La décima edición de Tu cara me suena es uno de los grandes proyectos de Antena 3 para el nuevo curso televisivo. Una nueva temporada del concurso de imitaciones que probablemente llegue en enero, al igual que el año pasado, cuando la cadena haya terminado la emisión de La Voz, que arrancaba el pasado viernes. Poco a poco se va conociendo el casting de TCMS10, y ha sorprendido la incorporación de estrellas como Josie o Anne Igartiburu. Y con ellos habrá, como en todos los años, algunos participantes cuya profesión es la de ser cantantes profesionales, como por ejemplo, Alfred García, conocido por concursar en Operación 2017 y representar a España en Eurovisión 2018 con Amaia, la gaditana Merche, la también triunfita Míriam Rodríguez y el canario Jadel, ganador de El número Uno.

Para cualquier artista, Tu cara me suena es un escenario magnífico, donde se pueden explorar facetas que jamás habrían imaginado tocar. Pero no hay que pensar en Tu cara me suenas como una catapulta para lanzar o relanzar carreras en solitario, porque la competición no va de eso.

Así, Merche, Alfred, Míriam y Jadel deberían aprovechar el formato de Gestmusic para jugar, no ya salir de la zona de confort para dinamitar la misma. En este espacio, como tantas veces explica el jurado, la cosa no va de cantar como los ángeles, sino de realizar buenas imitaciones, de clavar vicios vocales, acentos, dicciones. A veces resulta más interesante utilizar técnicas propias del arte dramático que tener una garganta prodigiosa, como bien demostró, por ejemplo, Rocío Madrid, que dejó enormes imitaciones en la edición de 2020.

[El listado oficial de los concursantes de la décima edición de 'Tu cara me suena']

A menudo da la sensación de que los cantantes profesionales se ofuscan por conseguir grandes notas en Tu cara me suena, como si ganar el mayor número de galas o la competición en sí implicase la grabación de un nuevo álbum y el premio fuese un contrato discográfico. Eso ya no pasa casi ni con los talent shows dedicados a descubrir nuevos artistas. El juego va por otros derroteros, y en el formato que nos ocupa, más.

De hecho, si echamos la vista atrás, comprobaremos muchos ejemplos de cantantes profesionales que ganaron su año y que luego no han dado un salto importante en su carrera, como Jorge González o Agoney, que siguen trabajando, sí, pero casi en la misma liga que jugaban antes de pasar por el clonador. Miquel Fernández, que se metió al público en el bolsillo en la temporada 6, venía del mundo del teatro musical, tras Tu cara me suena sacó un single… Y no pasó nada especial después. Continuó con su carrera como actor con el mismo ahínco que antes.

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Así pues, lo más sano para los próximos concursantes que se dedican a la canción es tomarse Tu cara me suena como un paréntesis en su carrera. Como un proyecto temporal en el que pueden dar mucho de sí, descubrir nuevas cosas haciendo caso de las explicaciones de Àngel Llàcer, Arnau Vilà o Miryam Benedited.

TCMS es un magnífico escaparate para el entretenimiento que da visibilidad, pero no es necesario obsesionarse con el tema de las votaciones ni las calificaciones. A la larga, el público no recuerda quién quedó en qué posición en tal o cual gala, ni siquiera si un show concreto fue el mejor de la noche o no. Tu cara me suena no cambia vidas profesionales como tal, es un trabajo más como otro cualquiera, y eso es lo que deben tener en mente los cantantes profesionales en todo momento.

Además, no deben caer en lo que Carlos Latre llamó “el síndrome del cantante que viene a Tu cara me suena”. Y es que, como explicó en una valoración hacia Nia, hay participantes que tienen “meticulosidad y profesionalidad” en su espectáculo, pero les pierde el cantar bien y hacer buenas coreografías por encima de emular al personaje elegido por el pulsador. Que es, en resumidas cuentas, de lo que va la película y lo que queremos ver los espectadores desde casa.