Desde hace varias semanas, el músico de origen canario Pablo Díaz ha encontrado un gran rival al que enfrentarse en Pasapalabra: Javier Dávila. Un profesor de Derecho y abogado sindicalista con amplia experiencia en otros concursos de televisión, como Saber y Ganar.

En el programa emitido este martes, que tuvo a Irene Junquera, Ramoncín y Amistades Peligrosas como invitados, Pablo lo tenía bastante difícil. Javier le sacaba una importante diferencia en la prueba del rosco final, y él no terminaba de encontrar las palabras que le pedía Roberto Leal.

Finalmente, logró una gran remontada, y solo le quedaban dos definiciones para lograr el bote, que roza ya los 1,7 millones de euros. Como fruto de la tensión, y al ir pasando palabra de la letra efe a la letra te, soltó una blasfemia: “me cago en Dios”. Un comentario que no pasó desapercibido en las redes sociales, y muchos espectadores le afearon la actitud, llamándole maleducado.

La estrategia de Javier Dávila y Pablo Díaz frente al rosco

Pablo Díaz ha confesado en varias ocasiones que es un concursante “de segundas vueltas”. Esto quiere decir que prefiere tomarse la primera ronda del rosco como una toma de contacto en la que escuchar los enunciados de cada letra, y solo responde cuando está muy seguro de la respuesta.

En la segunda vuelta suele protagonizar históricos tirones, sumando de golpe muchos aciertos en su marcador, tal como sucedió en la tarde de este martes.

Habitualmente, Pablo Díaz nunca desvela todas sus bazas hasta los últimos segundos, guardando algunas de sus opciones en la recámara para poder superar a sus rivales por la mínima y sin arriesgar demasiado. Una técnica que analizó Javier Dávila, hasta el punto de adoptar la misma actitud que su rival, lo que genera más tensión en la prueba final.

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