Cada semana, Atresplayer iba colgando un nuevo capítulo de Traitors, que se vería al miércoles siguiente en abierto en Antena 3. Sin embargo, para su octava y última entrega, y probablemente para evitar spoilers, decidieron no subir el desenlace, guardándolo para la noche de este 25 de junio.
En esa misma línea, vamos a analizar cómo ha sido el balance del concurso sin hacer spoilers del ganador o ganadores, al menos, hasta el tramo final del artículo. Y es que Traitors ha llevado a Antena 3 un gran espectáculo que, por desgracia, no ha calado entre los espectadores.
Traitors ha sido un show delicioso, que no solo no estaba a la sombra de su hermano con famosos que emitió HBO, sino que podría decirse que lo ha superado con creces. Un juego que ha estado cargado de puñales por la espalda, tensión, risa nerviosa y, sobre todo, mucho ritmo.
A lo largo de los ocho capítulos no ha habido relleno, cada entrega suponía una evolución en la historia principal. Han conseguido jugar bien con esos cliffhangers de a quién habrían elegido los traidores para mandar a paseo, y contagiaban esa tensión de los desayunos de ver quién faltaba por bajar.
Aunque los datos no han acompañado, Traitors es un producto de gran calidad que merece una segunda vida en las plataformas. Como ha sucedido con otras series cuya emisión en abierto pasó casi de puntillas y luego dejaron a todos con la boca abierta al estar disponibles en Netflix o similar.
Paula, una de las finalistas de 'Traitors'.
Además, hay que admitir que es un formato que pide ser visto en streaming. En atracones, que cuando terminas un capítulo con una reunión de traidores puedas ver rápido a quién han dado pasaporte.
El resultado ha sido de tanta calidad que Atresmedia debería estudiar su renovación, para no dejarlo escapar, como sucedió con The Floor. Y, de cara a una nueva temporada, intensificar la promoción, invitar a los espectadores a conocer mejor el formato.
Y es que, por mucho que Juanra Bonet se colase en Tu cara me suena, o entrase en algunos programas para hablar de sus bondades, la promoción de Traitors podría haber sido más intensa. Y así, por ejemplo, se habría evitado que, incluso dentro de la propia casa, hubiese presentadores hablando de su próximo estreno cuando el concurso llevaba ya en danza alguna semana.
Del mismo modo, recordemos que Traitors se pensó inicialmente para laSexta. Y quizá ahí podría tener un futuro, donde los datos para catalogar algo como éxito son más ligeros, y los horarios también podrían ayudar al formato, que ha tenido entregas que han arrancado pasadas las 23:15 horas.
Carlos, traidor por excelencia
Mención especial se merece Carlos, el único traidor que se ha mantenido desde el primer día hasta la gran final. Este creador de contenido metió la pata hasta el fondo cuando, en la primera jornada, dijo a sus compañeros “esta noche matamos”, delatándose.
Pero el jugador supo reconducir toda la acción, poner los focos en otros compañeros, y no le tembló el pulso cuando tuvo que cargarse a alguno de los que eran sus aliados. Él iba a por todos y contra todos, dispuesto a llevarse los miles de euros en plata para casa.
Carlos, en 'Traitors'.
Su elección como traidor en el formato ha sido, sencillamente, espectacular. Y, en el fondo, se ha convertido en el gran protagonista de la temporada, el que ha sabido llevar el peso de los villanos con maestría.
Recordemos, ese sentido, que el día que se anunció que los traidores debían envenenar a la víctima fue él quien se levantó, impregnó el pañuelo de veneno y se lo acabó dando a Lía. Que a saber si esa noche habrían asesinado a alguien o no si él no toma ahí las riendas, delante de todos los compañeros.
Así ha sido la final (¡Spoilers!)
Recordemos que, inicialmente, los traidores eran Carlos y Vicky, y ellos sumaron a Popeye a su equipo. Más tarde, Carlos acabó con sus compañeros, consiguiendo primero el destierro de Vicky y luego del de Popeye.
En la recta final del concurso sedujo a Paula, que se convirtió en traidora, y ambos llegaron juntos hasta este episodio final. Un capítulo en el que aumentó el bote hasta el máximo, 50.000 euros en plata, después de que consiguiesen llevar a buen puerto la primera prueba, una suerte de gymkana.
Ya en el monasterio, en el primer cónclave Charo siguió apostando por Marhya como traidora, y, finalmente, la novelista fue expulsada. Algo que fue una sorpresa para los fieles que quedaban en la competencia.
Así, quedaban dos traidores, Carlos y Paula, y dos fieles, Juan y Charo. Y entonces debían elegir si hacían una nueva votación o si acababa el juego; si terminaba y había al menos un traidor entre ellos, el traidor o traidores se llevarían el premio de 50.000 euros en plata, que se repartirían.
Todos decidieron votar. Y Paula, sospechando que Carlos podría traicionarle, acabó votando a su compinche. Y Carlos, que había hecho un juego espectacular, acabó saliendo y reconociendo que había sido traidor desde el primer día.
En la siguiente ronda votaron para seguir eliminando compañeros. Y ahí cayó Paula, la última traidora. Finalmente, Charo y Juan acabaron alzándose como los ganadores del juego, repartiéndose los 50.000 euros finales.
