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Seis meses después de su última visita, Leiva ha regresado a El Hormiguero. Si en abril lo hacía con un nuevo disco bajo el brazo, ahora lo hace con una película documental, Hasta que me quede sin voz, donde se muestra tal cual él. De hecho, la premisa que puso para aceptar la propuesta es que “si contamos las cosas, las contamos de verdad”, mostrando las “ruinas y debilidades” de la vida.

Es un proyecto de unos amigos míos. No es un autobombo, sería bochornoso”, puntualizaba el que fuese vocalista del grupo Pereza. “Es el proyecto de unos colegas de mi barrio y soy el protagonista”, detallaba, explicando que mostrará las luces y sombras de un chico de barrio “con momentos de una vida muy frenética y otras con momentos muy normales”.

En Hasta que me quede sin voz, Leiva narra el accidente que vivió a los trece años, y que le llevó a perder un ojo. “No se cuenta en un contexto morboso”, reconocería. Así, al haber sido un niño con un ojo ciego (“no tenía ni cornea, ni iris, ni blanco, era una masa gris”) se acostumbró a que todo el mundo le mirase, y cuando comenzó a cantar tenía cierta familiaridad con ser el centro de atención.

El título del documental va relacionado con un problema que sufre en las cuerdas vocales, lo que le lleva, en la actualidad, a tener que operarse antes de salir de gira. “No tengo un problema grave, porque los problemas graves son otros”, explicaría a Pablo Motos el invitado, pero reconoció que para dar conciertos necesita que le inyecten un medicamento que prevenga las afonías.

Leiva reconoce que es un problema que se le puede hacer duro, y por el que recibe ayuda terapéutica, pero no quiso poner ahí el foco. “La película habla de la suerte, puedo seguir haciendo giras, antes 80, ahora 30, menos seguidos, pero puedo. No puedo verme como un minusválido, solo puedo verme como un tipo con mucha suerte”, sentenciaría.

Leiva en 'El Hormiguero'.

Al respecto, Pablo Motos quiso saber sobre la importancia que le da a la suerte Leiva, y el artista le aseguró que mucha, y que muchas de las cosas buenas que tiene son fruto de haber experimentado “encuentros que no he propiciado”. “Soy una persona con una flor dentro del culo”, confirmó en tono de broma.

En ese sentido, Leiva narró cómo le operaron el ojo tras el accidente con un arma de fuego, y que cuando estaba bajando al quirófano, el celador le dijo que era “la persona con más suerte” que conocía, porque “de todos los órganos que se pueden perder, el único con el que tu vida va a ser exactamente igual es el ojo”. Y esa frase ha marcado mucho su vida, pese a que fue “ese cruce de un minuto” mientras le llevaban al quirófano.

El accidente en el que perdió el ojo no fue traumático para él, y por fortuna, no dio lugar a mofas. Pero sí fue “traumático para su alrededor”, y sus padres le llevaron al psicólogo y el doctor les aseguró que el trauma, en todo caso, lo tendrían ellos.