ha dedicado una canción a su ya esposa. "Vive tu vida conmigo, en las buenas y en las malas estaré contigo", rimaba la composición del DJ.

El rojo ha sido el color por el que se han decantado varias de las invitadas. Desde Falete, Anabel Pantoja, Tamara Gorro, la hermana de la novia o la acompañante de Diego Gómez, ex novio de Isabel Pantoja. Arantxa de Benito también ha acudido al enlace, con un traje de color magenta. Por un diseño largo de listones morados se ha decidido Lourdes Montes, que completaba el look con unas sandalias negras con tacón y un pequeño monedero a juego.

Prácticamente ninguna de las invitadas ha optado por lucir ni pamelas ni tocados, algo lógico por la hora a la que se celebraba el enlace: las seis de la tarde. Aunque la hora prevista ha sufrido un pequeño retraso, motivado por la tardanza del hijo de Kiko Rivera y Jessica Bueno, Francisco, que entraba en la finca con la hora ya pasada.

La madrina, Isabel Pantoja, se ha decantado por un color rosa pálido para su vestido, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL. Antes de la boda de su único hijo varón le dedicaba estas palabras a la pareja: "Por infinitos años de amor. Por infinitos años de comprensión. Por infinitos años de amistad. Por infinitos años de complicidad. Por infinitos años de pasión. Por infinitos años de entrega… Sed felices y que esa misma felicidad sea la que siempre os de cobijo para superar cualquier tormenta que aparezca de repente. El mayor motivo ya lo tenéis: Ana".

La que sí ha conseguido emocionar al novio ha sido su hermana Chabelita, que ha llegado acompañada de su hijo y su pareja Alejandro Albalá. "No me hubiera perdonado nunca no haber venido a tu boda", ha dedicado la hija de la Pantoja a su hermano, según la revista ¡Hola!.

A tenor de los comentarios de los invitados, la boda se alargará hasta bien entrada la noche. Poco se sabe del convite. Tan solo que los 325 invitados se repartirán en 30 mesas en el patio de la finca, donde podrán cenar al aire libre dadas las altas temperaturas. La tarta nupcial será de cinco pisos. Habrá un gran escenario, donde actuará desde un grupo de jazz al propio Rivera. Y una zona chill out para recuperar fuerzas.

Y hasta que el cuerpo aguante y los invitados emprendan el camino de vuelta a alguno de los tres hoteles en los que se hospedarán: Abades Benacazón, Alcora y NH Plaza de Armas. Solo cuando salgan del recinto podrán recuperar sus móviles. La desconexión es el precio que han de pagar por ser testigos de la exclusiva boda.