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A Eduardo Casanova, durante años, le hemos relacionado con los tonos pasteles en general, y con el rosa en particular. Como las hadas madrinas de La bella durmiente en la famosa escena en la que cosen un traje, él iba tocando con su varita todo lo que estaba a su alcance y lo volvía de color de rosa.

En sus películas como director, el rosa era una seña de identidad, y se puede comprobar con cualquier fragmento que se vea de La piedad o de Pieles, su ópera prima. Incluso se notaba su mano en ese par de capítulos de la serie Nacho, basada en la vida de Nacho Vidal, en los que se puso tras la cámara. Y también llenaba de rosa las alfombras rojas y cualquier evento al que acudiera.

Tanto es así, que en 2023, cuando Eduardo Casanova fue concursante de MasterChef Celebrity, llegó a cambiar el color de una tarta que debía replicar en una prueba de expulsión en la octava gala y la tornó rosa. Fue su último cocinado, porque la elaboración era un desastre y los jueces le anunciaron como el nuevo expulsado de aquella temporada que acabó ganando Laura Londoño.

No sé si está buena, pero si pones mi tarta entre mil más, se puede reconocer cuál es la mía”, decía entonces Eduardo Casanova a los jueces Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera. “Es absolutamente imperfecta. Fea, pero de color rosa. Un desastre, pero está hecha con amor y creo que es única”, añadió, como si ser de color rosa fuese algo especial.

Con semejantes antecedentes, y dado que el rosa solía estar presente en sus atuendos, cuando se confirmó que sería participante de la primera temporada de Maestros de la costura era fácil imaginar que habría un importante gasto de telas e hilos rosados. De hecho, ya en su primera prueba, en la que tenía que mostrar lo que representaba para él (y para el resto) la moda, Eduardo se decantó por un traje rosa. Pero hubo un punto de inflexión.

Eduardo Casanova en 'Masterchef'.

Al presentar su prenda, comenzó pidiendo perdón. “Veo una tela rosa y, supongo que por muchas cosas de mi infancia, o de mi pasado, voy a ella. Y me estoy dando cuenta que cada vez que voy a la tele que me llama la atención me decepciono a mí mismo. Aunque estuviese bien hecho, siento que no me representa y eso es doloroso”, sentenciaba.

A raíz de esto, el que fuese Fidel en la serie Aída reconoció que de pequeño le fascinaba el rosa, pero que, entre comillas, no se le permitía vestir así, y eso “es lo que me genera esa obsesión con el rosa”. “Evolucionar cuesta mucho, ya no soy ese niño, ya no necesito esa rebeldía, ya no necesito ese caparazón”, decía a cámara, deseando encontrar nuevos colores que le identifiquen.

En Maestros, Eduardo también se ha abierto en canal sobre un look en el que el rosa fue muy importante: el que lució en los Goya de 2022, en el que apareció con el pelo rosa y un traje negro con lazos y detalles en rosa. “Fue un traje que cuando me lo puse fui muy muy feliz”, le contó a los jueces.

Pero recibió tantas críticas que “no me he atrevido a ponerme nunca más ese traje. Pero a mí me encantaba”. Desde entonces, aseguraba, empezó a vestir más recatado. Emocionado, aseguraba no querer llamar la atención, sino que necesita validación, y abrazos.