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El Premio Planeta que concedieron la pasada semana a Juan del Val por su nueva novela Vera, una historia de amor sigue generando debates y opiniones variadas en los medios de comunicación. Y este lunes, en No somos nadie han comentado el reciente encuentro que tuvo Juan con Gonzalo Miró en la radio.

Tras ver las imágenes, en las que Miró bromea con no ser saludado por el escritor tras alzarse con el galardón, María Patiño ha lanzado una reflexión que le toca de cerca. Y es que ella no sabe hasta qué punto se critica a Juan del Val con argumentos, pues ella no se atreve a valorar la calidad de un libro, más allá de que le guste o no.

“No sé si a lo mejor es un ejemplo que no viene al caso, pero yo recuerdo que cuando le dieron el Ondas a Jorge Javier Vázquez. Fue un Ondas muy poco acogido, porque se presuponía que lo tenía que tener un tipo de profesional con carácter a lo mejor más serio”, reflexionó María.

Yo no sé si este paralelismo es absurdo o no”, admitía la presentadora. “Puede estar bien traído, pero no es el caso”, le puntualizó Kiko Matamoros. Para el colaborador, Planeta está “vendiendo clarísimamente una operación de marketing” al otorgar el premio al guionista de El Hormiguero.

Sobre la mesa se puso el nombre de Sandra Barneda, quien fue finalista del Premio Planeta en 2020, así como el de Sonsoles Ónega. Anna Gurguí defendió la calidad de la obra de la presentadora de Mediaset, pero a Matamoros no le convencía: “La calidad literaria de Sandra Barneda la entenderás tú”.

Imagen de 'No somos nadie'.

Para Matamoros, que se considera un ferviente lector, “este señor para mí carece de calidad, técnica y de otros tipos de calidades que le exijo a un escritor, pero que me da igual”.

María Patiño, por su parte, expuso que cuando Sandra Barneda fue finalista “no se montó ni de coña lo que se montó con Sonsoles Ónega”.“Y yo, que soy de las que pienso que la ideología también pesa, y esa parte me toca a mí un poco las narices de la literatura”, añadía.

A vueltas con la industria editorial, María Patiño acabó confesando que a ella le han propuesto escribir un libro “y pensé que me estaban tomando el pelo”. Y que está convencida de que, de aceptar, necesitaría que alguien se lo escribiera, pues es muy diferente un libro a escribir una crónica u otros textos a los que está acostumbrada.