Una gasolinera en EEUU.

Una gasolinera en EEUU. Ekaterina Belinskaya, Pexels.

BLUE MONDAYS

Ganadores y perdedores de 2022 (I)

12 diciembre, 2022 00:36

Desde hoy hasta final de año voy a realizar una secuencia de artículos cuyo objetivo es repasar la lista de ganadores y perdedores de un ejercicio tan complicado como ha sido 2022. Ya anticipo que la idea no es explicar los sectores que mejor o peor lo han hecho en bolsa, sino dar una visión transversal que, además, pretende no ser estática pues parte del interés es entender lo que podría pasar el próximo año.

Haciendo un repaso rápido, lo primero que se viene a la mente es la evolución de las commodities. Dentro de sus componentes, la figura del petróleo emerge con brillo propio a pesar de que su tendencia en el año ha sido de más a menos. Por ello conviene hacer un inciso. Si nos basamos únicamente en el precio actual del barril Brent de 76,1$boe (dólares por barril equivalente) y se compara con cómo empezó el año (72$boe), se podría inferir que hemos tenido mucho ruido mediático con el petróleo para tan poca nuez.

Son 4 dólares de diferencia que nos dejan una “mísera” subida anual del 5,5%, muy lejos de lo que han hecho sus comparables más cercanos como son el gas natural o el carbón, cuyos precios han llegado a cuadriplicarse en el año. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el precio medio ha sido de 100$boe, estamos hablando de una diferencia un 38% superior al precio con el que empezó el crudo 2022. Y recordemos que el máximo se situó en 128$boe. Un error clásico de miopía el comparar precios punto a punto.

Energía se ha erigido como el líder en rentabilidad sectorial. En Europa, el índice STOXX Energy (con datos del viernes) se ha revalorizado más de un 24%, mientras que el equivalente del S&P para las petroleras integradas se ha revalorizado más de un 60% en su propia divisa. Si comparamos con las caídas de sus respectivos índices de referencia, estamos hablando de 30 y 40 puntos porcentuales de diferencia. Nada mal para un año teóricamente malo para la renta variable.

Dejando al margen factores de volatilidad y miedo inducido, es igualmente interesante entender el punto en el que estamos para aventurar si el caballo ganador lo será también en la carrera del próximo ejercicio.

El mundo necesita precios altos pero estables del petróleo

Valga el dato estimado por Deloitte que afirma que para 2022 las compañías petroleras esperan alcanzar un free cash flow sin precedentes que bien podría superar los 1,4 billones de dólares, es decir, algo más del 100% del PIB español. Con el creciente déficit acumulado de inversiones, eso significa que los potenciales dividendos serán otra vez excepcionalmente elevados y su rentabilidad un caramelo. Lejos quedan los años en los que las inversiones comprometían el pago a los accionistas y priorizaban el servicio de la deuda.

La lógica más básica, la que lleva a analizar factores de oferta más que de demanda, me hace pensar que va a ser otro año muy interesante pues la demanda crecerá, incluso con un escenario de recesión, por encima de cómo se espera que lo haga la oferta.

Esa falta de barriles en el mercado lo que nos dice es que habrá menos oferta que demanda. Para entender ese déficit hay que entender que hay dos ejes productores dominantes, como son Norteamérica y la OPEP+, que generan algo más del 55% de todo el crudo extraído en el mundo con intereses contrapuestos en apariencia, pero unidos en una idea: los precios no pueden irse muy por debajo del precio actual.

Por ello, resulta muy difícil pensar que los precios bajos del crudo de estos días sean sostenibles mucho tiempo. No olvidemos que este es un mercado oligopolístico y que un cuarto de la oferta se origina en países con una dependencia presupuestaria que va desde el 30% al 80% de los ingresos públicos.

Solo si Arabia Saudí se olvida de iniciar la que sería la tercera guerra de precios contra EEUU, y el mercado se rebalancea como es predecible en sus fuentes de producción (incluida Rusia) para atender la demanda potencial, podemos olvidarnos de una senda bajista para el petróleo. Lo contrario sería muy negativo por sorprendente que pueda parecer. El mundo necesita precios altos pero estables.

Esto tiene muchas lecturas en mercado, ya que las compañías se mueven por patrones diversos y las correlaciones con los precios de referencia suelen inducir a error. No creo que me equivoque mucho si anticipo que 2023 será continuista con lo visto en 2022 y el petróleo vuelve a ser ganador, viendo además que su influencia en la inflación, y con ello en los tipos de interés, se está demostrando limitada.

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