El BCE sube el tipo de interés básico paso a paso. Ya está al 2% y anuncia que lo subirá más. Eso empuja al Euríbor hasta el 2,625% y más, lo que puede suponer un sobrepago de 208 euros mensuales a partir de octubre (unos 2.500 euros al año), para las hipotecas de interés variable.

El sueldo medio mensual bruto (antes de impuestos) es de 1.700 euros brutos al mes. 2.500 euros netos al año. El ciudadano hipotecado medio deberá destinar otros dos meses de paga para responder a su hipoteca.

Un hipotecado medio ya está pagando sobre 600 euros al mes o más. Es decir, aproximadamente un 33% de su sueldo medio, 4 o 5 meses de sus ingresos anuales más o menos. Sí tiene que añadir otros dos meses, la mitad de su rendimiento de trabajo de un año se van a pagar su "solución habitacional", como definió su casa una ministra hace unos años.

"El ciudadano hipotecado medio deberá destinar otros dos meses de paga para responder a su hipoteca"

La situación se puede agravar.  Esas cantidades van a ir subiendo porque el BCE va a seguir elevando el tipo básico. Subida inevitable, empujada por la inflación, que está en más del 10% en la zona euro.

La teoría económica monetaria imperante aconseja subir tipos de interés para disminuir la petición de créditos. Entonces hay menos dinero en circulación, baja la demanda y se reduce la inflación.

Inflación que también se come la capacidad adquisitiva de las rentas salariales en el supermercado, el colegio de los niños, la ropa, … Por tanto, además de la hipoteca, al hipotecado medio le seguirán subiendo los otros precios.

" Además de la hipoteca, al hipotecado medio le seguirán subiendo los otros precios"

Por otra parte, los tipos de interés del BCE también aumentan por las subidas de tipos de la Reserva Federal americana y el Banco de Inglaterra. Si el BCE no los sube, el euro baja respecto al dólar y la inflación crece porque importamos energía y otras cosas en dólares.

No es sólo un problema del BCE. El Banco de Japón, que aún mantiene tipos ultra-bajos, no tendrá más remedio que subirlos para defender el yen que se está desplomando. Aunque hay expertos que ya anuncian moderación en las subidas de tipos de interés de los bancos centrales sus efectos tardarán en verse.

Ante ese panorama el hipotecado medio va al banco a transformar su préstamo de interés variable a fijo, para reducir incertidumbre. El 'amable funcionario' de banca le dice que ya no tienen esa modalidad de préstamo. En otra entidad le dicen que podrían pensarlo si acepta tipos por encima del 5%. Le entran escalofríos ¡Ay! ¡Pobre hipotecado medio!

[La hipoteca fija se hace casi inalcanzable: la banca impone ya intereses de hasta el 5%]

El hipotecado mira a su vecino que está de alquiler ¿Le envidia? ¡No! Porque en otro día en el ascensor le confesó que estaba pensando en comprar, con hipoteca por supuesto. ¡Pobrecito es un hipotecable!

El vecino vive alquilado. Como también es un ciudadano medio su alquiler es de unos 840 euros al mes (en el segundo trimestre de 2021 era la media de alquiler). Como la media mensual de la hipoteca es de 600 euros le interesa ser propietario. Para evitar incertidumbres también quiere un préstamo a tipo de interés fijo. Sin embargo, lo que encuentra ahora son tipos de interés variables o fijos tan altos que no puede aceptarlos.

El hipotecado y su vecino preguntan: ¿Qué podemos hacer?

Un experto les dice que, ya que no pueden influir en las decisiones del BCE, podrían elegir gobiernos que reduzcan los gastos públicos innecesarios. Es otra de las maneras de reducir la inflación: por disminución de la demanda pública. Entre eso y la reducción de la demanda privada por encarecimiento del crédito, la inflación bajaría más rápido. Entonces los bancos centrales no tendrían que subir tanto los intereses. Los hipotecados pagarían menos por sus préstamos y sus salarios no deteriorarían tanto su capacidad de compra.

Preguntan: ¿por qué no explicar esto a la población?

Los expertos responden: es demasiado complicado y el mensaje no llega a su destinatario con claridad. Sus contrarios lo acusan de capitalista y de que va contra lo público. Dos eslóganes que penetran bien en la opinión pública.  Además, los políticos no se atreven a hablar de reducir gastos ante una elección.

Así es la vida.

*** J. R. Pin es profesor del IESE.