RTVE advertía en septiembre, José Pablo López se reafirmaba hace dos semanas ante la Comisión Mixta y el pasado jueves se hacía oficial la noticia.
Tras una tensa Asamblea de Ginebra, la Unión Europea de Radiodifusión (EBU-UER) daba luz verde a la participación de Israel en Eurovisión. España se retiraba del concurso.
En un contexto de "genocidio en Gaza" y de "incumplimiento sistemático" de las normas del propio certamen, si el estado de Oriente Medio estaba presente en Viena, RTVE no acudiría a la cita. Le acompañan en su boicot Países Bajos, Eslovenia, Irlanda e Islandia.
En la reunión celebrada en Suiza, no existió una votación sobre la participación israelí, sino de los cambios en el reglamento que propuso la UER.
Entre esas modificaciones, aumentar el peso del jurado devolviéndolo a las semifinales y controlar la propaganda gubernamental a favor de las candidaturas, como la que usó Netanyahu en la pasada edición, según un informe de la propia organización.
José Pablo López, presidente de RTVE, en su comparecencia en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades del 27 de noviembre de 2025.
RTVE ha cumplido su palabra. Pero, a buen seguro, en la casa habrán valorado las consecuencias de que España no participe en Eurovisión y que no retransmita el evento no deportivo más seguido del mundo los próximos 10, 12 (semifinales) y 14 de mayo de 2026.
Para empezar, la cadena pública lo notará en mayo, en sus audiencias. En 2025, la participación de Melody rebasó el 50% de cuota de pantalla, reuniendo una media de 5,9 millones de espectadores. Se trata del mejor dato desde el 'Chanelazo' de 2022 (51%) y del segundo mejor desde 2008 (59%).
Aunque la emisión en España estará asegurada a través del canal de YouTube de la UER, como confirmó la organización a BLUPER. Solo si RTVE, como titular de los derechos, quisiera sublicenciar los mismos, canales como Antena 3, Telecinco o la FORTA podrían ofrecer el certamen. Y ahora ese escenario se plantea improbable.
También lo podría notar el Benidorm Fest 2026, en tanto en cuanto sea percibido como una preselección eurovisiva y no como un festival en sí mismo. La final de la cuarta edición obtuvo un 17,1% de share, cinco décimas más que en 2024. El máximo histórico del formato lo ostenta la final del primer Benidorm Fest, un 21%.
Con todo, RTVE está trabajando para que el siguiente sea "el mejor Benidorm Fest de la historia", el de la "consolidación". El ente quiere montar su propio Eurovisión, con el aliciente de los 100.000 euros para el ganador y 50.000 para los autores que firmen la candidatura.
Adiós a 65 años de legado
Más allá de las audiencias, Vicente Rico, de Eurovisión-Spain, pone el foco en el daño de imagen que supone para RTVE la pérdida de la marca Eurovisión. "La pública no solo pierde su programa más visto y comentado cada año, sino que rompe 65 años de legado cultural, musical y televisivo".
"Me da muchísima pena que RTVE abandone un festival que ha sido colonizado, siendo suyo y nuestro", señala Rico en declaraciones a este periódico, aunque se mantiene firme en su postura: "Hay argumentos de sobra para defender la retirada de España en Eurovisión como un boicot a Israel que debería extenderse a todo el Estado en sí".
A juicio del experto, el movimiento de RTVE también "ha dejado en evidencia su ínfima capacidad de influencia y mediación entre sus colegas europeos".
"Ha fracasado sin paliativos como líder de esas televisiones opositoras al sistema, algo que es especialmente duro teniendo todos los argumentos y las pruebas a su favor", comenta Vicente.
Tony Aguilar y Julia Varela, junto a Melody.
Acerca del futuro, Rico no pierde "la fe en que el espíritu de Eurovisión sigue vivo, más allá de quién se haya hecho con el poder y lo esté desvirtuando para fines oscuros".
"Estoy seguro de que volverá a latir en el futuro, pero será necesaria una generación para que se cure todo el daño que se le ha hecho al festival desde la propia organización"
