Joaquín Sánchez y Susana Saborido regresaron este martes a El Hormiguero, en lo que suponía la primera visita de ambos en la actual temporada del programa de Pablo Motos. En esta ocasión acudían para promocionar la segunda temporada de Emparejados, que se estrena el sábado por la noche.
Así, ambos han explicado que en el curso anterior hicieron una única entrega con María José Campanario y Jesulín de Ubrique, pero que ahora han grabado hasta seis entregas. Y, tal como ya se avanzó ayer, en la primera entrega irán Bertín Osborne y su hija Alejandra como invitados.
“A nosotros nos ha contado cositas que no te las ha contado a ti”, bromeaban los andaluces con el presentador. “¡Yo las sé!”, les corregía Pablo Motos, quien creía que podía desvelar algunos datos de la entrega porque “los spoilers son una cosa antigua”.
La mecánica de Emparejados consiste en realizar preguntas controvertidas a los invitados; si no responden tienen que comer algo picante. Si responden, comen los presentadores esos alimentos picantes. “Nos pusimos malos”, recordaban con humor sobre las grabaciones.
Muchas cuestiones van relacionadas con la intimidad, como “cuántas veces lo soléis hacer al día”. Tras hacer chistes sobre las respuestas que da la gente, Joaquín se mojó sobre su propia vida marital, y deslizó: “Ahora llevamos una racha buena…”.
Joaquín Sánchez en 'El Hormiguero'.
“Nosotros decidimos que sí podíamos hacer un trío…” decía poco después Joaquín Sánchez, sorprendiendo a su esposa. Susana Saborido le preguntó que cuándo habían acordado eso. “Con Jennifer Lopez”, corría a responder Joaquín.
“Yo lo haría con Brad Pitt. En la actualidad, durante, mediante, y vamos”, confesaba por su parte Susana. Sin embargo, no se vería compartiendo cama con Jennifer Lopez: “Y qué hago yo con esa muchacha cuando estemos ahí los tres”. Susana, además, confesó que otro amor platónico es el actor Jason Momoa.
“Son preguntas muy complicadas, que no las sabemos tampoco nosotros. Si los invitados contestan, comemos nosotros”, recordaba Joaquín sobre la mecánica de Emparejados. “Comer picante come alguien. Y ahí vamos subiendo de nivel”, resumía.
Precisamente, para no comer más picante, los invitados comienzan a responder sin filtro. Y para paliar el picor se calman con yogur o leche. “El primer programa terminamos mal del estómago de verdad. Le dijimos a producción que había que bajar el nivel de picante”, recordó Joaquín, que bromeó con haber “quemado las cortinas” a la mañana siguiente con el fuego que salía de su interior.
