Montealto: regreso a la casa ha vuelto este lunes al prime time de Telecinco con el reto de mejorar los discretos datos que cosechó en las dos primeras entregas. En esta ocasión, Rocío Carrasco ha descubierto la recreación del baño de la que fue la casa de su madre ante 1.536.000 espectadores y un 9,7 % de share, marcando un mínimo que aleja al formato del objetivo de remontar.

Desde que regresara a la televisión para abrirse en canal en la exitosa docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva, Rocío Carrasco se ha convertido en una de las armas más recurrentes de la cadena para tratar de atrapar a la audiencia, pero por el momento parece que ninguno de sus proyectos posteriores acaban de cuajar.

La hija de Rocío Jurado anunció que se convertiría en la nueva defensora de la audiencia en Sálvame, pero jamás llegó a ejercer como tal. Además, la cadena de Mediaset anunció el estreno de En el nombre de Rocío, la segunda parte de su docuserie, con una única palabra: "otoño", pero acabó llegando el invierno sin noticias del documental y, lo que es peor, sin que estuviera grabado.

Para hacer más entretenida la espera y, todo sea dicho, para seguir explotando el fenómeno Rocío Carrasco hasta que la docuserie vea la luz, la cadena de Paolo Vasile decidió sacarse un as en la manga y hacer un especial con todas las pertenencias que Rocío Jurado tenía en la que fuera su casa y que, desde la muerte de 'la más grande', estaban olvidadas en contenedores.

Primero, Sálvame dedicó una tarde entera al traslado de esos 18 contenedores cuyo contenido nadie conocía. Luego, tras un intensivo trabajo de inventariado, Telecinco construyó una enorme casa de muñecas para recrear la antigua vivienda de la cantante en Montealto: regreso a la casa, un formato que se estrenó en el access el pasado martes 1 de febrero ante 1.928.000 espectadores y un discreto 12.2% de cuota.

A pesar de la espectacularidad que se ha querido dar al programa, lo cierto es que la premisa de la que parte no auguraba una gran repercusión entre la audiencia. Es complicado retener a los espectadores cuando el único reclamo es poder ver un batiburrillo de muebles y pertenencias colocadas en habitáculos cuadrados. Más allá de ciertos momentos de emoción de la protagonista o de algunos titulares sobre su vida, resulta inevitable acabar con la sensación de que este formato es un absolutamente prescindible.

Pero, más allá de las cifras que finalmente consiga Montealto, lo realmente preocupante es que vuelva a repetirse lo que ya ha pasado en Mediaset con otros formatos de éxito como La isla de las tentaciones o Secret Story. Y es que la costumbre de la cadena por exprimir sin descanso cada uno de sus aciertos suele desembocar en el hastío de la audiencia.

La constante improvisación de la cadena ha generado confusión y basta con echar un vistazo a las redes para descubrir que no son pocos los espectadores que piensan que este formato ya es la segunda parte de la docuserie de Rocío Carrasco. Esta sobreexposición, por tanto, amenaza con lastrar el estreno de En el nombre de Rocío, cuya fecha sigue sin anunciarse.

Tal y como ya analizamos en BLUPER, estirar el chicle de Rocío con una segunda parte podría ser negativo tanto para la cadena como para la propia protagonista. Ahora, con el desinterés que parece estar generando Montealto, Telecinco se enfrentará a un doble desafío con En el nombre de Rocío: recuperar la atención de la audiencia y devolverle a Rocío Carrasco una relevancia que le han arrebatado por jugar mal con los tiempos.

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