Castilla y León

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Castillo de Carpio Bernardo, morada del héroe del Romancero

8 diciembre, 2018 10:31

El ser humano es capaz de lo mejor y lo peor. Capaz de los más increíbles adelantos, pero también las más horripilantes aberraciones. La historia de los castillos de la provincia de Salamanca está repleta de tales paradojas, fruto del destructor dominio de quienes impusieron su estulticia y temor en tiempos donde la conservación del patrimonio histórico y monumental era tan sólo una alejada quimera. La lucha fratricida por ambicionar poder afectó de lleno a torreones y fortalezas repletos por sus cuatro costados de épica medieval, pero que sucumbieron a las iras de los vencedores para no dejar piedra sobre piedra a las generaciones venideras.

Es el caso del castillo de Carpio Bernardo. Si hay una fortaleza con épica medieval, se encuentra en la loma de esta localidad junto a Alba de Tormes, construida en el siglo XII sobre otra anterior de la que existen referencias escritas del siglo IX como morada del héroe del romancero Bernardo del Carpio. Así lo refleja Alfonso X el Sabio en su crónica: “Llegó a un otero que es a tres leguas de Salamanca, arremetió con su caballo e subió en somo del otero, entró a toda prisa e vio toda aquella tierra tan fermosa e complida de todas las cosas que son menester al omne, e fizo en aquel lugar un castillo muy fuerte e muy bueno e púsolo nombre Carpio, et allí adelante llamaron a él Bernardo del Carpio”.

La historia de este héroe se mezcla con el mito, aunque se recoge en textos tan importantes como el ‘Chronicon mundi’ del obispo Lucas de Tuy, la ‘Crónica tudense’, la ‘Historia gothica’ y ‘De rebus hispaniae’, del arzobispo Rodrigo Ximénez de Rada. En ellos, se relata que en torno al año 866, el primero del reinado de Alfonso III el Magno, tras una victoria contra los musulmanes surge este castillo, que posteriormente sería objeto de las escaramuzas árabes en su intento de recuperar el territorio perdido hasta la frontera del Duero en Zamora.

El origen de este fortaleza es difuso, con otras muchas versiones, algunas incluso donde el castillo habría sido levantado por los musulmanes y recuperado por el héroe Bernardo, pero durante las guerras entre León y Castilla recupera su protagonismo debido a su estratégica posición en la línea fronteriza de ambos reinos. Es entonces cuando la fortaleza se restaura bajo mandato del monarca Alfonso IX, un hecho calificado como una amenaza para Castilla pues el rey leonés repobló esta zona para potenciar la reconquista cristiana hacia el sur de la Península.

Tras diversas idas y venidas de propiedad entre leoneses y castellanos, el final del conflicto con la unificación de ambos reinos propició una época de tranquilidad para el castillo de Carpio Bernardo, que es devuelto a la Corona a finales del siglo XV, cuando Enrique IV dona la villa, con toda su tierra y la fortaleza, a García Álvarez de Toledo, último conde y primer duque de Alba de Tormes. A esta casa nobiliaria pertenecía todavía a mediados del siglo XVIII, según consta en el catastro del marqués de Ensenada, pero ya sólo las ruinas, pues, por mandato de las Cortes de Toro en 1505, los Reyes Católicos ordenaron su derribo para poner coto a las pretensiones de los señores en una época convulsa donde el poder de los monarcas iba sucumbiendo progresivamente ante los dominios nobiliarios.

Desde entonces, escasos restos de chinarros y cal de la base dan certeza del castillo que ocupó miles de manuscritas páginas durante la Edad Media y actualmente sobrevive el polvo del olvido para la mayor parte de los comunes mortales, una fortaleza dentro del término municipal de Villagonzalo de Tormes, donde fue comendador un tío de Lope de Vega, quien, en su segundo apellido, ostentó el nombre de Carpio, inspirando además su obra dramática más trágica, ‘El casamiento de la muerte’, en la vida del héroe leonés.