Publicada
Actualizada

¿Se acuerdan de aquella época en la que el mundo del corazón reinaba en la pequeña pantalla? Aquella en la que en la sobremesa Anne Igartiburu nos decía “¡hola, corazones!”, Jorge Javier Vázquez nos advertía en las tardes que había tomate, y por las noches hasta había duelo de formatos similares, como el Deluxe y DEC.

El consumo audiovisual, con los años, ha ido cambiando, así como el tipo de personajes que interesan a los espectadores. Y, en estos momentos, se puede confirmar que los programas de crónica social ya no interesan como antaño. Con pruebas recientes que así lo demuestran.

El pasado mayo llegó a RTVE La familia de la tele, lo que suponía el desembarco en la televisión pública del universo de Sálvame. Con María Patiño, Belén Esteban y compañía, el programa no consiguió brillar en audiencias ni el día de su estreno, y antes de cumplir un mes en emisión, ya estaba cancelado.

Intentarlo lo intentaron. Se propusieron hacer corazón de una manera nueva que, inevitablemente, recordaba al pasado. Reporteros metiendo la alcachofa con preguntas incómodas y comentarios hirientes, persecuciones a famosos que no quieren hablar para el programa, reportajes haciendo humor sobre famosos y no con ellos.

A este fracaso hay que sumar la decisión de Telecinco de bajar la persiana de Socialité. El programa que antaño capitaneó, precisamente, María Patiño ya no alcanzaba ni siquiera el doble dígito en la sobremesa de los fines de semana y festivos, y se fue el pasado julio para no regresar.

Antonio Santana y María Verdoy en 'Socialité'. Mediaset

Socialité nació como un programa derivado de Cazamariposas y siguiendo la estela de Sálvame, y supo tener su esencia personal, exclusivas propias y un sello característico. Funcionó durante años, pero ya no había manera de reformular el espacio para mantener el interés del espectador. Como si la mina de los personajes del corazón no diese más de sí, estuviese acabado el oro que antaño sedujo a todos.

La cadena ya le ha encontrado sustituto, ¡Vaya fama!, que promete abordar el corazón de manera "ácida e irreverente". Pero, a falta de que se estrene, en este momento solo hay dos programas dedicados, en exclusiva, al mundo rosa. D Corazón, los fines de semana en La 1, y ¡De Viernes!, los viernes por la noche en Telecinco.

Y, siendo francos, ninguno de ellos marca unos datos espectaculares. Ambos superan (generalmente) el 10% de cuota, pero sin hacer mucho ruido, ni alzarse como líderes indiscutibles de sus franjas.

En ese sentido, ¡De Viernes! cuenta con una importante ventaja que ya lo hace único en su género. Las entrevistas que lleva a cabo en el plató, los scoops, los enfrentamientos incluso, generan una importante conversación, en la calle, y, sobre todo, en los demás programas de Telecinco. Siguen sabiendo crear interés en quién visita el programa, sobre qué tema va a hablar, y pueden presumir de contar, a menudo, con el protagonista de la semana. Un mérito que nadie les puede quitar.

Es probable que la saturación de formatos (y sus largas horas de emisión diaria, en algunos casos), el desgaste de los mismos personajes y la repetición de escándalos (y la venta de humo) hayan provocado que muchos espectadores pierdan interés en los contenidos centrados en la vida privada de famosos. Las cadenas, conscientes del agotamiento, intentan reinventarse y aguantar como pueden, para no ser un náufrago.

Jorge Javier y Belén Esteban en 'Sálvame'.

¿Le queda futuro al corazón en televisión? Por supuesto. La crónica social algo que, desde hace años, nos acompaña en la pequeña pantalla, desde aquella época del Bla, bla, bla, y no va a dejar de hacerlo. Sin embargo, la pregunta es si habrá hueco en las parrillas para programas enteros y autónomos, o solo para secciones dentro de magacines con secciones más variadas.