Titulares de los medios: “Yolanda Díaz amenaza a los presidentes del Ibex: …”; “Según la vicepresidenta los sueldos del Ibex son obscenos”; “Yolanda Díaz apuesta por topar los sueldos de los directivos del Ibex”; “Yolanda Díaz ve múltiples posibilidades, también fiscales, para limitar los salarios de los altos directivos” …

La discusión sobre el abanico salarial en las empresas no es nueva; es una vieja bandera de la extrema izquierda radical que, como Yolanda Díaz, cuando se le acaban los argumentos acude a uno de los instintos más básicos del ser humano: la envidia. Eso sí, disfrazándolo de apelación a la justicia distributiva. 

Yolanda Díaz, ha hecho esta propuesta después de fijar unilateralmente, sin contar con la patronal, la subida del salario mínimo interprofesional (SMI).

Subir el salario mínimo interprofesional, como sabe la vicepresidenta, tiene ventajas e inconvenientes. Ayuda a los que los reciben a tener un respiro momentáneo. Por contra, según la teoría económica, produce inflación, que reduce esa ventaja. Además, empuja el resto de los salarios al alza lo que reduce la creación de puestos de trabajo. Incluso aumenta el paro si la subida no va acompañada de un incremento de la productividad de esos salarios. Es una medida discutida y discutible. 

Pero es difícil oponerse políticamente a una subida del SMI; sus consecuencias son difíciles de entender sin un conocimiento básico de economía. Algo que no abunda en el electorado. Lo más que suelen hacer los contrarios a su existencia es discutir su aumento. Es lo que ha ocurrido este año, en el que Yolanda ha destrozado su cacareado “dialogo social”. La subida del 5% del SMI chantajeando a la CEOE, ha destrozado su autoridad al ejercer su poder inapropiadamente. Es su cuarto tropiezo en menos de tres meses después de: a) perder parte de su grupo (Sumar) en el congreso; b) romper la coalición en Galicia; y c) fracasar en su Real-decreto.

La subida del 5% del SMI chantajeando a la CEOE, ha destrozado su autoridad al ejercer su poder inapropiadamente

La vicepresidenta Díaz está entrando en una espiral típica en política: tratar de tapar un error con el siguiente. Porque la ocurrencia de “topar los salarios” de los directivos va contra la lógica de la economía de mercado. No hay ninguna sociedad democrática en la que se haya realizado algo similar.

Es más, los suizos, que toman las decisiones por referéndums, ya dieron una lección en este tema. 

En noviembre de 2013 (¡hace diez años!) los suizos votaron una propuesta que se llamaba 1:12. El nombre indicaba que un directivo no podría cobrar más de 12 veces del sueldo del empleado con menor salario en la empresa.

La propuesta fue debatida ampliamente en los medios de comunicación suizos. Los argumentos a favor eran del estilo de los que argumenta Dª Yolanda. Los argumentos en contra se basaban en la defensa de la libertad, la de empresa entre otras. Pero el argumento principal, tanto del Gobierno suizo (contrario a la medida), como los empresarios, fue que la medida iría contra la competitividad de su economía y que de aprobarse sería muy difícil contratar los mejores talentos para dirigir.

Al final, más del 65% votaron en contra. Al ser los altos directivos muchos menos, la conclusión es que una gran mayoría de empleados consideraron que lo importante es que las empresas sean rentables, competitivas y creen puestos de trabajo. Para eso necesitan los mejores directivos y pagarlos de acuerdo con el mercado. El sentido común superó a la envidia.

La conclusión es que una gran mayoría de empleados consideraron que lo importante es que las empresas sean rentables

Lo importante no es bajar los sueldos de los altos directivos. Sino reducir la pobreza del resto de los trabajadores, que es lo que no está pasando ahora. Eso se hace manteniendo la competitividad. La experiencia dice que, entre otras cosas, exige empresas bien dirigidas.

Los países donde hay empresas bien dirigidas, con directivos adecuadamente pagados, es donde los trabajadores tienen mejores condiciones. 

Claro está, que el nivel de educación e información de los suizos es muy alto y eso les permite votar informados, sin sentimentalismos ¿Ocurriría lo mismo en otros países? Es posible que no. 

Por eso Suiza tiene el nivel y la calidad de vida y cultural alto. Porque sus ciudadanos votan con la razón y sus gobiernos no tienen vicepresidentas que acuden a la demagogia para tapar sus errores.

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.