Vista de un campo de trigo en Siria.

Vista de un campo de trigo en Siria. Anas Alkharboutli / dpa

BLUE MONDAYS

Hambruna y sostenibilidad, objetivos incompatibles

22 agosto, 2022 02:04

La semana pasada avanzaba en esta tribuna uno de los grandes riesgos que afronta el mundo y que, con la atención desviada a temas como la crisis energética y la inflación, de momento se mantiene entre bambalinas. Se trata del riesgo real de una catástrofe alimentaria.

Uno de los argumentos sobre los que se basa mi observación viene derivado de esa permanente cortina de humo que es la sostenibilidad. Entre esos pilares está el de reducir las emisiones de óxido nitroso, responsable principal junto al dióxido de carbono y el metano del llamado efecto invernadero.

La creciente demanda de alimentos y piensos en los últimos cincuenta años ha llevado a aumentar su liberación generando un conflicto entre no contaminar y alimentarse.

La consecuencia de reducir el uso de fertilizantes nitrogenados es conducir a la humanidad a un riesgo de hambruna masiva

Como cualquier guerra ridícula en la que el objetivo se define tan ampliamente como para garantizar una guerra sin final y, en última instancia, imposible de ganar, esta también tiene un aspecto fugaz. Uno de los objetivos son las emisiones de fuentes agrícolas y por ello se ha fijado la intención de reducirlas en un 30% para 2030.

Para la agricultura eso significa reducir el uso de fertilizantes nitrogenados. Siendo una aspiración muy loable, la consecuencia de reducir su uso es conducir a la humanidad a un riesgo de hambruna masiva.

Sin el uso de fertilizantes los agricultores se ven sometidos a una intensa presión ya que se están viendo obligados mantener cultivos poco o nada rentables por los costes mientras ven reducida la productividad.

Cada vez más cultivos son abandonados por esta cuestión mientras que la prohibición de usar fertilizantes solo agravará los problemas. Sri Lanka es un modesto, pero válido, ejemplo de la fallida decisión de prohibir los fertilizantes químicos generando una crisis que ha provocado el colapso del país.

El nitrógeno es el nutriente más importante para los cultivos. La invención del nitrógeno sintético es lo que permitió a la humanidad crecer de una población de menos de dos mil millones a casi ocho mil millones en un siglo. Para alimentar esa ingente masa hacen falta cultivos productivos y para ello se necesitan fertilizantes. Sin nitrógeno literalmente no hay comida.

Canadá es uno de los principales actores agrícolas a nivel mundial. Produce el 8% del trigo comercializable del mundo, el 10% de la cebada y más del 50% de la canola. Eso significa que es una potencia de exportación. Pero todo esto no es posible sin fertilizante nitrogenado. Bien, Canadá junto a otras muchas potencias occidentales ha decidido limitar su uso.

Reducir el uso de nitrógeno en un 30% no significa una reducción del 30% en el suministro de alimentos. Es mucho más. Ya no es solo la producción de alimentos sino la falta de recursos para la ganadería, por ejemplo. Reducir el uso de nitrógeno en un 30% y tendrá fallas en toda la cadena productiva y con ello el cierre total de numerosos productores.

El secado de suelo rico y productivo derivado de la sequía, hace cada vez más complicado acceder a este elemento fundamental para sostener la producción alimentaria por lo que es necesario el uso de fertilizantes dada la menor superficie productiva disponible.

Las consecuencias de la inflación no van a desaparecer en algunas rúbricas

Si agricultores y ganadores abandonan la producción por quiebra, los desastres ecológicos son más abundantes y la producción pasa a estar cada vez más regulada, solo podemos esperar una cosa: pasar de la alimentación sostenible a la planificación total de la producción.

No son pocos los expertos que ya empiezan a levantar la voz sobre el hecho de que las grandes fortunas privadas y los gobiernos serán quienes explicarán que esto es necesario.

Hasta entonces escuchamos de manera sistemática que la actual producción no es sostenible por ser contaminantes.

Las consecuencias de la inflación no van a desaparecer en algunas rúbricas. Nos espera un mercado alcista en los precios agrícolas, ahora simplemente por el componente energético, pero más adelante por la escasez. Mientras la inseguridad alimentaria mundial crece sin parar, irónicamente invertir de forma contraria a la sostenibilidad puede ser más rentable que hacerlo según sus dictados. Curioso ejemplo.

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