Honduras
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A todos nos han hecho la pregunta alguna vez: "¿Serías capaz de ir a Supervivientes?". Con el caché de un famoso, pocos se lo pensarían, pero la realidad es que tres meses en Honduras suponen una experiencia dura que requiere fortaleza física y mental.

BLUPER y otros cuatro medios planteamos a Mediaset y a Cuarzo Producciones la posibilidad de vivir la aventura en prácticamente las mismas condiciones que los concursantes, ya que nos encontramos en el país centroamericano, para contar los entresijos de Supervivientes: All Stars.

Sinceridad ante todo, unos estábamos más convencidos que otros, aunque pensándolo fríamente, ¿cuándo íbamos a estar en esta misma situación otra vez?

El día elegido fue el lunes. Sí, el posterior al temporal que obligó a evacuar a los concursantes y también a que el equipo hiciera noche en los Cayos Cochinos, ante la imposibilidad de viajar a la península en lancha o helicóptero.

Nos pusimos en marcha sobre las 16:00 horas. La meteorología provocó que nuestra barca tomase un recorrido más largo para llegar a los Cayos, de casi una hora de duración. Y qué recorrido tan convulso. Acabamos el viaje tan empapados como si realmente hubiéramos ido a nado.

La cosa no acababa ahí. Tras pisar Cayos Cochinos, tocaba tomar una barca más pequeña para alcanzar la que sería nuestra ubicación durante la noche y parte del día siguiente. Eso sí, Juanra Gonzalo, director general de Cuarzo Producciones, iba a hacer que cumpliésemos con el reto a rajatabla.

Para ello, Gonzalo y el personal que normalmente revisa los sacos de los concursantes al inicio del programa se aliaron. Confiscadas las toallas o las mosquiteras. Sí (a regañadientes) a los móviles para grabar la experiencia y poder contarla en nuestros respectivos medios de comunicación.

Unos cinco minutos después, poníamos un pie en Playa Coco, un lugar a escasos kilómetros de las playas de los participantes. Juanra y compañía nos enseñaban la dotación asignada: una olla, una cuerda, una lona, un machete, una navaja multiusos, una lata de comida, un kit de pesca, 30 gramos de arroz y 30 de lentejas por persona, tres esterillas, un quinqué…

Lo decía el responsable máximo de Cuarzo y no le faltaba razón: se trataba de una dotación “generosa”. Sobre todo teniendo en cuenta que los robinsones de Supervivientes All Stars no cuentan con ella al inicio del programa, como en la versión normal.

Llegaba el momento de decir adiós al equipo que nos había acompañado hasta allí y empezar nuestra aventura completamente solos, excepto por el inspector de playa, la persona encargada de vigilar el entorno, también en el concurso.

La noche en Honduras no tardó en caer, por lo que era necesario hacerse rápido con el espacio. La oscuridad era total por la ausencia de luna. Había que extender la lona, porque empezaba a chispear, y empezar a hacer fuego con la ayuda de un chisquero.

Hacer fuego fue imposible por no haber más que hojas mojadas en la playa. Merce Moreno

Lo segundo, uno de los logros más celebrados por los supervivientes, fue misión imposible después de muchos intentos. Pese a no ser una lluvia intensa, fue más que suficiente para que las ramas se mojaran y no prendieran.

Al igual que fue complicada la tarea de dormir, a causa de los ruidos, la incomodidad de las esterillas y los mosquitos haciendo de las suyas. ¡Ah! Y unos ‘simpáticos’ cangrejos que merodeaban a nuestro alrededor.

A eso de las cinco de la madrugada, comenzaba a clarear. Dormimos como una hora y media, por lo que sería un día de luchar contra el sueño acumulado. Con todo, pescamos y abrimos un coco, cuyo agua sería todo lo que nos echamos a la boca en esas largas horas, sin contar el isotónico que aporta el programa.

Y por supuesto nos dimos uno de los últimos baños de la semana en las aguas cristalinas del Mar Caribe, con la tristeza de saber que este espectacular camino va llegando a su fin.