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Miguel Bosé comenzó su visita a El Hormiguero de esta noche recibiendo mucho amor. Y es que Nuria Roca, que es una habitual colaboradora de la tertulia de los jueves con su marido Juan del Val, Tamara Falcó y Cristina Pardo, se declaraba una gran admiradora del cantante. Tanto es así que Miguel acabó acercándose a saludarle, y se dieron un pico que no pasó desapercibido para Pablo Motos en absoluto.

El objetivo de la visita era promocionar Importante Tour, su nueva gira, la primera que lleva a cabo después de ocho años, y que arrancó recientemente en México. Miguel no tuvo reparo en hablar de sus problemas de salud, y en cómo llegó a perder la voz por completo. Encadenó varias infecciones, y sus cuerdas vocales “no cerraban bien”, y su mejoría vino después de un tratamiento con células madre en Francia.

Tuvo que aprender a volver a hablar de nuevo, y todavía hay grupos consonánticos que le resultan complicados, como "tr" o "dr". “Cuesta más volver a hablar que volver a cantar”, reconocía en un momento dado de la charla. Al menos, aclaró, cantar resulta “menos complicado”. Para volver a cantar en condiciones tuvo que hacer rehabilitación durante ocho meses, y continúa haciendo sesiones de lunes a viernes.

También destacó que “cada voz es un mundo”, y que a él le pueden afectar condiciones que a otros le resultan favorecedoras. En concreto, mencionó cómo coincidió una vez con Montserrat Caballé en Miami, y en el camerino de la cantante de ópera la temperatura estaba muy alta, tanto que parecía “la Antártida”. “Montserrat, te vas a quedar muda”, le advirtió Bosé, pero ella le aseguró que le hacía mucho bien. “A otros le hace bien la miel, las anchoas, salivar jalapeños”, enumeraba.

Para los conciertos también ha comenzado a tomar suplementos alimenticios, y dio algunas pinceladas de su dieta habitual. “Un ayuno intermitente”, comprendió Pablo Motos. Pero el invitado le aclaró: “Es un ayuno eterno”. Sobre sus hábitos, Miguel recomendó que “si puedes saltarte la cena, mejor”.

En estos años de retiro, Miguel culpó a Bosé de todo lo que le había pasado, y le llegó a decir a su faceta artística “ahora no eres nada”. “El tiempo lo pone todo en su lugar, todo lo explica, todo lo encaja, a todo le da un sentido. Y está el por qué me ha pasado a mí lo que me ha pasado. Nada pasa por casualidad. Son procesos necesarios para tu crecimiento. Tenía que quitarme mucha tontería de encima, crecer mucho y simplificar esa cosa”, resumía.

En este tiempo fuera de los escenarios “desaparecí, escribí dos libros, seguí componiendo”. Y entendió que para mejorar en sus afecciones necesitaba “un ejercicio de humildad fantástico. El ego lo pulvericé. No sirve para nada”.

“No quiero terminar sin hablar de esto. Hace poco se cumplió el quinto aniversario de la muerte de tu madre, y escribiste una carta preciosa de la que me gustaría leer un poquito”, exponía Pablo Motos, bien avanzada la entrevista.

Miguel Bosé y Pablo Motos en 'El Hormiguero'.

“Querida mami. Hoy se cumplen cinco años desde que te fuiste, y aún tu presencia llena el aire. Lo llena todo. A veces de manera casi insoportable. Sigo bien, las cosas han vuelto a la normalidad casi por completo. Pero queda aún mucho camino que recorrer, mucho trabajo pendiente, atrasado. Tu luz nos acompaña. Nos guía a diario a todos en la familia. Cuídate, cuídanos, te queremos cada día más”, leía Pablo Motos.

Y ahí Miguel Bosé se rompió, y comenzó a llorar, hasta el punto de necesitar pañuelos para quitarse las lágrimas. “Me juré...”, decía emocionado el artista, dando a entender que no quería llorar. “¿Si te abrazo lloras más, si te abrazo lloras menos?”, le preguntaba Pablo Motos sin saber qué hacer, hasta que se fundió en un abrazo con el artista.

Pablo Motos y Miguel Bosé se dan un abrazo en 'El Hormiguero'.

¿Cuál es el recuerdo más feliz de tu madre?”, preguntó Pablo Motos. Miguel dijo que muchos, que Lucía Bosé era una mujer espectacular, pero la emoción le impedía seguir hablando, y tuvieron que salir Trancas y Barrancas para darle un nuevo toque de humor a la situación.