A Karl Lagerfeld siempre le ha gustado poner un toque masculino en cada desfile aunque jamas Chanel ha vendido pret-a-porter de hombre, ni parece que lo vaya a hacer en un futuro cercano. Como ya es habitual en el cierre del carrusel de lujo a Karl le siguen sus apuestos, fornidos y heterosexuales modelos-amigos. Con hasta ocho desfiles por año el imperio Chanel no deja nada al azar. Salvo este último: los jerseys que portaban los amigos del diseñador eran una copia exacta del mismo modelo de Mati Ventrillon, una diseñadora venezolana afincada en la lejana isla escocesa de Fair Isle (en el punto más septentrional de Reino Unido).

Al kaiser de la moda le acompañaban con parecidos jersey de grecas: Sébastien Jondeau considerado su hombre de confianza, además de guardaespaldas y que ha llegado a protagonizar campañas para la maison. Brad Kroenig, el modelo al que el alemán adora y que siempre hace la última salida del desfile junto a sus hijos a los que Lagerfeld frecuenta y trata como si fueran propios (los dos niños que les acompañan en el último pase). Y por último Baptiste Giabiconi, su amigo fiel. 

La isla donde vive la creativa venezolana es conocida por la lana elaborada mediante complejos hilados artesanales para los que la diseñadora tuvo que estudiar (y ejercitarlos) durante cinco años para dar salida a sus jereys de grecas. Nada hubiera hecho darse cuenta del plagio si no fuera por el post que la propia Mati colgó en su muro de Facebook.

Dos trabajadores de la casa Chanel habían aterrizado este verano en la isla para conocer las técnicas de hilado de la lana pura de la isla escocesa. Compraron hasta dos jerseys en la propia tienda de Mati Ventrillon y se interesaron por su trabajo. Hasta ahí una anécdota para la creativa a la que ya han pedido disculpas.  

La firma francesa ha reconocido todos los hechos y en un acto sin parangón pide perdón: "Chanel reconoce que esta situación resultó de una disfuncionalidad dentro de sus equipos y ha presentado sus disculpas. También reconoce la herencia y los conocimientos de Fair Isle. La firma desea hacer hincapié en que la casa está extremadamente atenta en cuanto a su respeto por la creatividad, la suya propia o la de los demás". 

Además, es la primera vez que por este lapsus "Chanel marcará la mención 'design Mati Ventrillon' en los modelos de punto en reconocimiento de su inspiración", para suplir el malentendido. En la página web de la casa han colgado una gigantesca foto de la Isla de Fair en la que destaca el trabajo de los artesanos de la lana y en especial el de Mati. 

El punto cómico de la noticia es que el desfile de Chanel se denominaba Colecciones de artesanía artística de Chanel en el que rinde tributo a los artesanos y donde destaca el papel que juegan dentro de la marca francesa los pequeños ateliers que confeccionan muchas de las piezas (las gardenias son un claro ejemplo) que forman parte del reconocible outfit de Chanel.

Otras polémicas conocidas

La copia recuerda a la lucha en la que se enzarzaron dos grandes de la talla de Yves Saint Laurent y Louboutin, en la que el conocido artesano zapatero francés interpuso una demanda por un millón de dólares sobre los zapatos con suela roja que comercializaba Yves Saint Laurent.

Christian Louboutin expresó su enfado ya que en Barneys, Nordstrom o Saks Fifth Avenue los corners de ambas marcas estaban pegados y confundían a la clientela: "Desde que Yves Saint Laurent vende los zapatos con suela roja ha perdido el poder de controlar su propia reputación", compartió Louboutin respecto a su marca competidora.

Pero, el caso de la artista afincada en Escocia no llegará a los tribunales: "Soy muy afortunada por poder decir que Chanel ha sido muy abierto y útil en todo el proceso. Inmediatamente pidieron disculpas y dijeron que iban a investigar la situación. Ha sido un descuido del equipo de Chanel y siento que con su disculpa y acreditando el diseño han mostrado respeto y el apoyo a los pequeños artesanos". Una vez deshecho el entuerto Mati ha desplegado gratitud sobre el buen hacer de la marca. 

Gracias a este caso se ha mostrando que otro camino es posible "con la cantidad de oportunidades para la colaboración beneficiosa mutua entre casas grandes y pequeñas empresas comunitarias". David y Goliat no tienen por qué tirarse piedras, ni lana.