"El Juego del Calamar es lo más fuerte que he visto nunca a nivel psicológico". Así de contundente habla nuestra entrevistada de uno de los fenómenos audiovisuales del momento. El pasado 27 de junio, Netflix estrenó la tercera -y, salvo novedad, última- de la distopía coreana.
Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ¡Ni un capullo más! El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta, analiza para BLUPER la serie más vista de la historia de la plataforma roja, superando a Los Bridgerton y siendo número uno en más de 90 países al mismo tiempo.
Ahí están los datos y con Ferreiro entenderemos las conclusiones: "El género engancha. Es un thriller psicológico con drama social, terror, psicopatía, psicología de la supervivencia y violencia explícita". Todo ello englobado dentro de "un juego infantil perverso".
Como expone Lara, nuestro cuerpo reacciona químicamente cuando visualizamos un episodio de la serie. "Se produce liberación de dopamina. Segregamos adrenalina, cortisol... El suspense activa el sistema de recompensas como si tomaras droga. Una droga bioquímica".
"Cuando tu cuerpo se expone a tanta violencia, te desestabilizas y dices: 'Uno más que ha muerto", prosigue la experta. De alguna manera, el público deshumaniza a los personajes y entiende sus motivaciones para asesinar: "Desde la psicología evolutiva, todos podríamos matar en situaciones extremas. Tenemos la capacidad potencial de matar si percibimos una amenaza existencial".
Cartel oficial de la tercera temporada de 'El Juego del Calamar'.
En El Juego del Calamar son visibles algunos de los experimentos más conocidos de la psicología social, como el de Milgram o el de la cárcel de Stanford. El primero, mide la disposición de una persona a obedecer las órdenes de una autoridad aun cuando pudieran entrar en conflicto con su conciencia. En el segundo, se observaban los comportamientos de un grupo de estudiantes a los que se les había asignado aleatoriamente roles de guardias y prisioneros.
¿Quién ve 'El Juego del Calamar'?
Lara Ferreiro asegura que el perfil de espectador de El Juego de Calamar es bastante "transversal" y de ahí su éxito. "Son adultos, millennials, generación Z... En general, personas de 18 a 35 años que buscan series intensas de estética potente, tipo Black Mirror". En ningún caso es recomendable para menores de 18 años.
Dentro de esa "estética potente", al espectador le atraen "los escenarios geométricos, los colores fuertes, las máscaras y los muñecos gigantes". En definitiva, esa estética de los videojuegos que pertenecen al género battle royale, como Fornite o Call of Duty.
Por supuesto, Ferreiro transmite a este periódico su preocupación por que El Juego del Calamar sea "una inspiración para personas psicópatas". Que realmente crean que solo debe "quedar uno en su entorno" para llevarse un premio y reproduzcan estas conductas.
Como en todo fenómeno, influye "el sentimiento de pertenencia a una conversación global": "Todo el mundo está hablando de la serie [...] Hay gente que me ha confesado que la ve por mera presión grupal".
Una lucha de clases
En el fondo, según el análisis de Lara Ferreiro, El Juego del Calamar es "una crítica social al capitalismo salvaje a través de un juego de niños". "Cada personaje representa una cara del sistema. El inmigrante, el endeudado... Un sistema en el que todas las vidas humanas no valen lo mismo. Los ricos ven desde fuera cómo los pobres se matan entre ellos".
Lara Ferreiro: "El Juego del Calamar' es una crítica social al capitalismo salvaje a través de un juego de niños"
Ese "voyeurismo" también es objeto de crítica, a entender de la profesional: "Los ricos miran y se recrean en la muerte del pobre". "Hay una lucha de clases, algunos jugadores prefieren morir en los juegos antes que volver a la pobreza del mundo real. A nivel psicológico, sacude muchas conciencias. La serie habla de la crematomanía, es decir, la adicción al dinero", reflexiona Lara.
Atracción por el contraste
El principal atractivo de El Juego del Calamar, a juicio de Lara Ferreiro, son los enormes contrastes que plantea al espectador. La producción pasa continuamente de un extremo a otro, de la máxima crueldad a la máxima bondad. "Provoca un refuerzo intermitente en el cerebro, de la bondad a la maldad, de la maldad a la bondad".
Imagen de 'El Juego del Calamar'.
Sin lugar a dudas, y quien lo haya consumido lo sabe, El Juego del Calamar lleva a la mente y el cuerpo "al límite". "El morbo es una forma de evasión de una sociedad hipersaturada de temas políticos, de todo lo que está pensando. Al ver la serie, no te da tiempo a pensar en tus problemas", concluye la psicóloga.
