El pasado mes de julio, apenas un mes de anunciar el inminente regreso de GH VIP, Telecinco y Zeppelin daban marcha atrás en sus planes y decidían posponer la producción del reality, anunciando en su lugar el estreno de la primera edición española y con famosos de Secret Story.

Tras este cambio de estrategia se esconde la alargada sombra del caso Carlota Prado, que ha provocado un cisma en la histórica marca Gran Hermano y ha obligado a la cadena y a la productora a tomar estrictas medidas para sus realities, con el fin de evitar otra situación que comprometa la seguridad de cualquier concursante.

Uno de los aspectos que más debate ha generado en este asunto es el de la ingesta de alcohol de los participantes. Ya en 2019, en pleno estallido del caso, la productora se planteaba instaurar la política de cero alcohol en la casa de Gran Hermano.

En noviembre de 2020, Zeppelin hacía público un protocolo de prevención y actuación ante situaciones de abuso sexual en entornos de alta visibilidad. En la extensa guía se rebaja un poco la exigencia con respecto al alcohol, ya que se habla de "evitar situaciones en las que se pueda producir una ingesta excesiva de alcohol u otras sustancias que puedan alterar el estado de conciencia y puedan dar lugar a situaciones peligrosas". No se especifica, no obstante, la cantidad de alcohol que supone esa ingesta responsable.

La emisión de Secret Story da ahora la oportunidad de comprobar cómo se materializa esa intención de reducir la ingesta de alcohol en Guadalix y, pese a la ambigüedad del protocolo, lo cierto es que el reality ha cortado por lo sano y la cantidad de bebidas alcohólicas disponibles se ha mermado de forma drástica.

Las escenas de los habitantes de Guadalix visiblemente afectados por los efectos de las bebidas de alta graduación parecen ser ya historia. Y es que, tal y como se ha visto en las primeras fiestas de Secret Story, la organización sólo ha puesto a disposición de los concursantes zumos y refrescos, otorgándoles en un momento dado de la noche una cerveza por persona y ni una sola gota de bebidas de alta graduación.

La audiencia se ha percatado de este gran cambio y lo ha hecho ver en redes sociales, donde los espectadores se dividen entre quienes aplauden la medida y quienes piden que se abra un poco la mano para fomentar que los concursantes se desinhiban y protagonicen escenas divertidas como la de Ylenia y los pokemon en GH VIP 7.

Lo cierto es que esta situación contrasta con la que describió ante la jueza José María López, concursante de GH Revolution y acusado de agredir sexualmente a Carlota Prado en el programa. El joven aseguró que al inicio del concurso les daban "una copa por persona", pero a medida que pasaban las semanas "fueron subiendo las dosis".

Según el relato de López, en las fiestas de la casa llegó a haber "mínimo cinco botellas de whisky, ron, tequila, ginebra…". "Podíamos ir en grupo y pedir más de ron, por ejemplo, y había a veces que ellos lo hacían. Cerraban la puerta y ponían más, no había una cantidad establecida y fijada que no se pudiese mover. Algunos acababan vomitando. Las últimas fueron las peores", declaró el concursante.

Sin embargo, la versión de la productora fuer totalmente contraria. El 'súper' Floren Abad aseguró que el alcohol "siempre está limitado a una copa por concursante". "Ellos no tienen reserva de alcohol. Si ellos no se lo toman, el alcohol se saca. Ese día no sé si se consumió todo o no. Nosotros les pasamos el alcohol en unas frascas, unas botellas transparentes. Se comprueba el alcohol que sobra porque entramos regularmente, y hay un control de la comida que ellos tienen. Nunca he sido informado de que se guardaran alcohol", afirmó.

La versión del programa contrasta con las escenas de concursantes claramente ebrios en la casa de Guadalix, como puede ser el mencionado caso de Ylenia o el de la propia Carlota Prado, que estaba en estado de embriaguez cuando, supuestamente, su compañero aprovechó para abusar sexualmente de ella.

Con el cambio de marca a Secret Story y la adopción de estas estrictas medidas, Zeppelin y Telecinco tratan de mostrar ejemplaridad y evitar nuevos problemas mientras el caso judicial del que depende el prestigio de Gran Hermano sigue sin resolverse.