El VRAC ha ganado este sábado su séptima liga al imponerse con claridad en la final a El Salvador, en otro partido memorable para el rugby vallisoletano que ha vuelto a demostrar que los dos clubes son los grandes dominadores del panorama nacional de los últimos años. Si en 2016 el chami logró el doblete de Copa y liga, esta vez los de Juan Carlos Pérez se han quedado a las puertas en ambos casos.

En un partido muy táctico, los golpes de castigo han sido determinantes y Griffiths ha sido el encargado de sumar los quince puntos de su equipo, al convertir cinco lanzamientos. Los dos conjuntos tuvieron una actitud muy defensiva durante todo el choque, más pendientes de no cometer errores que de arriesgar en busca del ensayo.

La primera ocasión fue para Griffiths en el minuto 4, pero no consiguió convertir el primer golpe de castigo. Sería su único fallo en el partido. Su puntería ya mejoró sustancialmente en el minuto 10, sumando los tres primeros puntos desde una posición más franca.

La primera polémica de la tarde en Pepe Rojo llegó en el minuto 19, cuando Mamea consiguió un ensayo que el árbitro anuló por avant. Eran buenos minutos para El Salvador y lo corroboró Graaf empatando a tres en el minuto 27. Poco después fue el VRAC el que vio como el colegiado anulaba su ensayo, pero era su día y Griffiths les dio la delantera al filo del descanso, 3-6.

En la reanudación el VRAC salió con ganas de agilizar la victoria, con dos golpes de castigo más para Griffiths y una gran defensa que neutralizaba una y otra vez las acometidas del chami. Con el 3-12 el partido parecía sentenciado a falta de 20 minutos, pero Graaf prolongó las esperanzas de los suyos con un golpe de castigo.

El Quesos mantuvo su dominio en la melé y eso le otorgó a Griffiths la posibilidad de redondear su gran actuación, 6-15, una diferencia que El Salvador no consiguió acortar. La concordia prevaleció en la grada durante las celebraciones en una nueva demostración de fortaleza del rugby de la ciudad.