El Hormiguero ha recibido a uno de los escritores más famosos de nuestro país, Arturo Pérez-Reverte. El autor acudía al plató de Pablo Motos para presentar su nueva novela titulada Revolución, donde traslada al lector a la revolución mexicana en la que se verá inmerso su protagonista, un ingeniero de minas español.

"Me he pasado toda la novela leyendo con acento mexicano. ¿Cuándo la escribías también hablabas así?", le preguntaba el presentador entre risas. "Yo quería eso, que el lector leyera así. Eso hay que trabajarlo, he leído todo lo que podía encontrar de la época para encontrar el léxico correcto de la gente", replicaba el escritor.

Tras contar algunos entresijos de su novela, el invitado comenzaba a narrar algunas de sus experiencias más horribles durante sus 20 años como reportero de guerra. "¿Es verdad que atracaste un banco?", le preguntaba Motos. "Una vez robé un banco, fue el 4 de abril de 1977, con 25 años, en Eritrea. Estaba con los militares, entré con ellos en el banco, mataron a todo el mundo y nos llevamos el dinero", respondía ante la sorpresa de los presentes.

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Al parecer, Pérez-Reverte tras su paso por Eritrea tuvo que huir solo a Sudán, donde acabó en prisión. "Cuando llegué a la frontera se pensaban que era un mercenario y me metieron en la cárcel. Estuve una noche y tenía disentería. Pensaba que me iba a quedar ahí". 

Pero no es la única vez que el escritor casi pierde la vida. "En Nicaragua, donde dos días antes habían matado a un periodista norteamericano, nos pararon y me apuntaron con un arma contra un muro". "En ese momento solo piensas que es una pena terminar así, con un tío que no sé ni cómo se llama. El miedo lo tienes antes o después, pero en el momento solo sientes pena", añadía. 

"Éramos profesionales, estábamos adiestrados para eso. Era nuestro trabajo, pero eso te deja una forma de ver el mundo", comentaba el invitado acerca de los riesgos de la que fuera su profesión. "Llegué a mi primera guerra con 22 años, y me di cuenta de que no era como en las películas. Yo quise aprender de eso", aseguraba Pérez-Reverte. 

El escritor confesaba que se "enganchó" a ese aprendizaje. Además, afirma que cualquier ser humano, bajo unas "circunstancias concretas" puede convertirse en un monstruo, algo que ha comprobado con su bagaje profesional. "Pagué los precios de ese aprendizaje, yo no era un turista. Estaba con todos ellos, me podían matar como a ellos y pagué el precio. Creí que me iba a morir como un miserable en una cárcel sudanesa", reiteraba. 

El presentador le ha querido preguntar si estas vivencias le han marcado en su vida personal, algo que ha respondido afirmativamente. "Años después de mi retirada seguía teniendo pesadillas y me asustaba ante los ruidos por la noche. Me volvían las imágenes", a lo que añadía que "te acabas creando una dureza profesional, una máscara defensiva".