El debate por la idealización de los cuerpos en televisión sigue presente a día de hoy. Sobre todo, después de conocer el estreno en Netflix del documental The Biggest Loser: La verdad del reality para perder peso, donde los concursantes del programa estadounidense han contado su experiencia y cómo afectó a su salud, tanto física como emocional.
La miniserie, que sale a la luz este viernes, 15 de agosto, revela la dura realidad detrás del exitoso formato, emitido durante 18 temporadas. Los testimonios de los exconcursantes, entrenadores y productores serán cruciales para ser conscientes de lo que realmente ocurría fuera de cámaras.
Los protagonistas estuvieron sometidos a prácticas extremas de entrenamiento, presiones psicológicas y graves consecuencias para su salud. Sin embargo, la experiencia no fue la misma para todos ellos, ya que mientras para algunas personas participar en él fue una salvación, para otros un calvario.
Una exconcursante recuerda su experiencia con entusiasmo: “Participar fue como ganar la lotería”. Y es que el dinero en juego no era poco: 250.000 dólares para quien lograra perder más peso. El fenómeno atrajo la atención masiva, con una final seguida por más de 10 millones de espectadores.
Las imágenes de entrenamientos, gritos y llantos se convirtieron en material perfecto para la televisión. Una estrategia que hace dudar de la ética del reality, ya que algunos participantes se preguntan: “¿Esto es lo que Estados Unidos considera saludable y seguro?”.
Concursante de 'The Biggest Loser'.
La declaración de uno de los productores responde a esta pregunta, puesto que ha reconocido que “no buscábamos personas con sobrepeso y felices. Queríamos personas con sobrepeso e infelices”. Varios denuncian que el programa reforzaba estereotipos y fomentaba la humillación. “A los productores les encantaba. Decían: ‘queremos que vomiten y que sea una completa locura’”.
Algunos participantes relatan que recibieron pastillas de cafeína. Otros sufrieron daños físicos graves: “Mis órganos dejaron de funcionar”, “no podía caminar y me dolía mucho”. La vivencia también dejó cicatrices emocionales. “Creo que sufro estrés postraumático tras ver el programa” o “sentí la vergüenza de ser un fracaso después del éxito” son algunas de sus confesiones.
Concursantes de 'Cuestión de peso'.
'Cuestión de peso'
Después del éxito en otros países como Estados Unidos, Chile o Argentina, España se sumó al carro de los realities para conseguir un físico más aceptado por la sociedad.
Antena 3 apostó por la adaptación del formato, al que llamó Cuestión de peso, en el año 2009. En la promoción de este espacio, el programa se vendió como un ejercicio de "superación personal", donde los participantes buscaban "mejorar su calidad de vida, conseguir hábitos saludables con esfuerzo, ayuda profesional e ilusión".
Sin embargo, el público no apoyó como se esperaba este proyecto. El programa, presentado por Cristina Lasvignes, llegó a las pantallas el 13 de abril de 2009. Se emitía a diario, pero su recorrido fue breve, ya que solo se mantuvo seis semanas en pantalla.
La principal razón de su retirada fue el escaso respaldo de la audiencia. Desde entonces, no se han producido nuevas ediciones ni reposiciones del formato en Antena 3.
Concursante de 'La báscula'.
Otros formatos en España
La televisión española ha experimentado con numerosos formatos que combinan entretenimiento y salud, poniendo el foco en la pérdida de peso y la mejora de hábitos. Entre ellos figuran La Báscula, y Adelgaza como puedas, otra versión de The Biggest Loser, que se emitió en DKISS, donde los concursantes competían por lograr la mayor transformación física.
Programas como Cambio Radical, por el que apostó Antena 3, o Gran-Diosa, de DKISS, se centraron especialmente en mujeres, fomentando también la autoestima y el bienestar personal. Por su parte, Mi vida con 300 kilos mostró con crudeza los retos y tratamientos a los que se enfrentan personas con obesidad mórbida, y también el apoyo médico, psicológico y familiar que necesitan.
Imagen promocional de ''The Biggest Loser': La verdad del reality para perder peso'.
Mostrar en televisión historias reales que reflejan la diversidad de cuerpos resulta clave para sensibilizar a la audiencia sobre la falsedad del ‘cuerpo ideal’. El estreno del documental vuelve a poner el foco los peligros de esa idealización y la necesidad de que los medios asuman su responsabilidad al visibilizar procesos de transformación física.
